Aclaración: Bueno todos los personajes y los libros que leen pertenecen a Jo Rowling, yo solo lo traspaso a un blog para que puedan leerlo de una manera diferente con las intervenciones de ciertos personajes pertenecientes a ella.
Espero disfruten, recuerden que voy subiendo las partes del capítulo en la misma entrada.
Harry Potter y el Prisionero de Azkaban
Capitulo IX: "La derrota"
Todos miraban a Sirius con reproche, pero el ojigris se
escondió detrás del libro.
-¿Quien prefieres que te golpee?- preguntó James.
-Eh, yo no he hecho nada todavía- se defendió canuto- fue su
culpa.
-Traicionarte a ti mismo es triste- criticó Sirius.
-Comienza a leer de una vez, Sirius, haber que otro desastre
haces.
-El capitulo se llama "La derrota"
El profesor
Dumbledore mandó que los estudiantes de Gryffindor volvieran al Gran Comedor;
donde se les unieron, diez minutos después, los de Ravenclaw, Hufflepuff y
Slytherin. Todos parecían confusos.
-¿Todos los alumnos de Hogwarts de noche en el comedor?
¿Porque esas cosas solo suceden en esa época?- se quejó James.
—Los demás profesores
y yo tenemos que llevar a cabo un rastreo por todo el castillo —explicó el
profesor Dumbledore, mientras McGonagall y Flitwick cerraban todas las puertas
del Gran Comedor—. Me temo que, por vuestra propia seguridad, tendréis que
pasar aquí la noche. Quiero que los prefectos monten guardia en las puertas del
Gran Comedor y dejo de encargados a los dos Premios Anuales.
-Ya decía yo que Black terminaría por colapsar el colegio- murmuró
McGonagall pellizcándose el puente de la nariz.
Comunicadme cualquier
novedad —añadió, dirigiéndose a Percy, que se sentía inmensamente orgulloso—.
Avisadme por medio de algún fantasma. —El profesor Dumbledore se detuvo antes
de salir del Gran Comedor y añadió—: Bueno, necesitareis...
Con un movimiento de
la varita, envió volando las largas mesas hacia las paredes del Gran Comedor.
Con otro movimiento, el suelo quedó cubierto con cientos de mullidos sacos de
dormir rojos.
-¿Se imaginan si hubiese pasado eso este año?- Lily suspiró.
-Hubiese pasado toda una noche de mi vida gritándole a James
que no quiero dormir con él, que no tiene que protegerme de nada y que se vaya
a la...
-Bueno pelirroja, creo que ya quedo claro- cortó James
indignado.
—Felices sueños —dijo
el profesor Dumbledore, cerrando la puerta.
-Claro, un asesino serial en el colegio... seguro que
desearles dulces sueños los relajara mucho- ironizó Marlenne.
El Gran Comedor
empezó a bullir de excitación. Los de Gryffindor contaban al resto del colegio
lo que acababa de suceder.
—¡Todos a los sacos!
—gritó Percy—. ¡Ahora mismo, se acabó la charla! ¡Apagaré las luces dentro de
diez minutos!
-Aburrido- se quejó Fred.
-No es aburrido, hay cientos de niños que se creen en
peligro, alguien debe no entrar en pánico y poner un poco de orden- corrigió
Bill.
—Vamos —dijo Ron a
Hermione y a Harry. Cogieron tres sacos de dormir y se los llevaron a un
rincón.
—¿Creéis que Black
sigue en el castillo? —susurró Hermione con preocupación.
—Evidentemente,
Dumbledore piensa que es posible —dijo Ron.
—Es una suerte que
haya elegido esta noche, ¿os dais cuenta? —dijo Hermione, mientras se metían
vestidos en los sacos de dormir y se apoyaban en el codo para hablar—. La única
noche que no estábamos en la torre...
-Esta buscando algo- dedujo Lunatico- o alguien, pero no es
un alumno.- ya empezaba a dudar sobre la atención puesta sobre Scabbers y la
falta de Peter, pero no podía decir nada, James nunca aceptaría desconfiar de
un amigo.
—Supongo que con la
huida no sabrá en qué día vive —dijo Ron—. No se ha dado cuenta de que es
Halloween. De lo contrario, habría entrado aquí a saco.
Hermione se estremeció.
A su alrededor todos
se hacían la misma pregunta:
—¿Cómo ha podido
entrar?
-Soy un merodeador, conozco Hogwarts como la palma de mi
mano, no importa que tanta seguridad pusieran, yo podría entrar- explicó
Canuto.
—A lo mejor sabe cómo
aparecerse —dijo un alumno de Ravenclaw que estaba cerca de ellos—. Cómo salir
de la nada.
—A lo mejor se ha
disfrazado —dijo uno de Hufflepuff, de quinto curso.
—Podría haber entrado
volando—sugirió Dean Thomas.
—Hay que ver; ¿es que
soy la única persona que ha leído Historia de Hogwarts? —preguntó Hermione a
Harry y a Ron, perdiendo la paciencia.
-Lo mas probable- Hermione miró feo a Dorcas.
—Casi seguro —dijo
Ron—. ¿Por qué lo dices?
—Porque el castillo
no está protegido sólo por muros —indicó Hermione—, sino también por todo tipo
de encantamientos para evitar que nadie entre furtivamente. No es tan fácil
aparecerse aquí. Y quisiera ver el disfraz capaz de engañar a los dementores.
Vigilan cada una de las entradas a los terrenos del colegio. Si hubiera entrado
volando, también lo habrían visto. Filch conoce todos los pasadizos secretos y
estarán vigilados.
-Ese viejo gruñón no conoce ni la mitad- se burló George.
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—¡Voy a apagar las
luces ya! —gritó Percy—. Quiero que todo el mundo esté metido en el saco y
callado.
Todas las velas se
apagaron a la vez. La única luz venía de los fantasmas de color de plata, que
se movían por todas partes, hablando con gravedad con los prefectos, y del
techo encantado, tan cuajado de estrellas como el mismo cielo exterior. Entre
aquello y el cuchicheo ininterrumpido de sus compañeros, Harry se sintió como
durmiendo a la intemperie, arrullado por la brisa.
-Suena agradable- varios miraron a Hermione como si se
hubiese vuelto loca- No eso, acampar, es agradable.
Cada hora aparecía por
el salón un profesor para comprobar que todo se hallaba en orden. Hacia las
tres de la mañana, cuando por fin se habían quedado dormidos muchos alumnos,
entró el profesor Dumbledore.
-Como si Harry fuera a dormirse con la curiosidad que tiene-
se rió Ginny- era obvio que iba a saber más que el resto.
Harry vio que iba
buscando a Percy, que rondaba por entre los sacos de dormir amonestando a los
que hablaban. Percy estaba a corta distancia de Harry, Ron y Hermione, que
fingieron estar dormidos cuando se acercaron los pasos de Dumbledore.
-¿Califica como la primera vez que durmieron juntos?-
preguntó Fabian.
-No lo sé, ¿que importa?
-¡Si importa! ¡¿Ronald como puedes decir que no
importa?!-Ron fulminó con la mirada a su tío, que solo sonrió de lado.
-Los hombres con mujeres embarazadas son tan predecibles.
—¿Han encontrado
algún rastro de él, profesor? —le preguntó Percy en un susurro.
—No. ¿Por aquí todo
bien?
