domingo, 12 de abril de 2015

Harry Potter y el prisionero de Azkaban- Cap 9

Aclaración: Bueno todos los personajes y los libros que leen pertenecen a Jo Rowling, yo solo lo traspaso a un blog para que puedan leerlo de una manera diferente con las intervenciones de ciertos personajes pertenecientes a ella.
Espero disfruten, recuerden que voy subiendo las partes del capítulo en la misma entrada.


Harry Potter y el Prisionero de Azkaban


Capitulo IX: "La derrota"

Todos miraban a Sirius con reproche, pero el ojigris se escondió detrás del libro.
-¿Quien prefieres que te golpee?- preguntó James.
-Eh, yo no he hecho nada todavía- se defendió canuto- fue su culpa.
-Traicionarte a ti mismo es triste- criticó Sirius.
-Comienza a leer de una vez, Sirius, haber que otro desastre haces.
-El capitulo se llama "La derrota"

El profesor Dumbledore mandó que los estudiantes de Gryffindor volvieran al Gran Comedor; donde se les unieron, diez minutos después, los de Ravenclaw, Hufflepuff y Slytherin. Todos parecían confusos.

-¿Todos los alumnos de Hogwarts de noche en el comedor? ¿Porque esas cosas solo suceden en esa época?- se quejó James.

—Los demás profesores y yo tenemos que llevar a cabo un rastreo por todo el castillo —explicó el profesor Dumbledore, mientras McGonagall y Flitwick cerraban todas las puertas del Gran Comedor—. Me temo que, por vuestra propia seguridad, tendréis que pasar aquí la noche. Quiero que los prefectos monten guardia en las puertas del Gran Comedor y dejo de encargados a los dos Premios Anuales.

-Ya decía yo que Black terminaría por colapsar el colegio- murmuró McGonagall pellizcándose el puente de la nariz.

Comunicadme cualquier novedad —añadió, dirigiéndose a Percy, que se sentía inmensamente orgulloso—. Avisadme por medio de algún fantasma. —El profesor Dumbledore se detuvo antes de salir del Gran Comedor y añadió—: Bueno, necesitareis...
Con un movimiento de la varita, envió volando las largas mesas hacia las paredes del Gran Comedor. Con otro movimiento, el suelo quedó cubierto con cientos de mullidos sacos de dormir rojos.

-¿Se imaginan si hubiese pasado eso este año?- Lily suspiró.
-Hubiese pasado toda una noche de mi vida gritándole a James que no quiero dormir con él, que no tiene que protegerme de nada y que se vaya a la...
-Bueno pelirroja, creo que ya quedo claro- cortó James indignado.

—Felices sueños —dijo el profesor Dumbledore, cerrando la puerta.

-Claro, un asesino serial en el colegio... seguro que desearles dulces sueños los relajara mucho- ironizó Marlenne.

El Gran Comedor empezó a bullir de excitación. Los de Gryffindor contaban al resto del colegio lo que acababa de suceder.
—¡Todos a los sacos! —gritó Percy—. ¡Ahora mismo, se acabó la charla! ¡Apagaré las luces dentro de diez minutos!

-Aburrido- se quejó Fred.
-No es aburrido, hay cientos de niños que se creen en peligro, alguien debe no entrar en pánico y poner un poco de orden- corrigió Bill.

—Vamos —dijo Ron a Hermione y a Harry. Cogieron tres sacos de dormir y se los llevaron a un rincón.
—¿Creéis que Black sigue en el castillo? —susurró Hermione con preocupación.
—Evidentemente, Dumbledore piensa que es posible —dijo Ron.
—Es una suerte que haya elegido esta noche, ¿os dais cuenta? —dijo Hermione, mientras se metían vestidos en los sacos de dormir y se apoyaban en el codo para hablar—. La única noche que no estábamos en la torre...

-Esta buscando algo- dedujo Lunatico- o alguien, pero no es un alumno.- ya empezaba a dudar sobre la atención puesta sobre Scabbers y la falta de Peter, pero no podía decir nada, James nunca aceptaría desconfiar de un amigo.

—Supongo que con la huida no sabrá en qué día vive —dijo Ron—. No se ha dado cuenta de que es Halloween. De lo contrario, habría entrado aquí a saco.
Hermione se estremeció.
A su alrededor todos se hacían la misma pregunta:
—¿Cómo ha podido entrar?

-Soy un merodeador, conozco Hogwarts como la palma de mi mano, no importa que tanta seguridad pusieran, yo podría entrar- explicó Canuto.

—A lo mejor sabe cómo aparecerse —dijo un alumno de Ravenclaw que estaba cerca de ellos—. Cómo salir de la nada.
—A lo mejor se ha disfrazado —dijo uno de Hufflepuff, de quinto curso.
—Podría haber entrado volando—sugirió Dean Thomas.
—Hay que ver; ¿es que soy la única persona que ha leído Historia de Hogwarts? —preguntó Hermione a Harry y a Ron, perdiendo la paciencia.

-Lo mas probable- Hermione miró feo a Dorcas.

—Casi seguro —dijo Ron—. ¿Por qué lo dices?
—Porque el castillo no está protegido sólo por muros —indicó Hermione—, sino también por todo tipo de encantamientos para evitar que nadie entre furtivamente. No es tan fácil aparecerse aquí. Y quisiera ver el disfraz capaz de engañar a los dementores. Vigilan cada una de las entradas a los terrenos del colegio. Si hubiera entrado volando, también lo habrían visto. Filch conoce todos los pasadizos secretos y estarán vigilados.

-Ese viejo gruñón no conoce ni la mitad- se burló George.
_____________________________________________________________________________________

—¡Voy a apagar las luces ya! —gritó Percy—. Quiero que todo el mundo esté metido en el saco y callado.
Todas las velas se apagaron a la vez. La única luz venía de los fantasmas de color de plata, que se movían por todas partes, hablando con gravedad con los prefectos, y del techo encantado, tan cuajado de estrellas como el mismo cielo exterior. Entre aquello y el cuchicheo ininterrumpido de sus compañeros, Harry se sintió como durmiendo a la intemperie, arrullado por la brisa.

-Suena agradable- varios miraron a Hermione como si se hubiese vuelto loca- No eso, acampar, es agradable.

Cada hora aparecía por el salón un profesor para comprobar que todo se hallaba en orden. Hacia las tres de la mañana, cuando por fin se habían quedado dormidos muchos alumnos, entró el profesor Dumbledore.

-Como si Harry fuera a dormirse con la curiosidad que tiene- se rió Ginny- era obvio que iba a saber más que el resto.

Harry vio que iba buscando a Percy, que rondaba por entre los sacos de dormir amonestando a los que hablaban. Percy estaba a corta distancia de Harry, Ron y Hermione, que fingieron estar dormidos cuando se acercaron los pasos de Dumbledore.

-¿Califica como la primera vez que durmieron juntos?- preguntó Fabian.
-No lo sé, ¿que importa?
-¡Si importa! ¡¿Ronald como puedes decir que no importa?!-Ron fulminó con la mirada a su tío, que solo sonrió de lado.
-Los hombres con mujeres embarazadas son tan predecibles.

