Aclaración: Bueno todos los personajes y los libros que leen pertenecen
a Jo Rowling, yo solo lo traspaso a un blog para que puedan leerlo de una
manera diferente con las intervenciones de ciertos personajes pertenecientes a
ella.
Harry Potter y el Prisionero de Azkaban
Capitulo XV: "La final de Quidditch"
Después de que Hagrid se tranquilizara, mientras mcGonagall
le palmeaba el gigantesco hombro como un consuelo poco convincente, Dumbledore
se puso en pie.
-Creo que al Señor Malfoy le toca leer- Draco extendió la
mano resignado, pero el anciano negó con la cabeza- Lucius Malfoy.
-¿Por qué yo tengo que leer esa porq...-Astoria le dio un
codazo, Lucius la miró indignado.
-Lea esa cosa o lo dejo sin nieto y el apellido Malfoy se va
al tubo. Compórtese.
Draco miró a Astoria con gracia, era la única persona que
había conocido que le hablaba de esa manera desfachatada al hombre que le había
atemorizado durante tantos años. Lucius,
con cara de poco amigos, tomó el libro que Dumbledore hizo levitar hasta él.
—Me ha enviado esto
—dijo Hermione, tendiéndoles la carta. Harry la cogió. El pergamino estaba
húmedo; las gruesas lágrimas habían emborronado tanto la tinta que la lectura
se hacía difícil en muchos lugares.
Querida Hermione:
Hemos perdido. Me
permitirán traerlo a Hogwarts, pero van a fijar la fecha del sacrificio. A
Buckbeak le ha gustado Londres. Nunca olvidaré toda la ayuda que nos has
proporcionado.
Hagrid
Hagrid se estremeció, al borde de las lagrimas.
-Hombre, ya te han dicho que no se muere- recordó McGonagall
exasperada.
—No pueden hacerlo
—dijo Harry—. No pueden. Buckbeak no es peligroso.
—El padre de Malfoy
consiguió atemorizar a la Comisión para que tomaran esta determinación —dijo
Hermione secándose los ojos—. Ya sabéis cómo es. Son unos viejos imbéciles y
los asustó. Pero podremos recurrir. Siempre se puede. Aunque no veo ninguna
esperanza... Nada cambiará.
Lucius se concentró en las palabras para ignorar todas las
miradas de odio que estaba recibiendo.
—Sí, algo cambiará —dijo
Ron, decidido—. En esta ocasión no tendrás que hacer tú sola todo el trabajo.
Yo te ayudaré.
—¡Ron!
Hermione le echó los
brazos al cuello y rompió a llorar.
Ron sonrió levemente, con el paso de los años había
descubierto que Hermione, a pesar de ser una chica ruda, necesitaba que él la
abrazara y la dejara llorar.
-Mira ese Ronnie, tan pequeñajo y ya se le arrojaban las
chicas a sus brazos- se burló Fred.
Ron, totalmente aterrado, le dio unas palmadas
torpes en la cabeza. Hermione se apartó por fin.
Bill rodó los ojos, Ron siempre tan sensible.
—Ron, de verdad, siento
muchísimo lo de Scabbers —sollozó.
—Bueno, ya era muy
viejo —dijo Ron, aliviado de que ella se hubiera soltado—. Y era algo inútil.
Quién sabe, a lo mejor ahora mis padres me compran una lechuza.
_
Las medidas de seguridad impuestas a los
alumnos después de la segunda intrusión de Black impedían que Harry, Ron y
Hermione visitaran a Hagrid por las tardes. La única posibilidad que tenían de
hablar con él eran las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas.
Hagrid parecía
conmocionado por el veredicto.
—Todo fue culpa mía.
Me quedé petrificado. Estaban todos allí con sus togas negras, y a mí se me
caían continuamente las notas y se me olvidaron todas las fechas que me habías
buscado, Hermione. Y entonces se levantó Lucius Malfoy, soltó su discurso y la
Comisión hizo exactamente lo que él dijo...
-Rata de alcantarilla- murmuró Arthur -Y luego se atreve a
decir que nosotros deshonramos a los magos. Debería de caérsele la cara antes
de hablar mal de nuestra familia, pobres
y traidores- dijo la palabra con
burla- pero honrados.
—¡Todavía podemos
apelar! —dijo Ron con entusiasmo—. ¡No tires la toalla! ¡Estamos trabajando en
ello!
Volvían al castillo
con el resto de la clase. Delante podían ver a Malfoy, que iba con Crabbe y
Goyle, y miraba hacia atrás de vez en cuando, riéndose.
Draco miró avergonzado a Astoria, merlín lo salve, Astoria
era tan sensible que hasta vegetariana era, ¿como había terminado él con una
niña como Astoria? Ella era demasiado para él.
-Lo siento, Tory.
-Draco, yo sé lo que eras y lo que eres ahora.
-Sigo siendo el mismo gamberro malcriado.
-Tienes buen corazón Draco, por algo estoy contigo.
—No servirá de mucho,
Ron —le dijo Hagrid con tristeza, al llegar a las escaleras del castillo—.
Lucius Malfoy tiene a la Comisión en el bolsillo. Sólo me aseguraré de que el
tiempo que le queda a Buckbeak sea el más feliz de su vida. Se lo debo...
Hagrid dio media
vuelta y volvió a la cabaña, cubriéndose el rostro con el pañuelo.
—¡Miradlo cómo llora!
Malfoy, Crabbe y
Goyle habían estado escuchando en la puerta.
—¿Habíais visto
alguna vez algo tan patético? —dijo Malfoy—. ¡Y pensar que es profesor nuestro!
-Ron, no.
Hermione lo tomó del codo, justo cuando el pelirrojo iba a
levantarse.
-¿Qué? Hermione el hurón desteñido se lo merece.
-Ron, tenía trece años. Le dijimos a los presentes que no
juzgaran hasta terminar y tú que sabes cómo termino ¿pretendes darle una
paliza?
Harry y Ron fueron
hacia ellos, pero Hermione llegó antes:
¡PLAF!
-Y además yo se la di- murmuró Hermione con una sonrisa de
suficiencia.
-Oh por los calzones de Merlín- Fabian comenzó a aplaudir-
¡ESO ES NIÑA!
-¡POR ESO ERES NUESTRA CUÑADA!- Fred y George le estrecharon
la mano con admiración, mientras Sirius se descostillaba de risa junto con
James.
Dio a Malfoy una
bofetada con todas sus fuerzas. Malfoy se tambaleó. Harry; Ron, Crabbe y Goyle
se quedaron atónitos en el momento en que Hermione volvió a levantar la mano.
—¡No te atrevas a
llamar «patético» a Hagrid, so puerco... so malvado...!
—¡Hermione! —dijo Ron
con voz débil, intentando sujetarle la mano.
—Suéltame, Ron.
-¿Por qué quieres pararla? Estamos esperando esto desde que
conocimos a esa lagartija- bufó James.
-James, le llevas veinte años al niño.
-Ahora yo lo veo bastante crecidito, podría pegarle.
-James, no...Además ya se encargó Hermione-concluyó con una
sonrisita.
Hermione sacó la
varita. Malfoy se echó hacia atrás. Crabbe y Goyle lo miraron atónitos, sin
saber qué hacer.
—Vámonos —musitó
Malfoy. Y en un instante, los tres desaparecieron por el pasadizo que conducía
a las mazmorras.
—¡Hermione! —dijo Ron
de nuevo, atónito por la sorpresa.