—Todo bajo control,
señor.
—Bien. No vale la pena
moverlos a todos ahora. He encontrado a un guarda provisional para el agujero
del retrato de Gryffindor. Mañana podrás llevarlos a todos.
—¿Y la señora gorda,
señor?
—Se había escondido en
un mapa de Argyllshire del segundo piso. Parece que se negó a dejar entrar a
Black sin la contraseña, y por eso la atacó.
-Sirius ¿en serio?- Lily lo miró con desesperación, como si
regañara a un niño pequeño por tirar la comida por decima vez.
-¡No es mi culpa! Estaba desnutrido, cansado, con doce años
de prisión encima, queriendo...- recibió una mirada cautelosa de Hermione-
terminar lo que quería hacer y la señora gorda se puso a decirme, con su voz
jodidamente chillona, que no iba a dejarme pasar, solo me desquicie- James, con
más intensidad que cualquiera, lo miró con profunda pena.
Sigue muy consternada, pero en cuanto se
tranquilice le diré al señor Filch que restaure el lienzo.
Harry oyó crujir la
puerta del salón cuando volvió a abrirse, y más pasos.
—¿Señor director?
—Era Snape. Harry se quedó completamente inmóvil, aguzando el oído—. Hemos registrado
todo el primer piso. No estaba allí. Y Filch ha examinado las mazmorras.
Tampoco ha encontrado rastro de él.
-Oh vamos, ¿Quejicus y Filch? Me ofenden- se quejó Canuto.
—¿Y la torre de
astronomía? ¿Y el aula de la profesora Trelawney? ¿Y la pajarera de las
lechuzas?
—Lo hemos registrado
todo...
—Muy bien, Severus.
La verdad es que no creía que Black prolongara su estancia aquí.
—¿Tiene alguna idea
de cómo pudo entrar; profesor? —preguntó Snape.
Harry alzó la cabeza
ligeramente, para desobstruirse el otro oído.
—Muchas, Severus,
pero todas igual de improbables.
Sirius miró a Dumbledore con la ceja alzada.
-¿Me creía culpable?
-Inocente hasta demostrar lo contrario Sirius, no existe
ninguna prueba de tu culpabilidad, pero dependen de mi la seguridad de muchos
niños, no puedo exponerlos a mis hipotesis, bien podrías ser una injusticia o
un asesino, había que contemplar todas.
Harry abrió un poco
los ojos y miró hacia donde se encontraban ellos. Dumbledore estaba de espaldas
a él, pero pudo ver el rostro de Percy, muy atento, y el perfil de Snape, que
parecía enfadado.
—¿Se acuerda, señor
director; de la conversación que tuvimos poco antes de... comenzar el curso?
—preguntó Snape, abriendo apenas los labios, como para que Percy no se enterara.
Percy frunció el ceño.
—Me acuerdo, Severus
—dijo Dumbledore. En su voz había como un dejo de reconvención.
—Parece... casi
imposible... que Black haya podido entrar en el colegio sin ayuda del interior.
Expresé mi preocupación cuando usted señaló...
-Culpable o no, yo no dejaría que Sirius entrara al
castillo, estaba demasiado desequilibrado como para que entrara, además- agregó
cortando la queja de Sirius- buscado como es por la ley, era una estupidez
absoluta meterse en un lugar repleto de gente y rodeado de dementores.
-él ES una estupidez absoluta- Canuto le sacó la lengua a Marlene que le devolvió el gesto.
—No creo que nadie de
este castillo ayudara a Black a entrar —dijo Dumbledore en un tono que dejaba
bien claro que daba el asunto por zanjado. Snape no contestó—. Tengo que bajar
a ver a los dementores. Les dije que les informaría cuando hubiéramos terminado
el registro.
—¿No quisieron
ayudarnos, señor? —preguntó Percy.
—Sí, desde luego
—respondió Dumbledore fríamente—. Pero me temo que mientras yo sea director;
ningún dementor cruzará el umbral de este castillo.
Los adultos asintieron conformes con esta decisión.
Percy se quedó un
poco avergonzado. Dumbledore salió del salón con rapidez y silenciosamente.
Snape aguardó allí un momento, mirando al director con una expresión de profundo
resentimiento.
Severus, en la mesa de slytherin, encogió un poco sus delgados hombros cuando la
mirada intensa de Dumbledore cayó sobre él.
Luego también él se
marchó.
Harry miró a ambos
lados, a Ron y a Hermione. Tanto uno como otro tenían los ojos abiertos,
reflejando el techo estrellado.
—¿De qué hablaban?
—preguntó Ron.
-Típico.
Durante los días que
siguieron, en el colegio no se habló de otra cosa que de Sirius Black. Las
especulaciones acerca de cómo había logrado penetrar en el castillo fueron cada
vez más fantásticas; Hannah Abbott, de Hufflepuff, se pasó la mayor parte de la
clase de Herbología contando que Black podía transformarse en un arbusto
florido.
Neville negó con la cabeza divertido, ante los delirios de
su novia. Mientras canuto esbozaba una mueca.
Habían quitado de la
pared el lienzo rasgado de la señora gorda y lo habían reemplazado con el
retrato de sir Cadogan y su pequeño y robusto caballo gris.
-¿Uno peor no había?- preguntó Charlie.
-No creo que después de eso algún otro quiera el puesto.
Esto no le hacía a
nadie mucha gracia. Sir Cadogan se pasaba la mitad del tiempo retando a duelo a
todo el mundo, y la otra mitad inventando contraseñas ridículamente complicadas
que cambiaba al menos dos veces al día.
-Que incordio- se quejó Alice- ya de por si es difícil
recordarlas, cambiándolas todo el tiempo...me volvería loca.
—Está loco de remate
—le dijo Seamus Finnigan a Percy, enfadado—. ¿No hay otro disponible?
—Ninguno de los demás
retratos quería el trabajo —dijo Percy—. Estaban asustados por lo que le ha
ocurrido a la señora gorda. Sir Cadogan fue el único lo bastante valiente para
ofrecerse voluntario.
-Valiente, impulsivo o estúpido- sugirió Gideon.
Lo que menos
preocupaba a Harry era sir Cadogan. Lo vigilaban muy de cerca. Los profesores
buscaban disculpas para acompañarlo por los corredores, y Percy Weasley
(obrando, según sospechaba Harry, por instigación de su madre) le seguía los
pasos por todas partes, como un perro guardián extremadamente pomposo. Para
colmo, la profesora McGonagall lo llamó a su despacho y lo recibió con una
expresión tan sombría que Harry pensó que se había muerto alguien.
-Como si le quedara alguien más para morir- murmuró Lucius
con malicia.
—No hay razón para que
te lo ocultemos por más tiempo, Potter —dijo muy seriamente—. Sé que esto te va
a afectar; pero Sirius Black...
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—Ya sé que va detrás
de mí —dijo Harry, un poco cansado.
-Harry no seas malagradecido, quieren protegerte- regañó
Lily.
— Oí al padre de Ron
cuando se lo contaba a su mujer. El señor Weasley trabaja para el Ministerio de
Magia.
La profesora
McGonagall se sorprendió mucho.
-Le dices muy tranquilamente que un asesino serial te
persigue y que te da igual, como para que no se sorprenda- bufó Ginny.