—¿Han encontrado algún rastro de él, profesor? —le preguntó Percy en un susurro.
—No. ¿Por aquí todo bien?
—Todo bajo control, señor.
—Bien. No vale la pena moverlos a todos ahora. He encontrado a un guarda provisional para el agujero del retrato de Gryffindor. Mañana podrás llevarlos a todos.
—¿Y la señora gorda, señor?
—Se había escondido en un mapa de Argyllshire del segundo piso. Parece que se negó a dejar entrar a Black sin la contraseña, y por eso la atacó.

-Sirius ¿en serio?- Lily lo miró con desesperación, como si regañara a un niño pequeño por tirar la comida por decima vez.
-¡No es mi culpa! Estaba desnutrido, cansado, con doce años de prisión encima, queriendo...- recibió una mirada cautelosa de Hermione- terminar lo que quería hacer y la señora gorda se puso a decirme, con su voz jodidamente chillona, que no iba a dejarme pasar, solo me desquicie- James, con más intensidad que cualquiera, lo miró con profunda pena.

 Sigue muy consternada, pero en cuanto se tranquilice le diré al señor Filch que restaure el lienzo.
Harry oyó crujir la puerta del salón cuando volvió a abrirse, y más pasos.
—¿Señor director? —Era Snape. Harry se quedó completamente inmóvil, aguzando el oído—. Hemos registrado todo el primer piso. No estaba allí. Y Filch ha examinado las mazmorras. Tampoco ha encontrado rastro de él.

-Oh vamos, ¿Quejicus y Filch? Me ofenden- se quejó Canuto.

—¿Y la torre de astronomía? ¿Y el aula de la profesora Trelawney? ¿Y la pajarera de las lechuzas?
—Lo hemos registrado todo...
—Muy bien, Severus. La verdad es que no creía que Black prolongara su estancia aquí.
—¿Tiene alguna idea de cómo pudo entrar; profesor? —preguntó Snape.
Harry alzó la cabeza ligeramente, para desobstruirse el otro oído.
—Muchas, Severus, pero todas igual de improbables.

Sirius miró a Dumbledore con la ceja alzada.
-¿Me creía culpable?
-Inocente hasta demostrar lo contrario Sirius, no existe ninguna prueba de tu culpabilidad, pero dependen de mi la seguridad de muchos niños, no puedo exponerlos a mis hipotesis, bien podrías ser una injusticia o un asesino, había que contemplar todas.

Harry abrió un poco los ojos y miró hacia donde se encontraban ellos. Dumbledore estaba de espaldas a él, pero pudo ver el rostro de Percy, muy atento, y el perfil de Snape, que parecía enfadado.
—¿Se acuerda, señor director; de la conversación que tuvimos poco antes de... comenzar el curso? —preguntó Snape, abriendo apenas los labios, como para que Percy no se enterara.

Percy frunció el ceño.

—Me acuerdo, Severus —dijo Dumbledore. En su voz había como un dejo de reconvención.
—Parece... casi imposible... que Black haya podido entrar en el colegio sin ayuda del interior. Expresé mi preocupación cuando usted señaló...

-Culpable o no, yo no dejaría que Sirius entrara al castillo, estaba demasiado desequilibrado como para que entrara, además- agregó cortando la queja de Sirius- buscado como es por la ley, era una estupidez absoluta meterse en un lugar repleto de gente y rodeado de dementores.
-él ES una estupidez absoluta- Canuto le sacó la lengua  a Marlene que le devolvió el gesto.

—No creo que nadie de este castillo ayudara a Black a entrar —dijo Dumbledore en un tono que dejaba bien claro que daba el asunto por zanjado. Snape no contestó—. Tengo que bajar a ver a los dementores. Les dije que les informaría cuando hubiéramos terminado el registro.
—¿No quisieron ayudarnos, señor? —preguntó Percy.
—Sí, desde luego —respondió Dumbledore fríamente—. Pero me temo que mientras yo sea director; ningún dementor cruzará el umbral de este castillo.

Los adultos asintieron conformes con esta decisión.

Percy se quedó un poco avergonzado. Dumbledore salió del salón con rapidez y silenciosamente. Snape aguardó allí un momento, mirando al director con una expresión de profundo resentimiento.

Severus, en la mesa de slytherin,  encogió un poco sus delgados hombros cuando la mirada intensa de Dumbledore cayó sobre él.

Luego también él se marchó.
Harry miró a ambos lados, a Ron y a Hermione. Tanto uno como otro tenían los ojos abiertos, reflejando el techo estrellado.
—¿De qué hablaban? —preguntó Ron.

-Típico.

Durante los días que siguieron, en el colegio no se habló de otra cosa que de Sirius Black. Las especulaciones acerca de cómo había logrado penetrar en el castillo fueron cada vez más fantásticas; Hannah Abbott, de Hufflepuff, se pasó la mayor parte de la clase de Herbología contando que Black podía transformarse en un arbusto florido.

Neville negó con la cabeza divertido, ante los delirios de su novia. Mientras canuto esbozaba una mueca.

Habían quitado de la pared el lienzo rasgado de la señora gorda y lo habían reemplazado con el retrato de sir Cadogan y su pequeño y robusto caballo gris.

-¿Uno peor no había?- preguntó Charlie.
-No creo que después de eso algún otro quiera el puesto.

Esto no le hacía a nadie mucha gracia. Sir Cadogan se pasaba la mitad del tiempo retando a duelo a todo el mundo, y la otra mitad inventando contraseñas ridículamente complicadas que cambiaba al menos dos veces al día.

-Que incordio- se quejó Alice- ya de por si es difícil recordarlas, cambiándolas todo el tiempo...me volvería loca.

—Está loco de remate —le dijo Seamus Finnigan a Percy, enfadado—. ¿No hay otro disponible?
—Ninguno de los demás retratos quería el trabajo —dijo Percy—. Estaban asustados por lo que le ha ocurrido a la señora gorda. Sir Cadogan fue el único lo bastante valiente para ofrecerse voluntario.

-Valiente, impulsivo o estúpido- sugirió Gideon.

Lo que menos preocupaba a Harry era sir Cadogan. Lo vigilaban muy de cerca. Los profesores buscaban disculpas para acompañarlo por los corredores, y Percy Weasley (obrando, según sospechaba Harry, por instigación de su madre) le seguía los pasos por todas partes, como un perro guardián extremadamente pomposo. Para colmo, la profesora McGonagall lo llamó a su despacho y lo recibió con una expresión tan sombría que Harry pensó que se había muerto alguien.

-Como si le quedara alguien más para morir- murmuró Lucius con malicia.


—No hay razón para que te lo ocultemos por más tiempo, Potter —dijo muy seriamente—. Sé que esto te va a afectar; pero Sirius Black...

__________________________________________________________________________________________


—Ya sé que va detrás de mí —dijo Harry, un poco cansado.

-Harry no seas malagradecido, quieren protegerte- regañó Lily.