—¡Harry, espero que
le ganes en la final de quidditch! —dijo Hermione chillando—. ¡Espero que
ganes, porque si gana Slytherin no podré soportarlo!
-¿Estas segura que no te quieres quedar conmigo, muñequita?-
Insinuó Sirius moviendo las cejas.
-Sirius estoy embarazada de Ron.
-Le teñimos el pelo de negro, nadie notara la diferencia.
-¿Te caíste de la cuna cuando naciste o te tiraron de cabeza
al retrete? - preguntó Marlene, Canuto le sacó la lengua infantilmente.
—Hay que ir a Encantamientos
—dijo Ron, mirando todavía a Hermione con los ojos como platos.
-Y ahí Cupido te dio con el mazo- se burló Ginny.
-Con las flechas. Cupido tiraba flechas- corrigió Harry.
-¿Has visto a mi hermano? Nada más suave que un mazo lo hace
reaccionar.
Subieron aprisa hacia
la clase del profesor Flitwick.
—¡Llegáis tarde,
muchachos! —dijo en tono de censura el profesor Flitwick, cuando Harry abrió la
puerta del aula—. ¡Vamos, rápido, sacad las varitas! Vamos a trabajar con encantamientos
estimulantes. Ya se han colocado todos por parejas.
Harry y Ron fueron
aprisa hasta un pupitre que había al fondo y abrieron las mochilas. Ron miró a
su alrededor.
—¿Dónde se ha puesto
Hermione?
Harry también echó un
vistazo. Hermione no había entrado en el aula, pero Harry sabía que estaba a su
lado cuando había abierto la puerta.
—Es extraño —dijo
Harry mirando a Ron—. Quizás... quizás haya ido a los lavabos...
Pero Hermione no
apareció durante la clase.
-¿Qué demonios?- Molly miró feo a su hermano- Bueno, lo
siento, ¿qué conejos ha pasado?
-Toda mujer tiene sus secretos- Dorcas pestañeó con fingida
coquetería- Pregúntenle a Lily, si no- La pelirroja rió, ganándose una mirada
curiosa de James.
—Pues tampoco le habría
venido mal a ella un encantamiento estimulante —comentó Ron, cuando salían del
aula para ir a comer; todos con una dilatada sonrisa. La clase de encantamientos
estimulantes los había dejado muy contentos.
Ron sonrió de lado, él sabía las cosas que estimulaban a Hermione.
Hermione tampoco apareció
por el Gran Comedor durante el almuerzo. Cuando terminaron el pastel de
manzana, el efecto de los encantamientos estimulantes se estaba perdiendo, y
Harry y Ron empezaban a preocuparse.
—¿No le habrá hecho
nada Malfoy? —comentó Ron mientras subían aprisa las escaleras hacia la torre
de Gryffindor.
Pasaron entre los
troles de seguridad, le dieron la contraseña («Pitapatafrita») a la señora
gorda
-¿En serio?- Andrómeda se rió- ¿Qué clase de contraseñas son
esas?
y entraron por el agujero del retrato para
acceder a la sala común.
Hermione estaba
sentada a una mesa, profundamente dormida, con la cabeza apoyada en un libro
abierto de Aritmancia. Fueron a sentarse uno a cada lado de ella. Harry le dio
con el codo para que despertara.
-Que delicado- regañó Lily.
—¿Qué... qué?
—preguntó Hermione, despertando sobresaltada y mirando alrededor con los ojos
muy abiertos—. ¿Es hora de marcharse? ¿Qué clase tenemos ahora?
—Adivinación, pero no
es hasta dentro de veinte minutos —dijo Harry—. Hermione, ¿por qué no has
estado en Encantamientos?
—¿Qué? ¡Oh, no!
—chilló Hermione—. ¡Se me olvidó!
-Le pegas a una serpiente, faltas a clases... me estoy enamorando-
Canuto fingió un suspiro.
-Si, chica rebelde, no juegues con nuestros corazones así o
Harry no nacerá- se sumó James.
Remus negó con la cabeza divertido mientras Hermione se
sonrojaba.
—Pero ¿cómo se te
pudo olvidar? —le preguntó Harry—. ¡Llegaste con nosotros a la puerta del aula!
—¡Imposible! —aulló
Hermione—. ¿Se enfadó el profesor Flitwick? Fue Malfoy. Estaba pensando en él y
perdí la noción de las cosas.
-Suele pasarle eso a las chicas- comentó Malfoy por lo bajo,
Astoria frunció el ceño.
—¿Sabes una cosa,
Hermione? —le dijo Ron, mirando el libro de Aritmancia que Hermione había
empleado como almohada—. Creo que estás a punto de estallar. Tratas de abarcar
demasiado.
—No, no es verdad
—dijo Hermione, apartándose el pelo de los ojos y mirando alrededor, buscando
la mochila infructuosamente—. Me he despistado, eso es todo. Lo mejor será que
vaya a ver al profesor Flitwick y me disculpe. ¡Os veré en Adivinación!
Se reunió con ellos
veinte minutos más tarde, todavía confusa, a los pies de la escalera que
llevaba a la clase de la profesora Trelawney.
—¡Aún no me puedo
creer que me perdiera la clase de encantamientos estimulantes! ¡Y apuesto a que
nos sale en el examen! ¡El profesor Flitwick me ha insinuado que puede salir!
-Tienes la maldita manía de querer usar una cucharada de
mantequilla para veinte panes y eso no es posible, Hermione- la castaña miró
confusa a Ron- ¡Tu eres la mantequilla!
-Genial Ron, la vida tiene más sentido con metáforas sobre
el desayuno- ironizó Ginny.
Subieron juntos y
entraron en la oscura y sofocante sala de la torre. En cada mesa había una
brillante bola de cristal llena de neblina nacarada. Harry, Ron y Hermione se
sentaron juntos a la misma mesa destartalada.
—Creía que no
veríamos las bolas de cristal hasta el próximo trimestre —susurró Ron, echando
a su alrededor una mirada, por si la profesora Trelawney estaba cerca.
—No te quejes, esto
quiere decir que ya hemos terminado con la quiromancia. Me ponía enfermo verla
dar respingos cada vez que me miraba la mano.
—¡Buenos días a
todos! —dijo una voz conocida y a la vez indistinta, y la profesora Trelawney
hizo su habitual entrada teatral, surgiendo de las sombras. Parvati y Lavender
temblaban de emoción, con el rostro encendido por el resplandor lechoso de su
bola de cristal—. He decidido que empecemos con la bola de cristal algo antes
de lo planeado —dijo la profesora Trelawney, sentándose de espaldas al fuego y
mirando alrededor—. Los hados me han informado de que en vuestro examen de
junio saldrá la bola, y quiero que recibáis suficientes clases prácticas.
-Parvati y Lavender eran tan irritantes en ocasiones- se
quejó Neville.
-Ya, pero eran guapas- recordó Seamus.
-¡Que no lo eran!- contradijeron Ginny y Hermione.
-Entiendo lo de Hermione pero ¿tú por qué?- Harry miró
desconcertado a Ginny.
-Fuiste al baile con ella.
-Y tú fuiste con Neville.
-Pero es el mi amigo.
-Y Parvati era mi amiga.
-No califica como amiga si quiere estar contigo.
-¿Quién dijo que ella quería estar conmigo?
-Ella, a media población femenina en aquel año.
Sirius carraspeó divertido.
-¿Problemitas de faldas cachorro?