Miró a Harry durante un instante y dijo:
—Ya veo. Bien, en ese
caso comprenderás por qué creo que no debes ir por las tardes a los
entrenamientos de quidditch. Es muy arriesgado estar ahí fuera, en el campo,
sin más compañía que los miembros del equipo...
-¡NO!- algunas personas casi se caen del asiento por el
sobresalto ante semejante grito al unisono de los amantes de quidditch.
—¡El sábado tenemos
nuestro primer partido —dijo Harry, indignado—. ¡Tengo que entrenar; profesora!
La profesora
McGonagall meditó un instante. Harry sabía que ella deseaba que ganara el
equipo de Gryffindor; al fin y al cabo, había sido ella la primera que había
propuesto a Harry como buscador. Harry aguardó conteniendo el aliento.
—Mm... —la profesora
McGonagall se puso en pie y observó desde la ventana el campo de quidditch, muy
poco visible entre la lluvia—. Bien, te aseguro que me gustaría que por fin
ganáramos la copa... De todas formas, Potter; estaría más tranquila si un
profesor estuviera presente. Pediré a la señora Hooch que supervise tus
sesiones de entrenamiento.
-Eres el consentido de Minnie- se burló Sirius- no puede
negarte nada. Y yo que creí que teníamos algo especial- dramatizo, con una mano
en el pecho- me has cambiado.
-Cállese Black, no tendríamos ninguno de esos problemas si
usted hiciera las cosas como deben hacerse.
-Uno no puede confesar su amor sin que lo maltraten-
murmuró, victimizándose.
· · ·
El tiempo empeoró
conforme se acercaba el primer partido de quidditch. Impertérrito, el equipo de
Gryffindor entrenaba cada vez más, bajo la mirada de la señora Hooch. Luego, en
la sesión final de entrenamiento que precedió al partido del sábado, Oliver
Wood comunicó a su equipo una noticia no muy buena:
—¡No vamos a jugar
contra Slytherin! —les dijo muy enfadado—. Flint acaba de venir a verme. Vamos
a jugar contra Hufflepuff.
-¿Desde cuando los equipos manejan eso?- se quejó Charlie.
—¿Por qué?
—preguntaron todos.
—La excusa de Flint
es que su buscador aún tiene el brazo lesionado —dijo Wood, rechinando con
furia los dientes—. Pero está claro el verdadero motivo: no quieren jugar con
este tiempo, porque piensan que tendrán menos posibilidades...
-Malditas serpientes rastreras- murmuró Ron con desdén.
Durante todo el día
había soplado un ventarrón y caído un aguacero, y mientras hablaba Wood se oía
retumbar a los truenos.
—¡No le pasa nada al brazo
de Malfoy! —dijo Harry furioso—. Está fingiendo.
—Lo sé, pero no lo
podemos demostrar —dijo Wood con acritud—. Y hemos practicado todos estos
movimientos suponiendo que íbamos a jugar contra Slytherin, y en su lugar
tenemos a Hufflepuff, y su estilo de juego es muy diferente. Tienen un nuevo
capitán buscador; Cedric Diggory...
Las visitas se tensaron. Especialmente Harry, hacía ya
varios años que no oía el nombre de Cedric.
De repente, Angelina,
Alicia y Katie soltaron una carcajada.
—¿Qué? —preguntó
Wood, frunciendo la frente anta aquella actitud.
—Es ese chico alto y
guapo, ¿verdad? —preguntó Angelina.
George frunció el ceño indignado.
-Por muy guapo que sea, Harry le bajo la novia- comentó Fred,
divertido por la cara de su gemelo.
-¿Cachorrito, algo por lo que deba sentirme orgulloso de
ti?- preguntó Sirius con una sonrisa traviesa.
-No, nada importante, una estupidez, nada memorable y muy
desagradable- respondió atolondrado, ante la mirada de enojo contenido de
Ginny.
—¡Y tan fuerte y
callado! —añadió Katie, y volvieron a reírse.
—Es callado porque no
es lo bastante inteligente para juntar dos palabras —dijo Fred—. No sé qué te
preocupa, Oliver. Los de Hufflepuff son pan comido. La última vez que jugamos
con ellos, Harry cogió la snitch al cabo de unos cinco minutos, ¿no os
acordáis?
James sonrió. Todo el talento de un Potter.
—¡Jugábamos en
condiciones muy distintas! —gritó Wood, con los ojos muy abiertos—. Diggory ha
mejorado mucho el equipo. ¡Es un buscador excelente! ¡Ya sospechaba que os lo
tomaríais así! ¡No debemos confiarnos! ¡Hay que tener bien claro el objetivo!
¡Slytherin intenta pillarnos desprevenidos! ¡Hay que ganar!
-¿Soy yo o esta insanamente obsesionado?- preguntó Dorcas.
-Creo que va un pelín mas lejos que fanatismo- aceptó Bill,
algo preocupado por cuanto Wood presionaría a Harry y sus hermanos en
semejantes condiciones.
—Tranquilízate,
Oliver —dijo Fred alarmado—. Nos tomamos muy en serio a Hufflepuff. Muy en
serio.
Ted Tonks sonrió conforme con el comentario.
El día anterior al
partido, el viento se convirtió en un huracán y la lluvia cayó con más fuerza
que nunca. Estaba tan oscuro dentro de los corredores y las aulas que se
encendieron más antorchas y faroles. El equipo de Slytherin se daba aires,
especialmente Malfoy.
—¡Ah, si mi brazo
estuviera mejor! —suspiraba mientras el viento golpeaba las ventanas.
-Idiota- ambos Sirius emitieron la palabra con
sincronización.
Harry no tenía sitio
en la cabeza para preocuparse por otra cosa que el partido del día siguiente.
Entre clase y clase, Oliver Wood se le acercaba a toda prisa para darle
consejos. La tercera vez que sucedió, Wood habló tanto que Harry se dio cuenta
de pronto de que llegaba diez minutos tarde a la clase de Defensa Contra las
Artes Oscuras, y echó a correr mientras Wood le gritaba:
—¡Diggory tiene un
regate muy rápido, Harry! Tendrás que hacerle una vaselina...
Harry frenó al llegar
a la puerta del aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, la abrió y entró
apresuradamente.
—Lamento llegar tarde,
profesor Lupin. Yo...
-Si sobrevivió a nosotros, no le molestará que llegues unos
minutos tarde- tranquilizó James.
Pero no era Lupin
quien lo miraba desde la mesa del profesor; era Snape.
-Eso es un problema.
—La clase ha
comenzado hace diez minutos, Potter. Así que creo que descontaremos a
Gryffindor diez puntos. Siéntate.
Pero Harry no se
movió.
—¿Dónde está el
profesor Lupin? —preguntó.
—No se encuentra bien
para dar clase hoy —dijo Snape con una sonrisa contrahecha—. Creo que te he
dicho que te sientes.
Pero Harry permaneció
donde estaba.
—¿Qué le ocurre?
Lupin no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa ante la
preocupación de Harry por él.
A Snape le brillaron
sus ojos negros.
—Nada que ponga en peligro
su vida —dijo como si deseara lo contrario—. Cinco puntos menos para Gryffindor
y si te tengo que volver a decir que te sientes serán cincuenta.
-Quejicus y su...- Marlene y Lily rodaron los ojos mientras
Canuto insultaba a Snape y toda su ascendencia.
Harry se fue despacio
hacia su sitio y se sentó. Snape miró a la clase.