— Oí al padre de Ron cuando se lo contaba a su mujer. El señor Weasley trabaja para el Ministerio de Magia.
La profesora McGonagall se sorprendió mucho.

-Le dices muy tranquilamente que un asesino serial te persigue y que te da igual, como para que no se sorprenda- bufó Ginny.

 Miró a Harry durante un instante y dijo:
—Ya veo. Bien, en ese caso comprenderás por qué creo que no debes ir por las tardes a los entrenamientos de quidditch. Es muy arriesgado estar ahí fuera, en el campo, sin más compañía que los miembros del equipo...

-¡NO!- algunas personas casi se caen del asiento por el sobresalto ante semejante grito al unisono de los amantes de quidditch.

—¡El sábado tenemos nuestro primer partido —dijo Harry, indignado—. ¡Tengo que entrenar; profesora!
La profesora McGonagall meditó un instante. Harry sabía que ella deseaba que ganara el equipo de Gryffindor; al fin y al cabo, había sido ella la primera que había propuesto a Harry como buscador. Harry aguardó conteniendo el aliento.
—Mm... —la profesora McGonagall se puso en pie y observó desde la ventana el campo de quidditch, muy poco visible entre la lluvia—. Bien, te aseguro que me gustaría que por fin ganáramos la copa... De todas formas, Potter; estaría más tranquila si un profesor estuviera presente. Pediré a la señora Hooch que supervise tus sesiones de entrenamiento.

-Eres el consentido de Minnie- se burló Sirius- no puede negarte nada. Y yo que creí que teníamos algo especial- dramatizo, con una mano en el pecho- me has  cambiado.
-Cállese Black, no tendríamos ninguno de esos problemas si usted hiciera las cosas como deben hacerse.
-Uno no puede confesar su amor sin que lo maltraten- murmuró, victimizándose.

·   ·   ·

El tiempo empeoró conforme se acercaba el primer partido de quidditch. Impertérrito, el equipo de Gryffindor entrenaba cada vez más, bajo la mirada de la señora Hooch. Luego, en la sesión final de entrenamiento que precedió al partido del sábado, Oliver Wood comunicó a su equipo una noticia no muy buena:
—¡No vamos a jugar contra Slytherin! —les dijo muy enfadado—. Flint acaba de venir a verme. Vamos a jugar contra Hufflepuff.

-¿Desde cuando los equipos manejan eso?- se quejó Charlie.

—¿Por qué? —preguntaron todos.
—La excusa de Flint es que su buscador aún tiene el brazo lesionado —dijo Wood, rechinando con furia los dientes—. Pero está claro el verdadero motivo: no quieren jugar con este tiempo, porque piensan que tendrán menos posibilidades...

-Malditas serpientes rastreras- murmuró Ron con desdén.

Durante todo el día había soplado un ventarrón y caído un aguacero, y mientras hablaba Wood se oía retumbar a los truenos.
—¡No le pasa nada al brazo de Malfoy! —dijo Harry furioso—. Está fingiendo.
—Lo sé, pero no lo podemos demostrar —dijo Wood con acritud—. Y hemos practicado todos estos movimientos suponiendo que íbamos a jugar contra Slytherin, y en su lugar tenemos a Hufflepuff, y su estilo de juego es muy diferente. Tienen un nuevo capitán buscador; Cedric Diggory...

Las visitas se tensaron. Especialmente Harry, hacía ya varios años que no oía el nombre de Cedric.

De repente, Angelina, Alicia y Katie soltaron una carcajada.
—¿Qué? —preguntó Wood, frunciendo la frente anta aquella actitud.
—Es ese chico alto y guapo, ¿verdad? —preguntó Angelina.

George frunció el ceño indignado.
-Por muy guapo que sea, Harry le bajo la novia- comentó Fred, divertido por la cara de su gemelo.
-¿Cachorrito, algo por lo que deba sentirme orgulloso de ti?- preguntó Sirius con una sonrisa traviesa.
-No, nada importante, una estupidez, nada memorable y muy desagradable- respondió atolondrado, ante la mirada de enojo contenido de Ginny.

—¡Y tan fuerte y callado! —añadió Katie, y volvieron a reírse.
—Es callado porque no es lo bastante inteligente para juntar dos palabras —dijo Fred—. No sé qué te preocupa, Oliver. Los de Hufflepuff son pan comido. La última vez que jugamos con ellos, Harry cogió la snitch al cabo de unos cinco minutos, ¿no os acordáis?

James sonrió. Todo el talento de un Potter.

—¡Jugábamos en condiciones muy distintas! —gritó Wood, con los ojos muy abiertos—. Diggory ha mejorado mucho el equipo. ¡Es un buscador excelente! ¡Ya sospechaba que os lo tomaríais así! ¡No debemos confiarnos! ¡Hay que tener bien claro el objetivo! ¡Slytherin intenta pillarnos desprevenidos! ¡Hay que ganar!

-¿Soy yo o esta insanamente obsesionado?- preguntó Dorcas.
-Creo que va un pelín mas lejos que fanatismo- aceptó Bill, algo preocupado por cuanto Wood presionaría a Harry y sus hermanos en semejantes condiciones.

—Tranquilízate, Oliver —dijo Fred alarmado—. Nos tomamos muy en serio a Hufflepuff. Muy en serio.

Ted Tonks sonrió conforme con el comentario.

El día anterior al partido, el viento se convirtió en un huracán y la lluvia cayó con más fuerza que nunca. Estaba tan oscuro dentro de los corredores y las aulas que se encendieron más antorchas y faroles. El equipo de Slytherin se daba aires, especialmente Malfoy.
—¡Ah, si mi brazo estuviera mejor! —suspiraba mientras el viento golpeaba las ventanas.

-Idiota- ambos Sirius emitieron la palabra con sincronización.

Harry no tenía sitio en la cabeza para preocuparse por otra cosa que el partido del día siguiente. Entre clase y clase, Oliver Wood se le acercaba a toda prisa para darle consejos. La tercera vez que sucedió, Wood habló tanto que Harry se dio cuenta de pronto de que llegaba diez minutos tarde a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, y echó a correr mientras Wood le gritaba:
—¡Diggory tiene un regate muy rápido, Harry! Tendrás que hacerle una vaselina...
Harry frenó al llegar a la puerta del aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, la abrió y entró apresuradamente.
—Lamento llegar tarde, profesor Lupin. Yo...

-Si sobrevivió a nosotros, no le molestará que llegues unos minutos tarde- tranquilizó James.

Pero no era Lupin quien lo miraba desde la mesa del profesor; era Snape.

-Eso es un problema.

—La clase ha comenzado hace diez minutos, Potter. Así que creo que descontaremos a Gryffindor diez puntos. Sién­tate.
Pero Harry no se movió.
—¿Dónde está el profesor Lupin? —preguntó.
—No se encuentra bien para dar clase hoy —dijo Snape con una sonrisa contrahecha—. Creo que te he dicho que te sientes.
Pero Harry permaneció donde estaba.
—¿Qué le ocurre?

Lupin no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa ante la preocupación de Harry por él.