-No ayudas Sirius.
Hermione dio un
bufido.
—Bueno, de verdad...
los hados le han informado... ¿Quién pone el examen? ¡Ella! ¡Qué predicción tan
asombrosa! —dijo, sin preocuparse de bajar la voz.
Era difícil saber si
la profesora Trelawney los había oído, ya que su rostro estaba oculto en las
sombras. Sin embargo, prosiguió como si no se hubiera enterado de nada.
—Mirar la bola de
cristal es un arte muy sutil —explicó en tono soñador—. No espero que ninguno
vea nada en la bola la primera vez que mire en sus infinitas profundidades.
Comenzaremos practicando la relajación de la conciencia y de los ojos externos
—Ron empezó a reírse de forma incontrolada y tuvo que meterse el puño en la
boca para ahogar el ruido—, con el fin de liberar el ojo interior y la
superconciencia. Tal vez, si tenéis suerte, algunos lleguéis a ver algo antes
de que acabe la clase.
-Oh no de nuevo- rezongó Hermione- tuve que aguantar estar
clases una vez, no de nuevo.
-Entiendo el sentimiento, pero hay que proseguir señorita
Granger- dijo McGonagall.
Y entonces
comenzaron. Harry; por lo menos, se sentía muy tonto mirando la bola de cristal
sin comprender; intentando vaciar la mente de pensamientos que continuamente
pasaban por ella, por ejemplo «qué idiotez».
Snape rodó los ojos, como si los Potter tuviesen mucho en el
cerebro.
No facilitaba las cosas el que Ron prorrumpiera
continuamente en risitas mudas ni que Hermione chascara la lengua sin parar; en
señal de censura.
—¿Habéis visto ya
algo? —les preguntó Harry después de mirar la bola en silencio durante un
cuarto de hora.
—Sí, aquí hay una
quemadura —dijo Ron, señalando la mesa con el dedo—. A alguien se le ha caído
la cera de la vela.
Fred, George y Bill rieron, mientras Percy negaba con la
cabeza.
—Esto es una horrible
pérdida de tiempo —dijo Hermione entre dientes—. En estos momentos podría estar
practicando algo útil. Podría ponerme al día en encantamientos estimulantes.
Acompañada por el
susurro de la falda, la profesora Trelawney pasó por su lado.
—¿Alguien quiere que
le ayude a interpretar los oscuros augurios de la bola mágica? —susurró con una
voz que se elevaba por encima del tintineo de sus pulseras.
—Yo no necesito ayuda
—susurró Ron—. Es obvio lo que esto quiere decir: que esta noche habrá mucha
niebla.
Harry y Hermione
estallaron en una carcajada.
Igual que el resto de los presentes.
Hermione sonrió divertida, había pocas personas en el mundo
que hicieran comentarios tan graciosamente desafortunados como Ron.
—¡Venga! —les llamó la
atención la profesora Trelawney, al mismo tiempo que todo el mundo se volvía
hacia ellos. Parvati y Lavender los miraban escandalizadas—. Estáis
perjudicando nuestras vibraciones clarividentes. —Se aproximó a la mesa de los
tres amigos y observó su bola de cristal. A Harry se le vino el mundo encima.
Imaginaba lo que pasaría a continuación—: ¡Aquí hay algo! —susurró la profesora
Trelawney, acercando el rostro a la bola, que quedó doblemente reflejada en sus
grandes gafas—. Algo que se mueve... pero ¿qué es?
McGonagall se pellizcó el puente de la nariz con
exasperación mientras Dumbledore la miraba divertido.
Harry habría apostado
todo cuanto poseía a que, fuera lo que fuese, no serían buenas noticias. En
efecto:
—Muchacho... —La
profesora Trelawney suspiró miran—do a Harry—. Está aquí, más claro que el
agua. Sí, querido muchacho... está aquí acechándote, aproximándose... el Gr...
—¡Por Dios santo!
—exclamó Hermione—. ¿Otra vez ese ridículo Grim?
-Te estás volviendo una chica mala, Herm- se mofó Fred - Ni
yo le he contestado de esa manera a un profesor, muy mal señorita Granger.
La profesora
Trelawney levantó sus grandes ojos hasta la cara de Hermione. Parvati susurró
algo a Lavender y ambas miraron a la muchacha. La profesora Trelawney se incorporó
y la contempló con ira.
—Siento decirte que
desde el momento en que llegaste a esta clase ha resultado evidente que careces
de lo que requiere el noble arte de la adivinación. En realidad, no recuerdo
haber tenido nunca un alumno cuya mente fuera tan incorregiblemente vulgar.
Hubo un momento de
silencio.
Lo mismo sucedía en el comedor.
-Déjeme decirle, señorita Granger, que cuando un profesor
acusa a un alumno de ser malo, el malo no es el alumno si no el profesor, todos
los alumnos pueden ser buenos con esfuerzo.
-Mírame a mí si no- agregó Neville con una sonrisa- un gran
profesor- le palmeó la espalda a Harry.
—Bien —dijo de
repente Hermione, levantándose y metiendo en la mochila su ejemplar de Disipar
las nieblas del futuro—. Bien —repitió, echándose la mochila al hombro y casi
derribando a Ron de la silla—, abandono. ¡Me voy!
Y ante el asombro de
toda la clase, Hermione se dirigió con paso firme hacia la trampilla, la abrió
de un golpe y se perdió escaleras abajo.
-Concuerdo que esa clase es una farsa- comentó Lily con
tacto- pero creo que te estas sobreexgiendo y eso se nota en tus reacciones,
estás al límite y no es sano.
La clase tardó unos
minutos en volver a apaciguarse. Parecía que la profesora Trelawney se había
olvidado por completo del Grim. Se volvió de repente desde la mesa de Harry y
Ron, respirando hondo a la vez que se subía el chal transparente.
—¡Aaaaah! —exclamó de
repente Lavender; sobresaltando a todo el mundo—. ¡Aaaah, profesora Trelawney,
acabo de acordarme! Usted la ha visto salir; ¿no es así, profesora? «En torno a
Semana Santa, uno de vosotros nos dejará para siempre.» Lo dijo usted hace
milenios, profesora.
La profesora
Trelawney le dirigió una amable sonrisa.
—Sí, querida. Ya
sabía que nos dejaría la señorita Granger. Una siempre tiene la esperanza, sin
embargo, de haber confundido los signos... El ojo interior puede ser una cruz,
¿sabéis?
-No es posible- Hermione soltó un bufido- si no fuera porque
sé lo que sé...
-¿Qué sabes?- James la miró curioso.
Harry carraspeó.
-Nada, nada importante por ahora.
Lavender y Parvati
parecían muy impresionadas y se apartaron para que la profesora Trelawney
pudiera ponerse en su mesa.
—Hermione se la está
buscando, ¿verdad? —susurró Ron a Harry, con expresión sobrecogida.
—Sí...
Harry miró en la bola
de cristal, pero no vio nada salvo niebla blanca formando remolinos. ¿De verdad
había vuelto a ver al Grim la profesora Trelawney? ¿Lo vería él? Lo que menos
falta le hacía era otro accidente casi mortal con la final de quidditch cada
vez más cerca.
James soltó una risita.
-Le parece más importante la final que morir, se nota que es
mi hijo.
-Yo no veo como algo positivo James- cortó Remus.
-Ni lo intentes- se resignó Lily.