—Como decía antes de
que nos interrumpiera Potter, el profesor Lupin no ha dejado ninguna
información acerca de los temas que habéis estudiado hasta ahora...
—Hemos estudiado los
boggarts, los gorros rojos, los kappas y los grindylows —informó Hermione rápidamente—, y estábamos
a punto de comenzar...
—Cállate —dijo Snape
fríamente—. No te he preguntado. Sólo comentaba la falta de organización del
profesor Lupin.
Minerva miró con reprobación a Snape.
—Es el mejor profesor
de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos tenido—dijo Dean Thomas con atrevimiento,
y la clase expresó su conformidad con murmullos. Snape puso el gesto más
amenazador que le habían visto.
Lunatico escuchaba con sorpresa y orgullo como sus
estudiantes apreciaban y atendían a sus clases.
—Sois fáciles de complacer.
Lupin apenas os exige esfuerzo... Yo daría por hecho que los de primer curso
son ya capaces de manejarse con los gorros rojos y los grindylows. Hoy
veremos...
Harry lo vio hojear
el libro de texto hasta llegar al último capítulo, que debía de imaginarse que
no habían visto.
—... los hombres lobo
—concluyó Snape.
Lunático, con el resto de los merodeadores, se tensó. Y
miraron con desagrado a Snape.
-Siempre metiendo su nariz ganchuda y su pelo grasiento
donde no le incumbe.
-James...- Remus intentó tranquilizar los animos.
-No Remus, se metió contigo y ningún Slytherin de pacotilla
se meterá con uno de mis amigos.
—Pero profesor —dijo
Hermione, que parecía incapaz de contenerse—, todavía no podemos llegar a los
hombres lobo. Está previsto comenzar con los hinkypunks...
—Señorita Granger
—dijo Snape con voz calmada—, creía que era yo y no tú quien daba la clase.
Ahora, abrid todos el libro por la página 394.—Miró a la clase—: Todos. Ya.
Con miradas de
soslayo y un murmullo de descontento, abrieron los libros.
James y Canuto miraron amenazadoramente a Snape. Ese bicho
de las artes oscuras se estaba metiendo con su amigo y su problema peludo.
-James, él aun no a hecho nada...no de lo que dice el libro
al menos- detuvo Lily.
-¿Porque lo defiendes?
-No lo defiendo, pero las cosas deben ser justas y no sería
justo castigarlo por algo que no ha hecho.
—¿Quién de vosotros
puede decirme cómo podemos distinguir entre el hombre lobo y el lobo auténtico?
Todos se quedaron en
completo silencio. Todos excepto Hermione, cuya mano, como de costumbre, estaba
levantada.
—¿Nadie? —preguntó
Snape, sin prestar atención a Hermione. La sonrisa contrahecha había vuelto a
su rostro—. ¿Es que el profesor Lupin no os ha enseñado ni siquiera la
distinción básica entre...?
-Nunca en todos mis años he visto a un hombre tan poco
aceptable para ser profesor! ¡Cruel y abusivo de su poder, además de injusto
y...!
-Minerva- Albus detuvo la critica con suavidad y firmeza-
estoy completa y totalmente seguro que si Severus se encuentra en ese lugar, es
porque tengo mis buenas razones.
-Espero las tengas, porque ese seudo profesor se mete con
mis alumnos y no es justo.
Albus suspiró, cuando Minerva se ponía en mamá osa con los
alumnos, especialmente los gryffindors, no había nada que hacerle.
—Ya se lo hemos dicho
—dijo de repente Parvati—. No hemos llegado a los hombres lobo. Estamos todavía
por...
—¡Silencio! —gruñó
Snape—. Bueno, bueno, bueno... Nunca creí que encontraría una clase de tercero
que ni siquiera fuera capaz de reconocer a un hombre lobo. Me encargaré de
informar al profesor Dumbledore de lo atrasados que estáis todos...
—Por favor, profesor
—dijo Hermione, que seguía con la mano levantada—. El hombre lobo difiere del
verdadero lobo en varios detalles: el hocico del hombre lobo...
—Es la segunda vez
que hablas sin que te corresponda, señorita Granger —dijo Snape con frialdad—.
Cinco puntos menos para Gryffindor por ser una sabelotodo insufrible.
Los profesores comenzaban a estar cada vez mas atonitos y
enfadados respecto a los metodos de Snape, pero insultar a una alumna era algo
que ningun profesor podía hacer.
Lily se mostró profundamente herida.
-¿No se te antoja llamarla sangre sucia también, Severus?
Digo, yo soy una insufrible sabelotodo y una sangre sucia, tal vez ella te
recuerda a mí y quieras recordarle lo que es, como lo hiciste conmigo.
La mirada de Snape, por primera vez en casi toda la lectura,
demostró una emoción: arrepentimiento. No le importaba en lo mas minimo Granger
y su estúpido cerebro dotado, pero Lily, las palabras de Lily, hicieron que su
corazón sangrara.
Hermione se puso muy
colorada, bajó la mano y miró al suelo, con los ojos llenos de lágrimas. Un
indicio de hasta qué punto odiaban todos a Snape era que lo estaban fulminando
con la mirada. Todos, en alguna ocasión, habían llamado sabelotodo a Hermione,
y Ron, que lo hacia por lo menos dos veces a la semana, dijo en voz alta:
—Usted nos ha hecho una
pregunta y ella le ha respondido. ¿Por qué pregunta si no quiere que se le
responda?
Ron sonrió y rodeó con el brazo a Hermione.
-Nadie puede meterse con nosotros dos, salvo entre nosotros
dos- explicó la castaña con una sonrisa.
Sus compañeros
comprendieron al instante que había ido demasiado lejos.
—Te quedarás
castigado, Weasley —dijo Snape con voz suave y acercando el rostro al de Ron—.
Y si vuelvo a oírte criticar mi manera de dar clase, te arrepentirás.
-Al demonio con el castigo Ron, hiciste muy bien en
defenderla- felicitó Bill- nadie se mete con nuestra niña lista.
Incluso Molly se mostraba de acuerdo con la intervención de
Ron.
Nadie se movió
durante el resto de la clase. Siguió cada uno en su sitio, tomando notas sobre
los hombres lobo del libro de texto, mientras Snape rondaba entré las filas de
pupitres examinando el trabajo que habían estado haciendo con el profesor
Lupin.
—Muy pobremente
explicado... Esto es incorrecto... El kappa se encuentra sobre todo en
Mongolia... ¿El profesor Lupin te puso un ocho? Yo no te habría puesto más de
un tres.
Cuando el timbre sonó
por fin, Snape los retuvo:
—Escribiréis una
redacción de dos pergaminos sobre las maneras de reconocer y matar a un hombre
lobo. Para el lunes por la mañana. Ya es hora de que alguien meta en cintura a
esta clase. Weasley, quédate, tenemos que hablar sobre tu castigo.
Ron se encogió de hombros, cualquier castigo hubiese valido
la pena para hacer sentir mejor a Hermione.
Harry y Hermione
abandonaron el aula con los demás alumnos, que esperaron a encontrarse fuera
del alcance de los oídos de Snape para estallar en críticas contra él.
—Snape nunca ha
actuado así con ninguno de los otros profesores de Defensa Contra las Artes
Oscuras, aunque quisiera el puesto —comentó Harry a Hermione—. ¿Por qué la
tiene tomada con Lupin? ¿Será por lo del boggart?