A Snape le brillaron sus ojos negros.
—Nada que ponga en peligro su vida —dijo como si deseara lo contrario—. Cinco puntos menos para Gryffindor y si te tengo que volver a decir que te sientes serán cincuenta.

-Quejicus y su...- Marlene y Lily rodaron los ojos mientras Canuto insultaba a Snape y toda su ascendencia.

Harry se fue despacio hacia su sitio y se sentó. Snape miró a la clase.
—Como decía antes de que nos interrumpiera Potter, el profesor Lupin no ha dejado ninguna información acerca de los temas que habéis estudiado hasta ahora...
—Hemos estudiado los boggarts, los gorros rojos, los kappas y los grindylows      —informó Hermione rápidamente—, y estábamos a punto de comenzar...
—Cállate —dijo Snape fríamente—. No te he pregun­tado. Sólo comentaba la falta de organización del profesor Lupin.

Minerva miró con reprobación a Snape.

—Es el mejor profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos tenido—dijo Dean Thomas con atrevimiento, y la clase expresó su conformidad con murmullos. Snape puso el gesto más amenazador que le habían visto.

Lunatico escuchaba con sorpresa y orgullo como sus estudiantes apreciaban y atendían a sus clases.

—Sois fáciles de complacer. Lupin apenas os exige esfuerzo... Yo daría por hecho que los de primer curso son ya capaces de manejarse con los gorros rojos y los grindylows. Hoy veremos...
Harry lo vio hojear el libro de texto hasta llegar al último capítulo, que debía de imaginarse que no habían visto.
—... los hombres lobo —concluyó Snape.

Lunático, con el resto de los merodeadores, se tensó. Y miraron con desagrado a Snape.
-Siempre metiendo su nariz ganchuda y su pelo grasiento donde no le incumbe.
-James...- Remus intentó tranquilizar los animos.
-No Remus, se metió contigo y ningún Slytherin de pacotilla se meterá con uno de mis amigos.


—Pero profesor —dijo Hermione, que parecía incapaz de contenerse—, todavía no podemos llegar a los hombres lobo. Está previsto comenzar con los hinkypunks...
—Señorita Granger —dijo Snape con voz calmada—, creía que era yo y no tú quien daba la clase. Ahora, abrid todos el libro por la página 394.—Miró a la clase—: Todos. Ya.
Con miradas de soslayo y un murmullo de descontento, abrieron los libros.

James y Canuto miraron amenazadoramente a Snape. Ese bicho de las artes oscuras se estaba metiendo con su amigo y su problema peludo.
-James, él aun no a hecho nada...no de lo que dice el libro al menos- detuvo Lily.
-¿Porque lo defiendes?
-No lo defiendo, pero las cosas deben ser justas y no sería justo castigarlo por algo que no ha hecho.

—¿Quién de vosotros puede decirme cómo podemos distinguir entre el hombre lobo y el lobo auténtico?
Todos se quedaron en completo silencio. Todos excepto Hermione, cuya mano, como de costumbre, estaba levantada.
—¿Nadie? —preguntó Snape, sin prestar atención a Hermione. La sonrisa contrahecha había vuelto a su rostro—. ¿Es que el profesor Lupin no os ha enseñado ni siquiera la distinción básica entre...?

-Nunca en todos mis años he visto a un hombre tan poco aceptable para ser profesor! ¡Cruel y abusivo de su poder, además de injusto y...!
-Minerva- Albus detuvo la critica con suavidad y firmeza- estoy completa y totalmente seguro que si Severus se encuentra en ese lugar, es porque tengo mis buenas razones.
-Espero las tengas, porque ese seudo profesor se mete con mis alumnos y no es justo.
Albus suspiró, cuando Minerva se ponía en mamá osa con los alumnos, especialmente los gryffindors, no había nada que hacerle.

—Ya se lo hemos dicho —dijo de repente Parvati—. No hemos llegado a los hombres lobo. Estamos todavía por...
—¡Silencio! —gruñó Snape—. Bueno, bueno, bueno... Nunca creí que encontraría una clase de tercero que ni siquiera fuera capaz de reconocer a un hombre lobo. Me encargaré de informar al profesor Dumbledore de lo atrasados que estáis todos...
—Por favor, profesor —dijo Hermione, que seguía con la mano levantada—. El hombre lobo difiere del verdadero lobo en varios detalles: el hocico del hombre lobo...
—Es la segunda vez que hablas sin que te corresponda, señorita Granger —dijo Snape con frialdad—. Cinco puntos menos para Gryffindor por ser una sabelotodo insufrible.

Los profesores comenzaban a estar cada vez mas atonitos y enfadados respecto a los metodos de Snape, pero insultar a una alumna era algo que ningun profesor podía hacer.
Lily se mostró profundamente herida.
-¿No se te antoja llamarla sangre sucia también, Severus? Digo, yo soy una insufrible sabelotodo y una sangre sucia, tal vez ella te recuerda a mí y quieras recordarle lo que es, como lo hiciste conmigo.
La mirada de Snape, por primera vez en casi toda la lectura, demostró una emoción: arrepentimiento. No le importaba en lo mas minimo Granger y su estúpido cerebro dotado, pero Lily, las palabras de Lily, hicieron que su corazón sangrara.

Hermione se puso muy colorada, bajó la mano y miró al suelo, con los ojos llenos de lágrimas. Un indicio de hasta qué punto odiaban todos a Snape era que lo estaban fulminando con la mirada. Todos, en alguna ocasión, habían llamado sabelotodo a Hermione, y Ron, que lo hacia por lo menos dos veces a la semana, dijo en voz alta:
—Usted nos ha hecho una pregunta y ella le ha respondido. ¿Por qué pregunta si no quiere que se le responda?

Ron sonrió y rodeó con el brazo a Hermione.
-Nadie puede meterse con nosotros dos, salvo entre nosotros dos- explicó la castaña con una sonrisa.

Sus compañeros comprendieron al instante que había ido demasiado lejos.
—Te quedarás castigado, Weasley —dijo Snape con voz suave y acercando el rostro al de Ron—. Y si vuelvo a oírte criticar mi manera de dar clase, te arrepentirás.

-Al demonio con el castigo Ron, hiciste muy bien en defenderla- felicitó Bill- nadie se mete con nuestra niña lista.
Incluso Molly se mostraba de acuerdo con la intervención de Ron.

Nadie se movió durante el resto de la clase. Siguió cada uno en su sitio, tomando notas sobre los hombres lobo del libro de texto, mientras Snape rondaba entré las filas de pupitres examinando el trabajo que habían estado haciendo con el profesor Lupin.
—Muy pobremente explicado... Esto es incorrecto... El kappa se encuentra sobre todo en Mongolia... ¿El profesor Lupin te puso un ocho? Yo no te habría puesto más de un tres.
Cuando el timbre sonó por fin, Snape los retuvo:
—Escribiréis una redacción de dos pergaminos sobre las maneras de reconocer y matar a un hombre lobo. Para el lu­nes por la mañana. Ya es hora de que alguien meta en cintura a esta clase. Weasley, quédate, tenemos que hablar sobre tu castigo.