****
Las vacaciones de
Semana Santa no resultaron lo qué se dice relajantes. Los de tercero nunca
habían tenido tantos deberes. Neville Longbottom parecía encontrarse al borde
del colapso nervioso y no era el único.
—¿A esto lo llaman vacaciones?
—gritó Seamus Finnigan una tarde, en la sala común—. Los exámenes están a mil
años de distancia, ¿qué es lo que pretenden?
-Hasta que aparezco, ya me extrañaba- comentó Seamus.
Pero nadie tenía
tanto trabajo como Hermione. Aun sin Adivinación, cursaba más asignaturas que
ningún otro. Normalmente era la última en abandonar por la noche la sala común
y la primera en llegar al día siguiente a la biblioteca. Tenía ojeras como
Lupin y parecía en todo momento estar a punto de echarse a llorar.
Todos comenzaban a mirar con preocupación a Hermione.
Ron le acarició el hombro, aun en día a Hermione le costaba
delegar y no intentar hacer todo, pero había superado esa etapa obsesiva que,
por suerte, no había vuelto a repetirse.
Ron se estaba
encargando de la apelación en el caso de Buckbeak. Cuando no hacía sus propios
deberes estaba enfrascado en enormes volúmenes que tenían títulos como Manual
de psicología hipogrífica o ¿Ave o monstruo? Un estudio de la brutalidad del
hipogrifo. Estaba tan absorto en el trabajo que incluso se olvidó de tratar mal
a Crookshanks.
Hermione se recargó en el pecho de Ron, así funcionaban
ellos, a veces tan mal que parecían no soportarse pero cuando se necesitaban
eran las personas más unidas que podías encontrar. Ron era leal, incondicional
y aplicado cuando valía la pena.
Harry, mientras
tanto, tenía que combinar sus deberes con el diario entrenamiento de quidditch,
por no mencionar las interminables discusiones de tácticas con Wood. El partido
entre Gryffindor y Slytherin tendría lugar el primer sábado después de las vacaciones
de Semana Santa. Slytherin iba en cabeza y sacaba a Gryffindor doscientos puntos
exactos.
Los Gryffindor abuchearon mientras los pocos Slytherin
presentes ponían los ojos en blanco.
Esto significaba,
como Wood recordaba a su equipo constantemente, que necesitaban ganar el
partido con una ventaja mayor; si querían ganar la copa. También significaba
que la responsabilidad de ganar caía sobre Harry en gran medida, porque
capturar la snitch se recompensaba con ciento cincuenta puntos.
-No es bueno que lo presionen tanto- se quejó Molly.
—Así, si les sacamos
una ventaja de cincuenta puntos, no tienes más que cogerla —decía Wood a Harry
todo el tiempo—. Sólo si les llevamos más de cincuenta puntos, Harry, porque de
lo contrario ganaremos el partido pero perderemos la copa. Lo has comprendido,
¿verdad? Tienes que atrapar la snitch sólo si estamos...
—¡YA LO SÉ, OLIVER!
—gritó Harry.
-Carácter pelirrojo a la vista- comentó Sirius, guiñándole
un ojo a Lily.
Toda la casa de
Gryffindor estaba obsesionada por el partido. Gryffindor no había ganado la
copa de quidditch desde que el legendario Charlie Weasley (el segundo de los
hermanos de Ron) había sido buscador.
Charlie hizo una reverencia.
Pero Harry dudaba de
que alguien de Gryffindor; incluido Wood, tuviera tantas ganas de ganar como él.
Harry y Malfoy se odiaban más que nunca. A Malfoy aún le dolía el barro que
había recibido en Hogsmeade, y le había puesto furioso que Harry se hubiera
librado del castigo. Harry no había olvidado el intento de Malfoy de sabotearle
en el partido contra Ravenclaw, pero era el asunto de Buckbeak lo que le daba
más ganas de vencer a Malfoy delante de todo el colegio.
-¿Cómo es que no se están acuchillando ahora?- preguntó
Marlene con curiosidad.
-Porque no es lo correcto, ¿qué ejemplo voy a darle a mis
hijos? No quiero ser como mi padre y Snape odiándose hasta la tumba, no le veo
sentido.
James se sintió avergonzado, pero Lily le dedicó una
profunda a mirada a Harry, fuera de lo orgullosa que se sentía de él no pasó
por alto el detalle, Snape y James, ambos, en sus tumbas. No habían sido ellos
los únicos en morir. Severus no había sobrevivido. Y a pesar de todo, le dolió.
Nadie recordaba un
partido precedido de una atmósfera tan cargada. Cuando las vacaciones
terminaron, la tensión entre los equipos y entre sus respectivas casas estaba
al rojo. En los corredores estallaban pequeñas peleas que culminaron en un
desagradable incidente en el que un alumno de cuarto de Gryffindor y otro de
sexto de Slytherin terminaron en la enfermería con puerros brotándoles de las
orejas.
Sirius sonrió, el había comenzado con lo de los puerros en
las orejas cuando estaba en segundo. Remus lo miró con cierto regaño, sabía lo
que el ojigris estaba pensando y Lunático había sido la primera víctima
accidental de ese torpe hechizo.
Harry lo pasaba
especialmente mal. No podía ir a las aulas sin que algún Slytherin sacara la
pierna y le pusiera la zancadilla. Crabbe y Goyle aparecían continuamente donde
estaba él, y se alejaban arrastrando los pies, decepcionados, al verlo rodeado
de gente. Wood había dado instrucciones para que Harry fuera acompañado a todas
partes, por si los de Slytherin trataban de quitarlo de en medio. Toda la casa
de Gryffindor aceptó la misión con entusiasmo, de forma que a Harry le
resultaba imposible llegar a tiempo a las clases porque estaba rodeado de una
inmensa y locuaz multitud. Estaba más preocupado por la seguridad de su Saeta
de Fuego que por la suya propia. Cuando no volaba en ella, la tenía guardada
con llave en su baúl, y a menudo volvía corriendo a la torre de Gryffindor para
comprobar que seguía allí.
-Dios santo- bufó Lily- ¿es eso necesario acaso?- James
abrió los ojos sorprendido- ¡No me refiero a que cuiden a Harry! Me refiero a
si es necesario TANTO...entusiasmo por un tonto partido.
-¿Un tonto partido?- se quejaron James, Charlie y Harry a
coro- ¡Era una final contra Slytherin!- Lily levantó las manos en defensa, no
había forma de darle cordura a esos locos por la pelotita dorada.
La víspera del
partido por la noche, en la sala común de Gryffindor, se abandonaron todas las
actividades habituales. Incluso Hermione dejó sus libros.
—No puedo trabajar;
no me puedo concentrar —dijo nerviosa.
Había mucho ruido. Fred
y George Weasley habían reaccionado a la presión alborotando y gritando más que
nunca.
-¿Recuerdan el día antes de que empezaran Hogwarts?- comentó
Bill a Percy y Charlie que soltaron un bufido.
-No fue para tanto- se defendió Fred.
-Subieron a Ginny arriba del techo- la pelirroja rió.
-Fue genial, agarré a
Errol.
-Era una lechuza, las lechuzas vuelan, no tenías que dejar
que te suban al techo a buscarla- la pelirroja se encogió de hombros.
-Tenía sentido cuando George me lo explicó.
-¿Te lo explicó?
-Sí, cuando ya estaba arriba del techo.
Harry y Ron rieron, mientras Molly regañaba a los gemelos
por arriesgar de esa manera a su hermanita.