—No sé—dijo Hermione
pensativamente—. Pero espero que el profesor Lupin se recupere pronto.
-Todos lo esperabamos, desesperadamente- secundó Neville.
Ron los alcanzó cinco
minutos más tarde, muy enfadado.
—¿Sabéis lo que
ese... (llamó a Snape algo que escandalizó a Hermione)
-Dices muchas palabrotas- reprendió Hermione sin poder
evitarlo.
me ha mandado? Tengo que lavar los orinales de
la enfermería. ¡Sin magia! —dijo con la respiración alterada. Tenía los puños
fuertemente cerrados.
Todas las mujeres, e incluso algunos hombres, esbozaron
muecas de asco.
— ¿Por qué no podía
haberse ocultado Black en el despacho de Snape, eh? ¡Podía haber acabado con
él!
-Anotaré la idea-
aceptó Sirius.
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Al día siguiente,
Harry se despertó muy temprano. Tan temprano que todavía estaba oscuro. Por un
instante creyó que lo había despertado el ruido del viento. Luego sintió una
brisa fría en la nuca y se incorporó en la cama. Peeves flotaba a su lado,
soplándole en la oreja.
-¿Te imaginas que haría Peeves si supiera que te hiciste
pasar por el barón sanguinario para ahuyentarlo?- Harry tragó grueso, haciendo
reír a Ginny.
—¿Por qué has hecho
eso? —le preguntó Harry enfadado.
Peeves hinchó los
carrillos, sopló muy fuerte y salió del dormitorio hacia atrás, a toda prisa,
riéndose.
-Es más irritante que Sirius- se quejó Lily.
-¿Más? Yo diría que están empatados- corrigió Marlene.
-No, al menos a Sirius puedes golpearlo- le dio un zape en
la nuca al ojigris.
-¡Ey! pelirroja maltratadora.
-Solo estaba dando una demostración.
Harry tanteó en busca
de su despertador y lo miró: eran las cuatro y media. Echando pestes de Peeves,
se dio la vuelta y procuró volver a dormirse. Pero una vez despierto fue
difícil olvidar el ruido de los truenos que retumbaban por encima de su cabeza,
los embates del viento contra los muros del castillo y el lejano crujir de los
árboles en el bosque prohibido. Unas horas después se hallaría allí fuera, en
el campo de quidditch, batallando en medio del temporal.
Charlie hizo una mueca, jugar con en ese temporal era
incomodo para cualquiera del equipo, pero para un buscador, podía resultar un
infierno.
Finalmente, renunció
a su propósito de volver a dormirse, se levantó, se vistió, cogió su Nimbus
2.000 y salió silenciosamente del dormitorio.
Cuando Harry abrió la
puerta, algo le rozó la pierna. Se agachó con el tiempo justo de coger a
Crookshanks por el extremo de la cola peluda y sacarlo a rastras.
Hermione frunció los labios, mirando feo a Harry.
—¿Sabes? Creo que Ron
tiene razón sobre ti —le dijo Harry receloso—. Hay muchos ratones por aquí. Ve
a cazarlos. Vamos —añadió, echando a Crookshanks con el pie, para que bajara
por la escalera de caracol—. Deja en paz a Scabbers.
Sirius carraspeó con molestia, pero Harry se encogió de
hombros ¿como diablos iba a saber que la mascota de su amigo había sido el causante
de la muerte de sus padres?
El ruido de la
tormenta era más fuerte en la sala común. Harry tenía demasiada experiencia
para creer que se cancelaría el partido. Los partidos de quidditch no se
cancelaban por nimiedades como una tormenta.
-¿Nimiedades? ¡Se está cayendo el cielo!- Contradijo Alice.
-Es una llovizna, nada como la tormenta del 2002- recordó
Ginny- ese día me tocó jugar con granizo, las piedras parecían ladrillos.
Terminé llena de moretones y con un brazo quebrado.
-Pero ganaron la copa Inglesa- agregó Harry orgulloso.
-Y tuve un muy buen enfermero- insinuó Ginny, haciendo que
el ojigris sonriera, mientras los hermanos Weasley hacían idénticas muecas de
asco.
Sin embargo, empezaba a preocuparse. Wood le
había indicado quién era Cedric Diggory en el corredor; Diggory estaba en
quinto y era mucho mayor que Harry. Los buscadores solían ser ligeros y
veloces, pero el peso de Diggory sería una ventaja con aquel tiempo, porque
tendría muchas menos posibilidades de que el viento le desviara el rumbo.
-Diggory no me caía bien ¿Qué?- Ginny se encogió de hombros
ante la mirada de Hermione- ¿tiene que agradarme porque este muerto? Digo,
ojala no lo matasen, pero era un niño bonito bastante idiota, especialmente con
Harry.
Harry pasó ante la
chimenea las horas que quedaban hasta el amanecer. De vez en cuando se
levantaba para evitar que Crookshanks volviera a escabullirse por la escalera
que llevaba al dormitorio de los chicos. Al cabo de un tiempo le pareció a
Harry que ya era la hora del desayuno y se dirigió él solo hacia el retrato.
—¡En guardia,
malandrín! —lo retó sir Cadogan.
—«Cállate ya»
contestó Harry, bostezando.
-No es bueno ir a un partido de Quidditch tan cansado, no es
bueno para los reflejos- reprendió Canuto.
Se reanimó algo tomando
un plato grande de gachas de avena y cuando ya había empezado con las tostadas,
apareció el resto del equipo.
—Va a ser difícil
—dijo Wood, sin probar bocado.
—Deja de preocuparte,
Oliver —lo tranquilizó Alicia—. No nos asustamos por un poquito de lluvia.
-Buena Gryffindor la niña- comentó Fabian.
Pero era bastante más
que un poquito de lluvia. El quidditch era tan popular que todo el colegio
salió a ver el partido, como de costumbre. Corrían por el césped hasta el campo
de quidditch, con la cabeza agachada contra el feroz viento que arrancaba los
paraguas de las manos. Poco antes de entrar en el vestuario, Harry vio a
Malfoy, a Crabbe y a Goyle camino del campo de quidditch; cubiertos por un
enorme paraguas, lo señalaban y se reían.
Draco, a pesar de irritarse por lo estúpido que era de
pequeño, extrañaba en cierta forma esa época donde se sentía poderoso, donde
los Malfoy eran realmente poderosos. Si bien después de la guerra Potter se
había encargado de que no fueran a Azkaban, el apellido Malfoy se había vuelto
una carga en lugar de un honor. Y esa era una razón, entre tantas, por las que
quería a Astoria, ella había aceptado felizmente el apellido, y su carga, a la
hora de casarse y jamás había renegado de llevar su apellido.
Los miembros del
equipo se pusieron la túnica escarlata y aguardaron la habitual arenga de Wood,
pero ésta no se produjo. Wood intentó varias veces hablarles, tragó saliva con
un ruido extraño, cabeceó desesperanzado y les indicó por señas que lo
siguieran.
-Buen ánimo para el equipo- ironizó Seamus.
El viento era tan
fuerte que se tambalearon al entrar en el campo. A causa del retumbar de los
truenos, no podían saber si la multitud los aclamaba. La lluvia rociaba los
cristales de las gafas de Harry ¿Cómo demonios iba a ver la snitch en aquellas
condiciones?