Ron se encogió de hombros, cualquier castigo hubiese valido la pena para hacer sentir mejor a Hermione.

Harry y Hermione abandonaron el aula con los demás alumnos, que esperaron a encontrarse fuera del alcance de los oídos de Snape para estallar en críticas contra él.
—Snape nunca ha actuado así con ninguno de los otros profesores de Defensa Contra las Artes Oscuras, aunque quisiera el puesto —comentó Harry a Hermione—. ¿Por qué la tiene tomada con Lupin? ¿Será por lo del boggart?
—No sé—dijo Hermione pensativamente—. Pero espero que el profesor Lupin se recupere pronto.

-Todos lo esperabamos, desesperadamente- secundó Neville.

Ron los alcanzó cinco minutos más tarde, muy enfadado.
—¿Sabéis lo que ese... (llamó a Snape algo que escandalizó a Hermione)

-Dices muchas palabrotas- reprendió Hermione sin poder evitarlo.

 me ha mandado? Tengo que lavar los orinales de la enfermería. ¡Sin magia! —dijo con la respiración alterada. Tenía los puños fuertemente cerrados.

Todas las mujeres, e incluso algunos hombres, esbozaron muecas de asco.

— ¿Por qué no podía haberse ocultado Black en el despacho de Snape, eh? ¡Podía haber acabado con él!

 -Anotaré la idea- aceptó Sirius.
___________________________________________________________________________________________
Al día siguiente, Harry se despertó muy temprano. Tan temprano que todavía estaba oscuro. Por un instante creyó que lo había despertado el ruido del viento. Luego sintió una brisa fría en la nuca y se incorporó en la cama. Peeves flotaba a su lado, soplándole en la oreja.

-¿Te imaginas que haría Peeves si supiera que te hiciste pasar por el barón sanguinario para ahuyentarlo?- Harry tragó grueso, haciendo reír a Ginny.

—¿Por qué has hecho eso? —le preguntó Harry enfadado.
Peeves hinchó los carrillos, sopló muy fuerte y salió del dormitorio hacia atrás, a toda prisa, riéndose.

-Es más irritante que Sirius- se quejó Lily.
-¿Más? Yo diría que están empatados- corrigió Marlene.
-No, al menos a Sirius puedes golpearlo- le dio un zape en la nuca al ojigris.
-¡Ey! pelirroja maltratadora.
-Solo estaba dando una demostración.

Harry tanteó en busca de su despertador y lo miró: eran las cuatro y media. Echando pestes de Peeves, se dio la vuelta y procuró volver a dormirse. Pero una vez despierto fue difícil olvidar el ruido de los truenos que retumbaban por encima de su cabeza, los embates del viento contra los muros del castillo y el lejano crujir de los árboles en el bosque prohibido. Unas horas después se hallaría allí fuera, en el campo de quidditch, batallando en medio del temporal.

Charlie hizo una mueca, jugar con en ese temporal era incomodo para cualquiera del equipo, pero para un buscador, podía resultar un infierno.

Finalmente, renunció a su propósito de volver a dormirse, se levantó, se vistió, cogió su Nimbus 2.000 y salió silenciosamente del dormitorio.
Cuando Harry abrió la puerta, algo le rozó la pierna. Se agachó con el tiempo justo de coger a Crookshanks por el extremo de la cola peluda y sacarlo a rastras.

Hermione frunció los labios, mirando feo a Harry.

—¿Sabes? Creo que Ron tiene razón sobre ti —le dijo Harry receloso—. Hay muchos ratones por aquí. Ve a cazarlos. Vamos —añadió, echando a Crookshanks con el pie, para que bajara por la escalera de caracol—. Deja en paz a Scabbers.

Sirius carraspeó con molestia, pero Harry se encogió de hombros ¿como diablos iba a saber que la mascota de su amigo había sido el causante de la muerte de sus padres?

El ruido de la tormenta era más fuerte en la sala común. Harry tenía demasiada experiencia para creer que se cancelaría el partido. Los partidos de quidditch no se cancelaban por nimiedades como una tormenta.

-¿Nimiedades? ¡Se está cayendo el cielo!- Contradijo Alice.
-Es una llovizna, nada como la tormenta del 2002- recordó Ginny- ese día me tocó jugar con granizo, las piedras parecían ladrillos. Terminé llena de moretones y con un brazo quebrado.
-Pero ganaron la copa Inglesa- agregó Harry orgulloso.
-Y tuve un muy buen enfermero- insinuó Ginny, haciendo que el ojigris sonriera, mientras los hermanos Weasley hacían idénticas muecas de asco.

 Sin embargo, empezaba a preocuparse. Wood le había indicado quién era Cedric Diggory en el corredor; Diggory estaba en quinto y era mucho mayor que Harry. Los buscadores solían ser ligeros y veloces, pero el peso de Diggory sería una ventaja con aquel tiempo, porque tendría muchas menos posibilidades de que el viento le desviara el rumbo.

-Diggory no me caía bien ¿Qué?- Ginny se encogió de hombros ante la mirada de Hermione- ¿tiene que agradarme porque este muerto? Digo, ojala no lo matasen, pero era un niño bonito bastante idiota, especialmente con Harry.

Harry pasó ante la chimenea las horas que quedaban hasta el amanecer. De vez en cuando se levantaba para evitar que Crookshanks volviera a escabullirse por la escalera que llevaba al dormitorio de los chicos. Al cabo de un tiempo le pareció a Harry que ya era la hora del desayuno y se dirigió él solo hacia el retrato.
—¡En guardia, malandrín! —lo retó sir Cadogan.
—«Cállate ya» contestó Harry, bostezando.

-No es bueno ir a un partido de Quidditch tan cansado, no es bueno para los reflejos- reprendió Canuto.

Se reanimó algo tomando un plato grande de gachas de avena y cuando ya había empezado con las tostadas, apareció el resto del equipo.
—Va a ser difícil —dijo Wood, sin probar bocado.
—Deja de preocuparte, Oliver —lo tranquilizó Alicia—. No nos asustamos por un poquito de lluvia.

-Buena Gryffindor la niña- comentó Fabian.
Pero era bastante más que un poquito de lluvia. El quidditch era tan popular que todo el colegio salió a ver el partido, como de costumbre. Corrían por el césped hasta el campo de quidditch, con la cabeza agachada contra el feroz viento que arrancaba los paraguas de las manos. Poco antes de entrar en el vestuario, Harry vio a Malfoy, a Crabbe y a Goyle camino del campo de quidditch; cubiertos por un enorme paraguas, lo señalaban y se reían.

Draco, a pesar de irritarse por lo estúpido que era de pequeño, extrañaba en cierta forma esa época donde se sentía poderoso, donde los Malfoy eran realmente poderosos. Si bien después de la guerra Potter se había encargado de que no fueran a Azkaban, el apellido Malfoy se había vuelto una carga en lugar de un honor. Y esa era una razón, entre tantas, por las que quería a Astoria, ella había aceptado felizmente el apellido, y su carga, a la hora de casarse y jamás había renegado de llevar su apellido.