Oliver Wood estaba
encogido en un rincón, encima de una maqueta del campo de quidditch, y con su
varita mágica movía figurillas mientras hablaba consigo mismo. Angelina, Alicia
y Katie se reían de las gracias de Fred y George. Harry estaba sentado con Ron
y Hermione, algo alejado del barullo, tratando de no pensar en el día
siguiente, porque cada vez que lo hacía le acometía la horrible sensación de
que algo grande se esforzaba por salir de su estómago.
—Vas a hacer un buen
partido —le dijo Hermione, aunque en realidad estaba aterrorizada.
—¡Tienes una Saeta de
Fuego! —dijo Ron.
—Sí —admitió Harry.
Fue un alivio cuando
Wood, de repente, se puso en pie y gritó:
—¡Jugadores! ¡A la
cama!
-No pueden decirme que esto es normal- Sirius calló a Lily
con un movimiento de mano y la pelirroja entrecerró los ojos.
-Lo siento cuñadita.
-Luego James es el pollerudo.
Harry no durmió bien.
Primero soñó que se había quedado dormido y que Wood gritaba: «¿Dónde te habías
metido? ¡Tuvimos que poner a Neville en tu puesto!» Luego soñó que Malfoy y el
resto del equipo de Slytherin llegaban al terreno de juego montados en
dragones.
Ron rió.
-Irónico considerando que nosotros...
-Ron, cállate.
Volaba a una velocidad de vértigo, tratando de
evitar las llamaradas de fuego que salían de la boca de la cabalgadura de
Malfoy, cuando se dio cuenta de que había olvidado la Saeta de Fuego. Se cayó
en el aire y se despertó con un sobresalto.
-Tienes unos sueños tan raros- Mary arrugó la nariz- ¿es que
no puedes soñar que estas desnudo o que te persigue alguien? Ese es el tipo de
pesadillas que tenemos todos.
-Harry desnudo no es una pesadilla- corrigió Ginny con una
sonrisa pícara.
-Estas embarazada pelirroja, nos queda claro- cortó Canuto
moviendo las cejas.
Tardó unos segundos
en comprender que el partido aún no había empezado, que él estaba metido en la
cama, y que al equipo de Slytherin no lo dejarían jugar montado en dragones.
Tenía mucha sed. Lo más en silencio que pudo, se levantó y fue a servirse un
poco de agua de la jarra de plata que había al pie de la ventana.
Los terrenos del
colegio estaban tranquilos y silenciosos. Ni un soplo de viento azotaba la copa
de los árboles del bosque prohibido. El sauce boxeador estaba quieto y tenía un
aspecto inocente. Las condiciones para el partido parecían perfectas.
Charlie se tronó los dedos, se venía algo bueno.
Harry dejó el vaso y
estaba a punto de volverse a la cama cuando algo le llamó la atención. Un
animal que no podía distinguir bien rondaba por el plateado césped.
Harry corrió hasta su
mesilla, cogió las gafas, se las puso y volvió a la ventana a toda prisa.
Esperaba que no se tratara del Grim. No en aquel momento, horas antes del
partido.
Miró los terrenos con
detenimiento y tras un minuto de ansiosa búsqueda volvió a verlo. Rodeaba el
bosque... no era el Grim ni mucho menos: era un gato. Harry se apoyó aliviado
en el alféizar de la ventana al reconocer aquella cola de brocha. Sólo era
Patizambo.
Pero... ¿sólo era
Crookshanks?
Todos miraban desconfiados al libro, conociendo a Harry, no
podía ser algo tan sencillo como un gato. Había algo más.
Harry aguzó la vista
y pegó la nariz al cristal de la ventana. Crookshanks estaba inmóvil. Harry
estaba seguro de que había algo más moviéndose en la sombra de los árboles. Un
instante después apareció: un perro negro, peludo y gigante que caminaba con
sigilo por el césped.
James soltó una risa ronca.
-Menudo lío esta montándose ese perro tonto.
-Ese perro tonto hacía lo que podía-se ofendió Sirius.
-¿Qué tanto por un cucho?- Remus silenció el barullo.
-Dejen leer que ya entenderán todo.
Lunático miro tenso a su yo adulto, ¿se sabría que él era
licántropo?...¿tendría que dejar Hogwarts?
Crookshanks corría a su lado. Harry observó
con atención. ¿Qué significaba aquello? Si Crookshanks también veía al perro,
¿cómo podía ser un augurio de la muerte de Harry?
-¿Qué con el gato?- susurró James confuso.
-Tenía pocos recursos y el bicho era agradable...para ser
gato. Además era astuto.
—¡Ron! —susurró
Harry—. ¡Ron, despierta!
—¿Mmm?
—¡Necesito que me
digas si puedes ver una cosa!
—Está todo muy
oscuro, Harry —dijo Ron con esfuerzo—. ¿A qué te refieres?
—Ahí abajo...
Harry volvió a mirar
por la ventana.
Crookshanks y el
perro habían desaparecido. Harry se subió al alféizar para ver si estaban
debajo, junto al muro del castillo. Pero no estaban allí. ¿Dónde se habrían
metido?
-¿No eran imaginaciones, verdad?- preguntó Andrómeda- Se que
estabas estresado y medio dormido, pero hay algo con ese perro, ese per...-los
ojos grises fueron directo a su primo- Canis
Major. (Aclaración, Sirius es la estrella más brillante del cielo y parte de la
constelación Canis Major, Sirius es conocida como la estrella perro).
-Tardaste en entenderlo primita.
-¿Cómo es posible?
-Ya se sabrá todo.
Un fuerte ronquido le
indicó que Ron había vuelto a dormirse.
-Siempre tan considerado- ironizó Fred.
Harry y el resto del
equipo de Gryffindor fueron recibidos con una ovación al entrar por la mañana
en el Gran Comedor. Harry no pudo dejar de sonreír cuando vio que los de las
mesas de Ravenclaw y Hufflepuff también les aplaudían.
Los nombrados sonrieron, si Slytherin era relegado es porque
ellos habían elegido separarse y mirar con desdén al resto de las casas.
Siempre era motivante patearle el trasero a unas viboritas presumidas.
Los de Slytherin les
silbaron al pasar. Malfoy estaba incluso más pálido de lo habitual.
Wood se pasó el
desayuno animando a sus jugadores a que comieran, pero él no probó nada. Luego
les metió prisa para ir al campo antes de que los demás terminaran. Así
podrían hacerse una idea de las condiciones. Cuando salieron del Gran Comedor;
volvieron a oír aplausos.
—¡Buena suerte,
Harry! —le gritó Cho Chang. Harry se puso colorado.
Ginny soltó una palabrota y se ganó una mala mirada de sus
padres.
—Muy bien..., el
viento es insignificante. El sol pega algo fuerte y puede perjudicarnos la
visión. Tened cuidado. El suelo está duro, nos permitirá un rápido despegue.
Wood recorrió el terreno
de juego, mirando a su alrededor y con el equipo detrás. Vieron abrirse las
puertas del castillo a lo lejos y al resto del colegio aproximándose al campo.
—¡A los vestuarios!
—dijo Wood escuetamente. Nadie habló mientras se cambiaban y se ponían la
túnica escarlata. Harry se preguntó si se sentirían como él: como si hubiera
desayunado algo vivo. Antes de que se dieran cuenta, Wood les dijo:
—¡Ha llegado el
momento! ¡Adelante...!
-¿Sin discurso? Normalmente los capitanes dan discursos
motivacionales- comentó Charlie extrañado.