James frunció el ceño, a un Potter las gafas lo hacían sexy,
pero eso no quitaba que fuera un incordio ser miope.
Los de Hufflepuff se
aproximaron desde el otro extremo del campo, con la túnica amarillo canario.
Los capitanes de ambos equipos se acercaron y se estrecharon la mano. Diggory
sonrió a Wood, pero Wood parecía tener ahora la mandíbula encajada y se limitó
a hacer un gesto con la cabeza. Harry vio que la boca de la señora Hooch
articulaba:
—Montad en las
escobas.
Los amantes de Quidditch se frotaron las manos, esperando
escuchar un buen partido.
Harry sacó del barro
el pie derecho y pasó la pierna por encima de la Nimbus 2.000. La señora Hooch
se llevó el silbato a los labios y dio un pitido que sonó distante y estridente...
Dio comienzo el partido.
Harry se elevó
rápidamente, pero la Nimbus 2.000 oscilaba a causa del viento. La sostuvo tan
firmemente como pudo y dio media vuelta de cara a la lluvia, con los ojos entornados.
-Ya van a decirme que es porque yo no sé de Quidditch- se
atajó Hermione- pero no creo que se pueda jugar en esas condiciones.
Al cabo de cinco
minutos, Harry estaba calado hasta los huesos y helado de frío. Apenas podía
ver a sus compañeros de equipo y menos aún la pequeña snitch. Atravesó el campo
de un lado a otro, adelantando bultos rojos y amarillos, sin idea de lo que
sucedía. El viento no le permitía oír los comentarios. La multitud estaba
oculta bajo un mar de capas y de paraguas maltrechos. En dos ocasiones estuvo a
punto de ser derribado por una bludger. Su visión estaba tan limitada por el
agua de las gafas que no las vio acercarse.
Molly miró a Harry preocupada. Lily, en cambio, a pesar de
estar preocupada tenía un poco mas de experiencia, con James siendo perseguido
por bludger y jugadores tramposos, como para mostrarse algo mas tranquila.
Perdió la noción del
tiempo. Era cada vez más difícil sujetar la escoba con firmeza. El cielo se
oscureció, como si hubiera llegado la noche en plena mañana. Dos veces estuvo
a punto de chocar contra otro jugador; que no sabía si era de su equipo o del
oponente. Todos estaban ahora tan calados, y la lluvia era tan densa, que
apenas podía distinguirlos...
-Nunca ganaran así- se lamentó Remus.
Con el primer
relámpago llegó el pitido del silbato de la señora Hooch. Harry sólo pudo ver a
través de la densa lluvia la silueta de Wood, que le indicaba por señas que
descendiera. Todo el equipo aterrizó en el barro, salpicando.
—¡He pedido tiempo
muerto! —gritó a sus jugadores—. Venid aquí debajo.
Se apiñaron en el borde
del campo, debajo de un enorme paraguas. Harry se quitó las gafas y se las
limpió con la túnica.
—¿Cuál es la
puntuación?
—Cincuenta puntos a nuestro
favor. Pero si no atrapamos la snitch, seguiremos jugando hasta la noche.
-Eso no suena muy tentador para nadie- aseguró Frank.
—Con esto me resulta
imposible —respondió Harry, blandiendo las gafas.
En ese instante
apareció Hermione a su lado. Se tapaba la cabeza con la capa e,
inexplicablemente, estaba sonriendo.
—¡Tengo una idea,
Harry! ¡Dame tus gafas, rápido!
Se las entregó, y
ante la mirada de sorpresa del equipo, golpeó las gafas con su varita y dijo:
—Impervius. —Y se las
devolvió a Harry diciendo—: Ahí las tienes: ¡repelerán el agua!
-¡Eso es nena! ¡Esa es mi castañita inteligente!- Sirius le
revolvió el pelo.
-¡Sirius soy niña, no se le revuelve el pelo a las niñas!
-¿Entonces un abrazo? ¡Ven aquí! ¡Esa es la amiga de mi
cachorrito! ¡que brillante!- la aplastó en un abrazo de oso... mejor de perro.
Harry rió, Sirius sabía que Hermione tenía poca paciencia y hacía todo lo
posible por sacarla de sus casillas, y después de tanto tiempo con las
lecturas, se dio cuenta que era porque tenía, en ese aspecto, el mismo carácter
de Lily.
Wood la hubiera
besado:
Ron gruñó sin poder evitarlo, ganando las miradas burlonas
de su familia.
—¡Magnífico! —exclamó
emocionado, mientras ella se alejaba—. ¡De acuerdo, vamos a ello!
El hechizo de
Hermione funcionó. Harry seguía entumecido por el frío y más empapado que nunca
en su vida, pero podía ver. Lleno de una renovada energía, aceleró la escoba a
través del aire turbulento buscando en todas direcciones la snitch, esquivando
una bludger; pasando por debajo de Diggory, que volaba en dirección
contraria...
Sirius esbozó una pequeña sonrisa, aunque el juego fuera un
caos, había sido la primera vez que había visto jugar a Harry, igual a James,
compartiendo el deporte que ambos amaban.
Brilló otro rayo,
seguido por el retumbar de un trueno. La cosa se ponía cada vez más peligrosa.
Harry tenía que atrapar la snitch cuanto antes...
Se volvió, intentando
regresar hacia la mitad del campo, pero en ese momento otro relámpago iluminó
las gradas y Harry vio algo que lo distrajo completamente: la silueta de un
enorme y lanudo perro negro, claramente perfilada contra el cielo, inmóvil en
la parte superior y más vacía de las gradas.
James miró casi emocionado a Sirius. Había cosas que solo un
gran amigo hace, jugarse el pellejo solo para ver un juego de su hijo, por
ejemplo. Solo Canuto, tan impulsivo y con los sentimientos siempre a flor de
piel haría semejante cosa solo para observar al cachorro jugar Quidditch.
Las manos entumecidas
le resbalaron por el palo de la escoba y la Nimbus descendió varios metros.
Retirándose de los ojos el flequillo empapado, volvió a mirar hacia las gradas:
el perro había desaparecido.
—¡Harry! —gritó Wood
angustiado, desde los postes de Gryffindor—. ¡Harry, detrás de ti!
Harry miró hacia
atrás con los ojos abiertos de par en par. Cedric Diggory atravesaba el campo a
toda velocidad, y entre ellos, en el aire cuajado de lluvia, brillaba una
diminuta bola dorada...
-Ceo que ser buscador es casi masoquista- se burló Marlene.
-Te llevas la gloria- refutó Dorcas.
-Si, y si no atrapas la snitch te llevas los abucheos y la
deshonra.
Ginny soltó una risita.
-Deshonor, Deshonor para toda tu familia, deshonrada tú...
deshonrada tu vaca- Harry negó con la cabeza divertido, era la película
favorita de James.
-Es de una película- todos los sangre pura se mostraron aún
mas desconcertados.
-¿Que vaca? ¿Tienen una vaca?- preguntó Canuto confundido.
-En realidad era un caballo.
-Vaya que el futuro es un lugar extraño.
Con un sobresalto,
Harry pegó el cuerpo al palo de la escoba y se lanzó hacia la snitch como una
bala.
—¡Vamos! —gritó a la
Nimbus, al mismo tiempo que la lluvia le azotaba la cara—. ¡Más rápido!