Los miembros del equipo se pusieron la túnica escarlata y aguardaron la habitual arenga de Wood, pero ésta no se produjo. Wood intentó varias veces hablarles, tragó saliva con un ruido extraño, cabeceó desesperanzado y les indicó por señas que lo siguieran.

-Buen ánimo para el equipo- ironizó Seamus.

El viento era tan fuerte que se tambalearon al entrar en el campo. A causa del retumbar de los truenos, no podían saber si la multitud los aclamaba. La lluvia rociaba los cristales de las gafas de Harry ¿Cómo demonios iba a ver la snitch en aquellas condiciones?

James frunció el ceño, a un Potter las gafas lo hacían sexy, pero eso no quitaba que fuera un incordio ser miope.

Los de Hufflepuff se aproximaron desde el otro extremo del campo, con la túnica amarillo canario. Los capitanes de ambos equipos se acercaron y se estrecharon la mano. Diggory sonrió a Wood, pero Wood parecía tener ahora la mandíbula encajada y se limitó a hacer un gesto con la cabeza. Harry vio que la boca de la señora Hooch articulaba:
—Montad en las escobas.

Los amantes de Quidditch se frotaron las manos, esperando escuchar un buen partido.

Harry sacó del barro el pie derecho y pasó la pierna por encima de la Nimbus 2.000. La señora Hooch se llevó el silbato a los labios y dio un pitido que sonó distante y estridente... Dio comienzo el partido.
Harry se elevó rápidamente, pero la Nimbus 2.000 oscilaba a causa del viento. La sostuvo tan firmemente como pudo y dio media vuelta de cara a la lluvia, con los ojos entornados.

-Ya van a decirme que es porque yo no sé de Quidditch- se atajó Hermione- pero no creo que se pueda jugar en esas condiciones.

Al cabo de cinco minutos, Harry estaba calado hasta los huesos y helado de frío. Apenas podía ver a sus compañeros de equipo y menos aún la pequeña snitch. Atravesó el campo de un lado a otro, adelantando bultos rojos y amarillos, sin idea de lo que sucedía. El viento no le permitía oír los comentarios. La multitud estaba oculta bajo un mar de capas y de paraguas maltrechos. En dos ocasiones estuvo a punto de ser derribado por una bludger. Su visión estaba tan limitada por el agua de las gafas que no las vio acercarse.

Molly miró a Harry preocupada. Lily, en cambio, a pesar de estar preocupada tenía un poco mas de experiencia, con James siendo perseguido por bludger y jugadores tramposos, como para mostrarse algo mas tranquila.

Perdió la noción del tiempo. Era cada vez más difícil sujetar la escoba con firmeza. El cielo se oscureció, como si hu­biera llegado la noche en plena mañana. Dos veces estuvo a punto de chocar contra otro jugador; que no sabía si era de su equipo o del oponente. Todos estaban ahora tan calados, y la lluvia era tan densa, que apenas podía distinguirlos...

-Nunca ganaran así- se lamentó Remus.

Con el primer relámpago llegó el pitido del silbato de la señora Hooch. Harry sólo pudo ver a través de la densa llu­via la silueta de Wood, que le indicaba por señas que descendiera. Todo el equipo aterrizó en el barro, salpicando.
—¡He pedido tiempo muerto! —gritó a sus jugadores—. Venid aquí debajo.
Se apiñaron en el borde del campo, debajo de un enorme paraguas. Harry se quitó las gafas y se las limpió con la túnica.
—¿Cuál es la puntuación?
—Cincuenta puntos a nuestro favor. Pero si no atrapamos la snitch, seguiremos jugando hasta la noche.

-Eso no suena muy tentador para nadie- aseguró Frank.

—Con esto me resulta imposible —respondió Harry, blandiendo las gafas.
En ese instante apareció Hermione a su lado. Se tapaba la cabeza con la capa e, inexplicablemente, estaba sonriendo.
—¡Tengo una idea, Harry! ¡Dame tus gafas, rápido!
Se las entregó, y ante la mirada de sorpresa del equipo, golpeó las gafas con su varita y dijo:
—Impervius. —Y se las devolvió a Harry diciendo—: Ahí las tienes: ¡repelerán el agua!

-¡Eso es nena! ¡Esa es mi castañita inteligente!- Sirius le revolvió el pelo.
-¡Sirius soy niña, no se le revuelve el pelo a las niñas!
-¿Entonces un abrazo? ¡Ven aquí! ¡Esa es la amiga de mi cachorrito! ¡que brillante!- la aplastó en un abrazo de oso... mejor de perro. Harry rió, Sirius sabía que Hermione tenía poca paciencia y hacía todo lo posible por sacarla de sus casillas, y después de tanto tiempo con las lecturas, se dio cuenta que era porque tenía, en ese aspecto, el mismo carácter de Lily.

Wood la hubiera besado:

Ron gruñó sin poder evitarlo, ganando las miradas burlonas de su familia.

—¡Magnífico! —exclamó emocionado, mientras ella se alejaba—. ¡De acuerdo, vamos a ello!
El hechizo de Hermione funcionó. Harry seguía entumecido por el frío y más empapado que nunca en su vida, pero podía ver. Lleno de una renovada energía, aceleró la escoba a través del aire turbulento buscando en todas direcciones la snitch, esquivando una bludger; pasando por debajo de Diggory, que volaba en dirección contraria...

Sirius esbozó una pequeña sonrisa, aunque el juego fuera un caos, había sido la primera vez que había visto jugar a Harry, igual a James, compartiendo el deporte que ambos amaban.

Brilló otro rayo, seguido por el retumbar de un trueno. La cosa se ponía cada vez más peligrosa. Harry tenía que atrapar la snitch cuanto antes...
Se volvió, intentando regresar hacia la mitad del campo, pero en ese momento otro relámpago iluminó las gradas y Harry vio algo que lo distrajo completamente: la silueta de un enorme y lanudo perro negro, claramente perfilada contra el cielo, inmóvil en la parte superior y más vacía de las gradas.

James miró casi emocionado a Sirius. Había cosas que solo un gran amigo hace, jugarse el pellejo solo para ver un juego de su hijo, por ejemplo. Solo Canuto, tan impulsivo y con los sentimientos siempre a flor de piel haría semejante cosa solo para observar al cachorro jugar Quidditch.

Las manos entumecidas le resbalaron por el palo de la escoba y la Nimbus descendió varios metros. Retirándose de los ojos el flequillo empapado, volvió a mirar hacia las gradas: el perro había desaparecido.
—¡Harry! —gritó Wood angustiado, desde los postes de Gryffindor—. ¡Harry, detrás de ti!
Harry miró hacia atrás con los ojos abiertos de par en par. Cedric Diggory atravesaba el campo a toda velocidad, y entre ellos, en el aire cuajado de lluvia, brillaba una diminuta bola dorada...