-O en el caso de James amenazan con bromas crueles durante
todo el año si pierden.
-Lo mío nunca han sido los discursos- reflexionó Harry.
-Lo sé cariño- Ginny le acarició el cabello crespo de la
nuca- vences a voldemort pero tienes pánico escénico.
-Eres la persona más rara que he conocido en mi vida.
-¿Es el hijo de estos dos que esperabas?- James y Lily
miraron feo a Marlene que se hizo la desentendida.
Salieron al campo
entre el rugido de la multitud. Tres cuartas partes de los espectadores
llevaban escarapelas rojas, agitaban banderas rojas con el león de Gryffindor o
enarbolaban pancartas con consignas como «ÁNIMO, GRYFFINDOR» y «LA COPA PARA
LOS LEONES». Detrás de la meta de Slytherin, sin embargo, unas doscientas
personas llevaban el verde; la serpiente plateada de Slytherin brillaba en sus
banderas. El profesor Snape se sentaba en la primera fila, de verde como todos
los demás y con una sonrisa macabra.
-¿En serio? Nunca vi a Snivellus con algo que no sea negro.
Creo que te odia más a ti que al arcoiris, bien hecho cachorro.
—¡Y aquí llegan los
de Gryffindor! —comentó Lee Jordan, que hacía de comentarista, como de
costumbre—. ¡Potter, Bell, Johnson, Spinnet, los hermanos Weasley y Wood!
Ampliamente reconocido como el mejor equipo que ha visto Hogwarts desde hace
años.
Gryffindor entero vitoreó como si se tratara de su propio
equipo mientras los gemelos y Harry alzaban los brazos recibiendo el aplauso
orgullosos.
Los comentarios de
Lee fueron ahogados por los abucheos de la casa de Slytherin—. ¡Y ahora entra
en el terreno de juego el equipo de Slytherin, encabezado por su capitán Flint!
Ha hecho algunos cambios en la alineación y parece inclinarse más por el tamaño
que por la destreza. —Más abucheos de los hinchas de Slytherin. Harry, sin
embargo, pensó que Lee tenía razón. Malfoy era el más pequeño del equipo de
Slytherin. Los demás eran enormes.
—¡Capitanes, daos la
mano! —ordenó la señora Hooch.
Flint y Wood se
aproximaron y se estrecharon la mano con mucha fuerza, como si intentaran
quebrarle al otro los dedos.
-Conozco el sentimiento- suspiró Ron, casi no sentía el
meñique desde la última vez que había saludado a Krum.
—¡Montad en las
escobas! —dijo la señora Hooch—. Tres... dos... uno...
El silbato quedó
ahogado por el bramido de la multitud, al mismo tiempo que se levantaban en el
aire catorce escobas. Harry sintió que el pelo se le disparaba hacia atrás. Con
la emoción del vuelo se le pasaron los nervios. Miró a su alrededor. Malfoy
estaba exactamente detrás. Harry se lanzó en busca de la snitch.
-Cincuenta puntos, recuerda- James cruzaba los dedos.
—Y Gryffindor tiene
el quaffle. Alicia Spinnet, de Gryffindor; con el quaffle, se dirige hacia la
meta de Slytherin. Alicia va bien encaminada. Ah, no. Warrington intercepta el
quaffle. Warrington, de Slytherin, rasgando el aire. ¡ZAS! Buen trabajo con la
bludger por parte de George Weasley. Warrington deja caer el quaffle Lo coge
Johnson. Gryffindor vuelve a tenerlo. Vamos, Angelina. Un bonito quiebro a
Montagne. ¡Agáchate, Angelina, eso es una bludger! ¡HA MARCADO! ¡DIEZ A CERO
PARA GRYFFINDOR!
-¡ESO ES!- Todos, menos los pocos Slytherin, festejaron.
Angelina golpeó el
aire con el puño, mientras sobrevolaba el extremo del campo. El mar escarlata
que se extendía debajo de ella vociferaba de entusiasmo.
—¡AY!
Angelina casi se cayó
de la escoba cuando Marcus Flint chocó contra ella.
-¡Eso es jugar sucio!- vociferó Sirius, McGonagall en lugar
de callarlo, asintió.
—¡Perdón! —se
disculpó Flint, mientras la multitud lo abucheaba—. ¡Perdona, no te vi!
Un momento después,
Fred Weasley lanzó el bate hacia la nuca de Flint. La nariz de Flint dio en el
palo de su propia escoba y comenzó a sangrar.
-¡ESO ES SOBRINO!- gritó Fabian- DURO CONTRA EL TROL.
—¡Basta! —gritó la
señora Hooch, metiéndose en medio a toda velocidad—. ¡Penalti para Gryffindor
por un ataque no provocado sobre su cazadora! ¡Penalti para Slytherin por
agresión deliberada contra su cazador!
-¡No fue una agresión! ¡Fue devolverle la amabilidad!- se
defendió Fred.
—¡No diga tonterías,
señora! —gritó Fred. Pero la señora Hooch pitó y Alicia retrocedió para lanzar
el penalti.
—¡Vamos, Alicia!
—gritó Lee en medio del silencio que de repente se había hecho entre el
público— SÍ, HA BATIDO AL GUARDAMETA! ¡VEINTE A CERO PARA GRYFFINDOR!
Otro griterío se desató. Mientras Lucius paraba de leer para
soltar maldiciones, ¿en serio él tenía que leer esta porquería de partido?
Harry se dio la
vuelta y vio que Flint, que seguía sangrando, volaba hacia delante para
ejecutar el penalti. Wood estaba delante de la portería de Gryffindor; con las
mandíbulas apretadas.
—¡Wood es un soberbio
guardameta! —dijo Lee Jordan a la multitud, mientras Flint aguardaba el silbato
de la señora Hooch—. ¡Soberbio! Será muy difícil parar este golpe, realmente
muy difícil... ¡SÍ! ¡NO PUEDO CREERLO! ¡LO HA PARADO!
-¡ESO OLIVER! ¡YO LO INCORPORÉ AL EQUIPO! ¡ESE ES MI
GUARDÍAN!- Gritó Charlie con orgullo, mientras la mesa aplaudía. Estaban tan
excitados y emocionados como si ellos estuvieran viendo el partido.
Aliviado, Harry se
alejó como una bala, buscando la snitch, pero asegurándose al mismo tiempo de
que no se perdía ni una palabra de lo que decía Lee. Era esencial mantener a
Malfoy apartado de la snitch hasta que Gryffindor sacara a Slytherin más de
cincuenta puntos.
—Gryffindor tiene el
quaffle, no, lo tiene Slytherin. ¡No! ¡Gryffindor vuelve a tenerlo, y es Katie
Bell, Katie Bell lleva el quaffle! Va rápida como un rayo... ¡ESO HA SIDO
INTENCIONADO!
Montague, un cazador
de Slytherin, había hecho un quiebro delante de Katie y en vez de coger el
quaffle, le había cogido a ella la cabeza. Katie dio una voltereta en el aire y
consiguió mantenerse en la escoba, pero dejó caer el quaffle.
-¡Eso ni siquiera es disimulable!- Lily se quejó indignada-
¿No hay una tarjeta roja?
-¿Tarjeta roja?- James la miró confuso.
-Cuando un jugador comete una falta grave en el f...en el
deporte de muggles, se le saca una tarjeta roja y se echa del campo, y no puede
remplazarlo nadie.