Pero algo extraño
pasaba. Un inquietante silencio caía sobre el estadio. Ya no se oía el viento,
aunque soplaba tan fuerte como antes. Era como si alguien hubiera quitado el
sonido, o como si Harry se hubiera vuelto sordo de repente. ¿Qué sucedía?
Y entonces le penetró
en el cuerpo una ola de frío horrible y ya conocida, exactamente en el momento
en que veía algo que se movía por el campo, debajo de él.
-Que no sea lo que estoy suponiendo- murmuró Lunatico con
preocupación.
Antes de que pudiera pensar, Harry había
apartado la vista de la snitch y había mirado hacia abajo. Abajo había al menos
cien dementores, con el rostro tapado, y todos señalándole.
-¿Dementores? ¿En el campo de Quidditch? ¡Eso es una locura!
¡decenas de niños podrían haber sido heridos! ¿a quien se le ocurre permitir
semejante atrocidad?- McGonagall estaba indignada.
-Creeme Minerva, no importa en que tiempo sea, yo no estoy
feliz con eso.
Fue como si le subiera agua helada por el
pecho y le cortara por dentro. Y entonces volvió a oírlo... Alguien gritaba
dentro de su cabeza..., una mujer...
—A Harry no. A Harry
no. A Harry no, por favor.
—Apártate,
estúpida... apártate...
—A Harry no. Te lo
ruego, no. Cógeme a mí. Mátame a mí en su lugar...
Sirius palideció. Remus sintió ganas de vomitar y James se
estremeció de pies a cabeza.
-Lily- James la rodeó con los brazos de manera casi
paranoica, nadie tocaría a su Lily, nadie le haría daño, su pequeña pelirroja
no podía irse de este mundo porque él no sea suficientemente fuerte como para
luchar con Voldemort, iba a salvarla y no importaba si perdía su vida en el
proceso.
Todos estaban afectados.
A Harry se le había
enturbiado el cerebro con una especie de niebla blanca. ¿Qué hacía? ¿Por qué
montaba una escoba voladora? Tenía que ayudarla. La mujer iba a morir; la iban
a matar...
Harry caía, caía
entre la niebla helada.
—A Harry no, por
favor. Ten piedad, te lo ruego, ten piedad...
Alguien de voz
estridente estalló en carcajadas. La mujer gritaba...
Severus se sintió descompuesto, pero solo atinó a apretar la
mandíbula e ignorar el picor que sentía en los ojos. Estaba tan tenso que sus
puños apretados temblaban. Nadie debía herir a Lily, nadie debía ensuciar su
pura alma y nadie, jamás, valdría lo suficiente como para que ella suplique, ni
siquiera el sucio mocoso que tuvo con Potter.
Todo es culpa de
Potter, todo es su culpa, si él no la hubiese corrompido, si no la hubiese
embarazado, ella seguiría viva, ella sería feliz.
Su mente trabajaba a ritmo febril, dolor por Lily, ira por
Potter. Dolor e Ira, golpeteando en su cabeza y en su pecho.
y Harry no se enteró de nada más.
Lily parecía impasible hasta esta línea, ya tenía aceptada
su muerte, iba a remediarla, pero esa Lily que murió lo había hecho en su buena
ley, protegiendo a su bebé con fiereza y es lo que ella iba a repetir de ser
necesario.
—Ha tenido suerte de
que el terreno estuviera blando.
—Creí que se había
matado.
—¡Pero si ni siquiera
se ha roto las gafas!
Lily soltó un suspiro de alivio, Harry no estaba herido.
Harry oía las voces,
pero no encontraba sentido a lo que decían. No tenía ni idea de dónde se
hallaba, ni de por qué se encontraba en aquel lugar; ni de qué hacia antes de
aquel momento. Lo único que sabía era que le dolía cada centímetro del cuerpo
como si le hubieran dado una paliza.
-Una caída dura- concordó Ron.
—Es lo más pavoroso
que he visto en mi vida.
Horrible... Lo más
pavoroso... Figuras negras con capucha... Frío... Gritos...
Harry abrió los ojos
de repente. Estaba en la enfermería. El equipo de quidditch de Gryffindor,
lleno de barro, rodeaba la cama.
-A Madame Pomfrey no le gustara eso.
Ron y Hermione
estaban allí también y parecían haber salido de la ducha.
Ron rodeó con el brazo la cintura de Hermione, ellos tenían,
algunos días, horarios muy apretados, por lo que ese bebé que venía en camino
tenía mucho que ver con el tiempo de la ducha.
—¡Harry! —exclamó
Fred, que parecía exageradamente pálido bajo el barro—. ¿Cómo te encuentras?
La memoria de Harry
fue recuperando los acontecimientos por orden: el relámpago..., el Grim..., la
snitch..., y los dementores.
Sirius se rasco la nuca, nunca se le había pasado por la
cabeza que Harry fuera supersticioso, y mucho menos que fuera a creer que él
era el Grim.
—¿Qué sucedió? —dijo
incorporándose en la cama, tan de repente que los demás ahogaron un grito.
—Te caíste —explicó
Fred—. Debieron de ser... ¿cuántos? ¿Veinte metros?
—Creímos que te
habías matado —dijo Alicia, temblando.
Hermione dio un
gritito. Tenía los ojos rojos.
Harry sonrió. Le gustaba saber que tanta gente se preocupaba
por él.
-Si te interesa saberlo- comentó Ginny- estaba escondida
fuera de la enfermería escuchando cualquier cosa que dijeran sobre ti.
-No me esperaba menos de ti, Gin.
—Pero el partido
—preguntó Harry—, ¿cómo acabó? ¿Se repetirá?
Nadie respondió. La
horrible verdad cayó sobre Harry como una losa.
—¿No habremos...
perdido?
—Diggory atrapó la
snitch —respondió George— poco después de que te cayeras. No se dio cuenta de
lo que pasaba. Cuando miró hacia atrás y te vio en el suelo, quiso que se
anulara. Quería que se repitiera el partido. Pero ganaron limpiamente. Incluso
Wood lo ha admitido.
-Un gran gesto- aceptó Fabian- digo, no cualquiera rechaza
la victoria.
—¿Dónde está Wood?
—preguntó Harry de repente, notando que no estaba allí.
—Sigue en las duchas
—dijo Fred—. Parece que quiere ahogarse.
-No es sano- cortó Andromeda- de ninguna manera es sano,
deja de ser fanatismo, tiene una obsesión.
Harry acercó la cara
a las rodillas y se cogió el pelo con las manos. Fred le puso la mano en el
hombro y lo zarandeó bruscamente.
—Vamos, Harry, es la
primera vez que no atrapas la snitch.
—Tenía que ocurrir
alguna vez —dijo George.
—Todavía no ha
terminado —dijo Fred—. Hemos perdido por cien puntos, ¿no? Si Hufflepuff
pierde ante Ravenclaw y nosotros ganamos a Ravenclaw, y Slytherin...
Molly miró con orgullo a los gemelos, se notaba que todos
sus hijos habían crecido siendo personas de bien.
—Hufflepuff tendrá
que perder al menos por doscientos puntos —dijo George.
—Pero si ganan a
Ravenclaw...
—Eso no puede ser.
Los de Ravenclaw son muy buenos.
—Pero si Slytherin
pierde frente a Hufflepuff..
—Todo depende de los
puntos... Un margen de cien, en cualquier caso...