-Ceo que ser buscador es casi masoquista- se burló Marlene.
-Te llevas la gloria- refutó Dorcas.
-Si, y si no atrapas la snitch te llevas los abucheos y la deshonra.
Ginny soltó una risita.
-Deshonor, Deshonor para toda tu familia, deshonrada tú... deshonrada tu vaca- Harry negó con la cabeza divertido, era la película favorita de James.
-Es de una película- todos los sangre pura se mostraron aún mas desconcertados.
-¿Que vaca? ¿Tienen una vaca?- preguntó Canuto confundido.
-En realidad era un caballo.
-Vaya que el futuro es un lugar extraño.

Con un sobresalto, Harry pegó el cuerpo al palo de la escoba y se lanzó hacia la snitch como una bala.
—¡Vamos! —gritó a la Nimbus, al mismo tiempo que la lluvia le azotaba la cara—. ¡Más rápido!
Pero algo extraño pasaba. Un inquietante silencio caía sobre el estadio. Ya no se oía el viento, aunque soplaba tan fuerte como antes. Era como si alguien hubiera quitado el sonido, o como si Harry se hubiera vuelto sordo de repente. ¿Qué sucedía?
Y entonces le penetró en el cuerpo una ola de frío horrible y ya conocida, exactamente en el momento en que veía algo que se movía por el campo, debajo de él.

-Que no sea lo que estoy suponiendo- murmuró Lunatico con preocupación.

 Antes de que pudiera pensar, Harry había apartado la vista de la snitch y había mirado hacia abajo. Abajo había al menos cien dementores, con el rostro tapado, y todos señalándole.

-¿Dementores? ¿En el campo de Quidditch? ¡Eso es una locura! ¡decenas de niños podrían haber sido heridos! ¿a quien se le ocurre permitir semejante atrocidad?- McGonagall estaba indignada.
-Creeme Minerva, no importa en que tiempo sea, yo no estoy feliz con eso.

 Fue como si le subiera agua helada por el pecho y le cortara por dentro. Y entonces volvió a oírlo... Alguien gritaba dentro de su cabeza..., una mujer...
—A Harry no. A Harry no. A Harry no, por favor.
—Apártate, estúpida... apártate...
—A Harry no. Te lo ruego, no. Cógeme a mí. Mátame a mí en su lugar...

Sirius palideció. Remus sintió ganas de vomitar y James se estremeció de pies a cabeza.
-Lily- James la rodeó con los brazos de manera casi paranoica, nadie tocaría a su Lily, nadie le haría daño, su pequeña pelirroja no podía irse de este mundo porque él no sea suficientemente fuerte como para luchar con Voldemort, iba a salvarla y no importaba si perdía su vida en el proceso.
Todos estaban afectados.

A Harry se le había enturbiado el cerebro con una espe­cie de niebla blanca. ¿Qué hacía? ¿Por qué montaba una escoba voladora? Tenía que ayudarla. La mujer iba a morir; la iban a matar...
Harry caía, caía entre la niebla helada.
—A Harry no, por favor. Ten piedad, te lo ruego, ten piedad...
Alguien de voz estridente estalló en carcajadas. La mujer gritaba...

Severus se sintió descompuesto, pero solo atinó a apretar la mandíbula e ignorar el picor que sentía en los ojos. Estaba tan tenso que sus puños apretados temblaban. Nadie debía herir a Lily, nadie debía ensuciar su pura alma y nadie, jamás, valdría lo suficiente como para que ella suplique, ni siquiera el sucio mocoso que tuvo con Potter.
Todo es culpa de Potter, todo es su culpa, si él no la hubiese corrompido, si no la hubiese embarazado, ella seguiría viva, ella sería feliz.
Su mente trabajaba a ritmo febril, dolor por Lily, ira por Potter. Dolor e Ira, golpeteando en su cabeza y en su pecho.

 y Harry no se enteró de nada más.

Lily parecía impasible hasta esta línea, ya tenía aceptada su muerte, iba a remediarla, pero esa Lily que murió lo había hecho en su buena ley, protegiendo a su bebé con fiereza y es lo que ella iba a repetir de ser necesario.

—Ha tenido suerte de que el terreno estuviera blando.
—Creí que se había matado.
—¡Pero si ni siquiera se ha roto las gafas!

Lily soltó un suspiro de alivio, Harry no estaba herido.

Harry oía las voces, pero no encontraba sentido a lo que decían. No tenía ni idea de dónde se hallaba, ni de por qué se encontraba en aquel lugar; ni de qué hacia antes de aquel momento. Lo único que sabía era que le dolía cada centímetro del cuerpo como si le hubieran dado una paliza.

-Una caída dura- concordó Ron.

—Es lo más pavoroso que he visto en mi vida.
Horrible... Lo más pavoroso... Figuras negras con capucha... Frío... Gritos...
Harry abrió los ojos de repente. Estaba en la enfermería. El equipo de quidditch de Gryffindor, lleno de barro, rodeaba la cama.

-A Madame Pomfrey no le gustara eso.

Ron y Hermione estaban allí también y parecían haber salido de la ducha.

Ron rodeó con el brazo la cintura de Hermione, ellos tenían, algunos días, horarios muy apretados, por lo que ese bebé que venía en camino tenía mucho que ver con el tiempo de la ducha.

—¡Harry! —exclamó Fred, que parecía exageradamente pálido bajo el barro—. ¿Cómo te encuentras?
La memoria de Harry fue recuperando los acontecimien­tos por orden: el relámpago..., el Grim..., la snitch..., y los dementores.

Sirius se rasco la nuca, nunca se le había pasado por la cabeza que Harry fuera supersticioso, y mucho menos que fuera a creer que él era el Grim.

—¿Qué sucedió? —dijo incorporándose en la cama, tan de repente que los demás ahogaron un grito.
—Te caíste —explicó Fred—. Debieron de ser... ¿cuán­tos? ¿Veinte metros?
—Creímos que te habías matado —dijo Alicia, temblando.
Hermione dio un gritito. Tenía los ojos rojos.

Harry sonrió. Le gustaba saber que tanta gente se preocupaba por él.
-Si te interesa saberlo- comentó Ginny- estaba escondida fuera de la enfermería escuchando cualquier cosa que dijeran sobre ti.
-No me esperaba menos de ti, Gin.

—Pero el partido —preguntó Harry—, ¿cómo acabó? ¿Se repetirá?
Nadie respondió. La horrible verdad cayó sobre Harry como una losa.
—¿No habremos... perdido?
—Diggory atrapó la snitch —respondió George— poco después de que te cayeras. No se dio cuenta de lo que pasaba. Cuando miró hacia atrás y te vio en el suelo, quiso que se anulara. Quería que se repitiera el partido. Pero ganaron limpiamente. Incluso Wood lo ha admitido.

-Un gran gesto- aceptó Fabian- digo, no cualquiera rechaza la victoria.

—¿Dónde está Wood? —preguntó Harry de repente, notando que no estaba allí.
—Sigue en las duchas —dijo Fred—. Parece que quiere ahogarse.

-No es sano- cortó Andromeda- de ninguna manera es sano, deja de ser fanatismo, tiene una obsesión.