-Pelirroja, si hicieran eso Slytherin terminaría perdiendo
por quedarse sin jugadores.
El silbato de la
señora Hooch volvió a sonar; mientras se dirigía a Montague gritándole. Un
minuto después, Katie metía otro gol de penalti al guardameta de Slytherin.
—¡TREINTA A CERO!
¡CHÚPATE ÉSA, TRAMPOSO!
Gritos de júbilo y algunas maldiciones de alegría se
escucharon en el comedor de parte de las tres mesas llenas.
—¡Jordan, si no
puedes comentar de manera neutral...!
—¡Lo cuento como es,
profesora!
Harry sintió un
vuelco de emoción. Acababa de ver la snitch. Brillaba a los pies de uno de los
postes de la meta de Gryffindor. Pero aún no debía cogerla. Y si Malfoy la
veía...
Simulando una
expresión de concentración repentina, dio la vuelta con la Saeta de Fuego y se
dirigió a toda velocidad hacia el extremo de Slytherin. Funcionó. Malfoy fue
tras él como un bólido, creyendo que Harry había visto la snitch en aquel
punto.
Lucius fulminó con la mirada a su hijo, niñato idiota,
demasiada soberbia y poco cerebro.
¡ZUUUM!
Una de las bludgers,
desviada por Derrick, el gigantesco golpe ador de Slytherin, se aproximó y le
pasó a Harry rozando el oído derecho. Al momento siguiente...
¡ZUUUM!
La segunda bludger le
había arañado el codo. El otro golpeador; Bole, se aproximaba.
Harry vio fugazmente
a Bole y a Derrick, que se acercaban muy aprisa con los bates en alto.
En el último segundo
viró con la Saeta, y Bole y Derrick se dieron un batacazo.
Gryffindor rió exageradamente, para remarcar la humillante
manera en que Slytherin pensaba ganar.
—¡Ja,ja,ja! —rió Lee
Jordan mientras los dos golpeadores de Slytherin se separaban y alejaban,
tambaleándose y agarrándose la cabeza—. Es una lástima, chicos. ¡Tendréis que
espabilar mucho para vencer a una Saeta de Fuego! Y Gryffindor vuelve a tener
el quaffle, porque Johnson lo ha recogido. Flint va a su lado. ¡Métele el dedo
en el ojo, Angelina! ¡Era una broma, profesora, era una broma! ¡Oh, no! ¡Flint
lleva el quaffle, va volando hacia la meta de Gryffindor! ¡Ahora, Wood,
párala!
Pero Flint ya había
marcado. Hubo un ovación en la parte de Slytherin y Lee lanzó una expresión
tan malsonante que la profesora McGonagall quiso quitarle el megáfono mágico.
Gryffindor miró con cariño a la profesora, firme y severa
sentía tanto amor por su casa y sus alumnos como poco maestros han sido capaces
de sentir.
—¡Perdón, profesora,
perdón! ¡No volverá a ocurrir! Veamos, Gryffindor va ganando por treinta a diez
y ahora Gryffindor está en posesión del quaffle.
Se estaba
convirtiendo en el partido más sucio que Harry había jugado. Indignados porque
Gryffindor se hubiera adelantado tan pronto en el marcador; los de Slytherin
estaban recurriendo a cualquier medio para apoderarse del quaffle.
-Estupidos Slytherin, ¿Serpientes? RATAS RASTRERAS ESO ES LO
QUE SON- gritó Canuto, secundado por los gritos indignados de los Gryffindor,
Ravenclaw y Hufflepuff.
Bole golpeó a Alicia
con el bate y arguyó que la había confundido con una bludger. George Weasley,
para vengarse, dio a Bole un codazo en la cara. La señora Hooch castigó a los
dos equipos con sendos penaltis, y Wood logró evitar otro tanto espectacular;
consiguiendo que la puntuación quedara en 40 a 10 a favor de Gryffindor.
La snitch había
vuelto a desaparecer. Malfoy seguía de cerca a Harry, mientras éste sobrevolaba
el campo de juego buscándola. En cuanto Gryffindor le sacara a Slytherin
cincuenta puntos...
En el comedor no volaba una mosca, todos estaban cruzando
los dedos, atentos a la lectura y solo hablaban para soltar alguna palabrota
por los trucos sucios que Slytherin usaba.
Katie marcó: 50 a 10.
Fred y George Weasley bajaron en picado para situarse a su lado, con los bates
en alto por si a alguno de Slytherin se le ocurría tomar represalias. Bole y
Derrick aprovecharon la ausencia de Fred y George para lanzar a Wood las dos
bludgers. Le dieron en el estómago, primero una y después la otra. Wood dio una
vuelta en el aire, sujetándose a la escoba, sin resuello.
La señora Hooch
estaba fuera de sí.
—¡Sólo se puede
atacar al guardameta cuando el quaffle está dentro del área! —gritó a Boyle y a Derrick—. ¡Penalti
para Gryffindor!
Y Angelina marcó: 60
a 10. Momentos después, Fred Weasley lanzaba a Warrington una bludger,
quitándole el quaffle de las manos. Alicia la cogió y volvió a marcar: 70 a 10.
-Bien, Harry, tu puedes- James miró a su hijo.
-No lo presiones James.
-No lo presiono, se de lo que es capaz, él puede.
La afición de
Gryffindor estaba ronca de tanto gritar. Gryffindor sacaba sesenta puntos de
ventaja. Y si Harry cogía la snitch, la copa era suya. Harry notaba que
cientos de ojos seguían sus movimientos mientras sobrevolaba el campo por
encima del nivel de juego, con Malfoy siguiéndolo a toda velocidad.
Y entonces la vio: la
snitch brillaba a siete metros por encima de él.
Harry aceleró con el
viento rugiendo en sus orejas. Estiró la mano, pero de repente la Saeta de
Fuego redujo la velocidad.
Horrorizado, miró
alrededor. Malfoy se había lanzado hacia delante, había cogido la cola de la
Saeta y tiraba de ella.
—¡Serás...!
-¡Esa es una artimaña muy sucia rubio oxigenado!- gritó
Marlene enfurecida- ¡Si serás insoportable tú...tú...
-Hurón- sugirió Ron, para finalizar el insulto.
-¿Hurón?- Dorcas lo miró confundida.
-Tendrá sentido en el próximo libro.
Harry estaba lo
bastante enfadado para golpear a Malfoy, pero no lo podía alcanzar. Malfoy
jadeaba por el esfuerzo de sujetar la Saeta de Fuego, pero tenía un brillo de
malicia en los ojos. Había logrado lo que quería: la snitch había vuelto a
desaparecer.
—¡Penalti! ¡Penalti a
favor de Gryffindor! ¡Nunca he visto tácticas semejantes! —chilló la señora Hooch, saliendo disparada
hacia el punto donde Malfoy volvía montar en su Nimbus 2.001.
~¡SO CERDO, SO
TRAMPOSO! —gritaba Lee Jordan por el megáfono, alejándose de la profesora
McGonagall—. ¡ASQUEROSO HIJ. ..!
La profesora
McGonagall ni siquiera se molestó en decirle que se callara.
-¡Vamos Minnie! Esta enfurecida, pégale a Snape- animó
Sirius.
-No voy a pegarle a Snape, señor Black.
-Yo me refería el verde del libro, pero si quiere con este
yo le ayudo.
-No vamos a pegarle a nadie señor Black.
La verdad es que
levantaba el puño en dirección a Malfoy. Se le había caído el sombrero y
también ella gritaba furiosa.