Harry guardaba
silencio. Habían perdido. Por primera vez en su vida, había perdido un partido
de quidditch.
-No lo perdiste- cortó James seriamente- había cien malditos
dementores, no es que se te distrajo la mente, cien guardias de azkaban no te
dejaron atrapar la snitch, no te tortures con eso, nadie ganaría en esas
circunstancias.
Después de unos diez
minutos, la señora Pomfrey llegó para mandarles que lo dejaran descansar.
—Luego vendremos a verte
—le dijo Fred—. No te tortures, Harry. Sigues siendo el mejor buscador que
hemos tenido.
-Por supuesto que si- apoyó Charlie- ni yo en mi mejor época
jugaba como tú.
El equipo salió en
tropel, dejando el suelo manchado de barro. La señora Pomfrey cerró la puerta
detrás del último, con cara de mal humor. Ron y Hermione se acercaron un poco
más a la cama de Harry.
—Dumbledore estaba
muy enfadado —dijo Hermione con voz temblorosa—. Nunca lo había visto así.
Corrió al campo mientras tú caías, agitó la varita mágica y entonces se redujo
la velocidad de tu caída. Luego apuntó a los dementores con la varita y les
arrojó algo plateado. Abandonaron inmediatamente el estadio... Le puso furioso
que hubieran entrado en el campo... lo oímos...
-¿Un patronus para alejar cien dementores?- Ojoloco soltó
una exclamación de admiración- nunca había oído algo así.
-Lo escucharas de nuevo- respondió Ron, mirando a Harry.
—Entonces te puso en
una camilla por arte de magia —explicó Ron—. Y te llevó al colegio flotando en
la camilla. Todos pensaron que estabas...
Su voz se apagó, pero
Harry apenas se dio cuenta. Pensaba en lo que le habían hecho los dementores,
en la voz que suplicaba. Alzó los ojos y vio a Hermione y a Ron tan preocupados
que rápidamente buscó algo que decir.
—¿Recogió alguien la
Nimbus?
Ron y Hermione se
miraron.
—Eh...
-No fue tu día de suerte, Harry- suspiró Bill.
—¿Qué pasa? —preguntó
Harry.
—Bueno, cuando te
caíste... se la llevó el viento —dijo Hermione con voz vacilante.
—¿Y?
—Y chocó... chocó...
contra el sauce boxeador.
-¿Haremos algo al respecto verdad?- susurró Canuto.
-Claro que si, ¿quien te crees que soy?- respondió Sirius.
-Yo, por eso lo digo.
¿Le regalamos una buena?
-La mejor escoba que conseguí.
Harry sintió un
pinchazo en el estómago. El sauce boxeador era un sauce muy violento que
estaba solo en mitad del terreno del colegio.
—¿Y? —preguntó,
temiendo la respuesta.
—Bueno, ya sabes que
al sauce boxeador —dijo Ron— no le gusta que lo golpeen.
—El profesor Flitwick
la trajo poco antes de que recuperaras el conocimiento —explicó Hermione en voz
muy baja.
Se agachó muy
despacio para coger una bolsa que había a sus pies, le dio la vuelta y puso
sobre la cama una docena de astillas de madera y ramitas, lo que quedaba de la
fiel y finalmente abatida escoba de Harry.
McGonagall esbozó una triste y nostálgica sonrisa, una
verdadera pena que esa escoba se rompiera, pero había servido para hacer feliz
no solo a Harry, si no a todo Gryffindor durante muchos partidos.
-Tranquila Minnie, Gryffindor seguirá teniendo lo mejor de
lo mejor- tranquilizó Sirius con una sonrisa.
Me encanta tu historia....de todas las que he leido que tratan de leer los libros, esta es sin duda la mejor. Segui la historia y no pares. Solo una cosita....che no podes actualizar mas seguido? Me dejas con las ganas de leer mas cada vez que termino de leer un capitulo....asi que: buenasa tu historia y no pares y un favor si podes axtualiza lo mas rapido que puedas que me muero de ganas de leer mas
ResponderEliminarme encanta tu historia por favor seguila pronto
ResponderEliminarEs genial vos historia siguela por favor ;-)
ResponderEliminarYa quiero que la sigas en este capitulo Ron defiende a Hermione
ResponderEliminarNO ME APARECE EL CAP!!!!!!! Ayuda!!!!
ResponderEliminarNo aparece el capítulo
ResponderEliminarA mi tampoco me aparece el cap !!!!! ^_^
ResponderEliminarMe encanta tu blog, y me muero de ganas de leer el próximo capitulo.
ResponderEliminarPor favor, actualiza pronto :-)
espero te encuentres bien, y que los resultados de la resonancia haya sido favorables.... por cierto, en facebook decias que hoy actualizabas... pero no me aparece el capitulo completo, espero hayas tenido el tiempo para terminarlo y puedas publicarlo...
ResponderEliminarsaludos
Ale74
te amo, jajajaja sencillamente eso
ResponderEliminargracias, estuvo genial esta actualización
ResponderEliminarHoliwis!!! Espero que hayas estado bien, y mmm que actualices pronto, la curiosidad me mata besitos y que Sirius te acompañe!
ResponderEliminarWAAAAA Voy a morir si no lo continuaaaaas. Es DEMASIADO genial T.T *Llora porque es impaciente* Espero que puedas continuar pronto c: (Y sino... supongo que tienes eso que la gente llama 'vida social'. yo no lo entiendo, pero cada quien con sus cosas(? )
ResponderEliminarNos leemos.
Un beso.
actualiza por favor te lo ruego besos sabor James Potter
ResponderEliminarMe encanta tu historia pero tienes dos semanas sin actualizar y me estoy preocupando todo bien? Espero actualices pronto
ResponderEliminarMe encanta tu historia
ResponderEliminar:)
me encanta tu historia espero que actualices pronto! ;)
ResponderEliminar¡Dioses ! Tu historia es de lo mejor. Créeme que es tremendamente difícil encontrar una que sea tan buena como está. En verdad AMO el fanfic y a Harry Potter y mucho más a Hanny.
ResponderEliminarSolo espero que actualizes en cerio que me dejas con la duda cada vez que termino :(
Por otro lado me facina la trama que esta llevando. :)
Tu historia es muy buena podrias actualizar mas seguido? Tengo ganas de ke vean el patronus de harry
ResponderEliminarMe encanta tu historia, la amo en verdad, espero actualizes muy pronto
ResponderEliminarMe encanta tu historia, la verdad la amo espero puedas actualizar pronto
ResponderEliminarMe encanta tu historia, solo espero que puedas actualizar mas seguido estoy deseando leer cuando se enteren de colagusano
ResponderEliminarMulan también es mi peli favorita, y amo a Mushu, solo eso...
ResponderEliminaramo este fic llegue aqui por caSUALIDAD Y DESPUES ME DI CUENTA QUE TAMBIEN ERES LA AUTORA DE CASI TODOS MIS FICS FAVORITOS EN POTTERFICS ...SOLO UNA COSA EN VARIAS OCACIONES QUE MENCIONAS A KRUM ESCRIBES -VICTOR- Y ES VIKTOR CON "k" DE RESTO NADA MAS QUE DECIR BUENO SI QUE ACTUALICES PRONTO ESTOY LEYENDO LO MAS LENTO POSIBLE PARA QUE NO SE ACABE PERO NO SE ME DA BIEN ...
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