Alicia lanzó el
penalti de Gryffindor; pero estaba tan enfadada que lo envió fuera. El equipo
de Gryffindor perdía concentración, y los de Slytherin, entusiasmados por la
falta de Malfoy contra Harry, cada vez se atrevían a más.
—Slytherin en
posesión del quaffle, Slytherin se dirige a la meta... Montague marca —gruñó
Lee—: 70 a 20 a favor de Gryffindor...
Harry marcaba en ese
momento a Malfoy desde tan cerca que sus rodillas chocaban. Harry no iba a
dejar que Malfoy se acercara a la snitch...
—¡Quítate de en
medio, Potter! —gritó Malfoy con enojo, e intentó dar la vuelta, pero encontró
a Harry bloqueándole el paso.
-Ya claro, espera que vaya a darte permiso- Fabian puso los
ojos en blanco- no les da ni para el juego sucio.
—Angelina Johnson
coge el quaffle. ¡Vamos, Angelina! ¡VAMOS!
Harry miró a su
alrededor. Excepto Malfoy, todos los jugadores de Slytherin, incluido el
guardameta, habían salido disparados contra Angelina. Iban a bloquearla.
Harry dio la vuelta a
la Saeta de Fuego, se agachó hasta quedar paralelo al palo de la escoba y se
lanzó hacia delante. Como una bala, se dirigió en dirección a los de Slytherin.
—¡VOOOOOY!
Se dispersaron cuando
la Saeta de Fuego se lanzó contra ellos como un torpedo. El camino de Angelina
quedó despejado.
—¡HA MARCADO!, ¡HA
MARCADO! ¡Gryffindor en cabeza por 80 a 20!
Harry, que casi salió
despedido hacia las gradas, frenó en el aire bruscamente, dio la vuelta y
regresó veloz al centro del campo.
-Que belleza de escoba- suspiró embelesado Charlie, como
estaban todos los amantes de quidditch.
Y entonces vio algo
como para pararle el corazón. Malfoy bajaba a toda velocidad con una expresión
de triunfo en la cara. Allí, a unos metros del suelo, había un resplandor
dorado.
Harry orientó hacia
abajo el rumbo de su saeta, pero Malfoy le llevaba muchísima ventaja.
—¡Vamos!, ¡vamos!,
¡vamos! —dijo para espolear a la escoba. Ya reducía la distancia...
Harry se pegó al palo
de la escoba cuando Bole le lanzó una bludger... estaba ya ante los tobillos de
Malfoy... a su misma altura...
Harry se echó hacia
delante, soltando las dos manos de la escoba. Desvió de un golpe el brazo de
Malfoy y..
—¡SÍ!
Recuperó la
horizontal, con la mano en el aire, y el estadio se vino abajo. Harry
sobrevoló a la multitud con un extraño zumbido en los oídos. La pequeña pelota
dorada estaba fuertemente sujeta en su puño, batiendo las alas
desesperadamente contra sus dedos.
El gran comedor estalló en un rugido de júbilo, se levantaron
de sus asientos para abrazarse y festejar como si tuvieran la copa frente a
ellos.
Lucius tiró el libro al suelo.
-No pienso seguir leyendo.
Astoria lo recogió, miró reprobativamente a su suegro y se
acomodó para leer.
Wood se acercó a él a
toda velocidad, casi cegado por las lágrimas; cogió por el cuello a Harry y
sollozó en su hombro irrefrenablemente. Harry sintió dos golpes en la espalda
cuando Fred y George se acercaron. Luego oyó las voces de Angelina, Alicia y
Katie:
—¡Hemos ganado la
copa! ¡Hemos ganado la copa!
Atrapado en un abrazo
colectivo, el equipo de Gryffindor bajó a tierra dando gritos con la voz
quebrada.
Los grupos de hinchas
del equipo escarlata saltaban ya las barreras y entraban en el terreno de juego.
Multitud de manos palmeaban las espaldas de los jugadores. Harry estaba
aturdido por el ruido y la multitud de cuerpos que lo apretaban. La afición
los subió en hombros a él y al resto del equipo. Cuando pudo ver algo, vio a
Hagrid cubierto de escarapelas rojas:
—¡Los has vencido,
Harry! ¡Los has vencido! ¡Cuando se lo cuente a Buckbeak...!
-¡ESE ES MI CACHORRO!- Sirius le besó la coronilla de pura
felicidad mientras James casi le arranca el hombro para abrazarlo, incluso
Remus lo felicitó efusivamente.
Allí estaba Percy,
dando saltos como un loco, olvidado de su dignidad. La profesora McGonagall
sollozaba incluso más sonoramente que Wood, y se secaba los ojos con una enorme
bandera de Gryffindor. Y allí, abriéndose camino hacia Harry; se encontraban
Ron y Hermione. No podían articular palabra. Se limitaron a sonreír mientras
Harry era conducido a las gradas, donde Dumbledore esperaba de pie, con la
enorme copa de quidditch.
Si hubiera habido un
dementor por allí... Mientras Wood le pasaba la copa a Harry, sin dejar de
sollozar; mientras la elevaba en el aire, Harry pensó que podía materializar al
patronus más robusto del mundo.
Dumbledore no silenció el bullicio, a pesar de ser un
director que pretendía ser imparcial, no podía negar lo mucho que le alegraba
que Gryffindor hubiese ganado, le palmeó la espalda a una, realmente muy feliz,
minerva y dejó que el éxtasis adolescente llenara cada rincón del comedor.
Ya podrían leer más capítulos más adelante.
Wow... Genial... Amo tu fic y estoy esperando mañana!!!!
ResponderEliminarBesos y abrazos
-N-
Nox
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe gusto. Actualiza más seguido. Cual es la segunda parte? Y el lunes vas a subir otro cap?
ResponderEliminarGracias por el trabajp
ResponderEliminarDecir que amo tu trabajo, es poco para lo que en verdad siento por el trabajo que estas realizando.
ResponderEliminarEspero que nunca de los nunca abandones lo que estas haciendo. Aunque sea la primera vez que dejo un comentario, de lo cual tengo una escusa, debo admitir que a cada rato ando entrando a tu pagina para poder ver si ya has actualizado.
Enserio disfruto con lo que haces.
Nos leemos.
Me encanta tu fic!! 😍😍
ResponderEliminaresperando impaciente el siguiente capitulo, me esta gustando mucho
ResponderEliminarOh dios! espero que no tardes en actualizar el cap :D !
ResponderEliminarEsta super emocionante
¡Maravilloso!, realmente genial. Te lo juro me he desvelado mas de 3 noches por leer cada uno de tus capitulos y lamento no haber comentado hasta ahora pero es que tus historias son tan ashjahjs que simplemente no puedo parar de leer.
ResponderEliminarPor favor actualiza, me estoy muriendo por saber que va a pasar, como van a reaccionar, es todo tan ladnkwdn
ResponderEliminarEspero que la sigas pronto!! Amo tus novelas. Y disfruto mucho de estas.
ResponderEliminarme encnato espeo subas la cotni pronto porque l oame nos leemos en el proxio capi byee ^^
ResponderEliminarMe encanto, siguela porfa ����
ResponderEliminar-Lumos-
ResponderEliminarAmooo la historia!!! Es la milésima vez que la leo y no puedo creer lo mucho que me encanta!!! Porfis continuala, te juro q no podría aguantar si no actualizas más, te juro que amo tus fics... son los mejores.
-Nox-