Harry acercó la cara a las rodillas y se cogió el pelo con las manos. Fred le puso la mano en el hombro y lo zarandeó bruscamente.
—Vamos, Harry, es la primera vez que no atrapas la snitch.
—Tenía que ocurrir alguna vez —dijo George.
—Todavía no ha terminado —dijo Fred—. Hemos perdi­do por cien puntos, ¿no? Si Hufflepuff pierde ante Raven­claw y nosotros ganamos a Ravenclaw, y Slytherin...

Molly miró con orgullo a los gemelos, se notaba que todos sus hijos habían crecido siendo personas de bien.

—Hufflepuff tendrá que perder al menos por doscientos puntos —dijo George.
—Pero si ganan a Ravenclaw...
—Eso no puede ser. Los de Ravenclaw son muy buenos.
—Pero si Slytherin pierde frente a Hufflepuff..
—Todo depende de los puntos... Un margen de cien, en cualquier caso...
Harry guardaba silencio. Habían perdido. Por primera vez en su vida, había perdido un partido de quidditch.

-No lo perdiste- cortó James seriamente- había cien malditos dementores, no es que se te distrajo la mente, cien guardias de azkaban no te dejaron atrapar la snitch, no te tortures con eso, nadie ganaría en esas circunstancias.

Después de unos diez minutos, la señora Pomfrey llegó para mandarles que lo dejaran descansar.
—Luego vendremos a verte —le dijo Fred—. No te tortures, Harry. Sigues siendo el mejor buscador que hemos tenido.

-Por supuesto que si- apoyó Charlie- ni yo en mi mejor época jugaba como tú.

El equipo salió en tropel, dejando el suelo manchado de barro. La señora Pomfrey cerró la puerta detrás del último, con cara de mal humor. Ron y Hermione se acercaron un poco más a la cama de Harry.
—Dumbledore estaba muy enfadado —dijo Hermione con voz temblorosa—. Nunca lo había visto así. Corrió al campo mientras tú caías, agitó la varita mágica y entonces se redujo la velocidad de tu caída. Luego apuntó a los dementores con la varita y les arrojó algo plateado. Abandonaron inmediatamente el estadio... Le puso furioso que hubieran entrado en el campo... lo oímos...

-¿Un patronus para alejar cien dementores?- Ojoloco soltó una exclamación de admiración- nunca había oído algo así.
-Lo escucharas de nuevo- respondió Ron, mirando a Harry.

—Entonces te puso en una camilla por arte de magia —explicó Ron—. Y te llevó al colegio flotando en la camilla. Todos pensaron que estabas...
Su voz se apagó, pero Harry apenas se dio cuenta. Pensaba en lo que le habían hecho los dementores, en la voz que suplicaba. Alzó los ojos y vio a Hermione y a Ron tan preocupados que rápidamente buscó algo que decir.
—¿Recogió alguien la Nimbus?
Ron y Hermione se miraron.
—Eh...

-No fue tu día de suerte, Harry- suspiró Bill.

—¿Qué pasa? —preguntó Harry.
—Bueno, cuando te caíste... se la llevó el viento —dijo Hermione con voz vacilante.
—¿Y?
—Y chocó... chocó... contra el sauce boxeador.

-¿Haremos algo al respecto verdad?- susurró Canuto.
-Claro que si, ¿quien te crees que soy?- respondió Sirius.
-Yo, por eso lo digo.  ¿Le regalamos una buena?
-La mejor escoba que conseguí.

Harry sintió un pinchazo en el estómago. El sauce bo­xeador era un sauce muy violento que estaba solo en mitad del terreno del colegio.
—¿Y? —preguntó, temiendo la respuesta.
—Bueno, ya sabes que al sauce boxeador —dijo Ron— no le gusta que lo golpeen.
—El profesor Flitwick la trajo poco antes de que recuperaras el conocimiento —explicó Hermione en voz muy baja.
Se agachó muy despacio para coger una bolsa que había a sus pies, le dio la vuelta y puso sobre la cama una docena de astillas de madera y ramitas, lo que quedaba de la fiel y finalmente abatida escoba de Harry.

McGonagall esbozó una triste y nostálgica sonrisa, una verdadera pena que esa escoba se rompiera, pero había servido para hacer feliz no solo a Harry, si no a todo Gryffindor durante muchos partidos.

-Tranquila Minnie, Gryffindor seguirá teniendo lo mejor de lo mejor- tranquilizó Sirius con una sonrisa.

24 comentarios:

  1. Me encanta tu historia....de todas las que he leido que tratan de leer los libros, esta es sin duda la mejor. Segui la historia y no pares. Solo una cosita....che no podes actualizar mas seguido? Me dejas con las ganas de leer mas cada vez que termino de leer un capitulo....asi que: buenasa tu historia y no pares y un favor si podes axtualiza lo mas rapido que puedas que me muero de ganas de leer mas

    ResponderEliminar
  2. me encanta tu historia por favor seguila pronto

    ResponderEliminar
  3. Es genial vos historia siguela por favor ;-)

    ResponderEliminar
  4. Ya quiero que la sigas en este capitulo Ron defiende a Hermione

    ResponderEliminar
  5. NO ME APARECE EL CAP!!!!!!! Ayuda!!!!

    ResponderEliminar
  6. No aparece el capítulo

    ResponderEliminar
  7. A mi tampoco me aparece el cap !!!!! ^_^

    ResponderEliminar
  8. Me encanta tu blog, y me muero de ganas de leer el próximo capitulo.
    Por favor, actualiza pronto :-)

    ResponderEliminar
  9. espero te encuentres bien, y que los resultados de la resonancia haya sido favorables.... por cierto, en facebook decias que hoy actualizabas... pero no me aparece el capitulo completo, espero hayas tenido el tiempo para terminarlo y puedas publicarlo...

    saludos
    Ale74

    ResponderEliminar
  10. te amo, jajajaja sencillamente eso

    ResponderEliminar
  11. gracias, estuvo genial esta actualización

    ResponderEliminar
  12. Holiwis!!! Espero que hayas estado bien, y mmm que actualices pronto, la curiosidad me mata besitos y que Sirius te acompañe!

    ResponderEliminar
  13. WAAAAA Voy a morir si no lo continuaaaaas. Es DEMASIADO genial T.T *Llora porque es impaciente* Espero que puedas continuar pronto c: (Y sino... supongo que tienes eso que la gente llama 'vida social'. yo no lo entiendo, pero cada quien con sus cosas(? )
    Nos leemos.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  14. actualiza por favor te lo ruego besos sabor James Potter

    ResponderEliminar
  15. Me encanta tu historia pero tienes dos semanas sin actualizar y me estoy preocupando todo bien? Espero actualices pronto

    ResponderEliminar
  16. me encanta tu historia espero que actualices pronto! ;)

    ResponderEliminar
  17. ¡Dioses ! Tu historia es de lo mejor. Créeme que es tremendamente difícil encontrar una que sea tan buena como está. En verdad AMO el fanfic y a Harry Potter y mucho más a Hanny.
    Solo espero que actualizes en cerio que me dejas con la duda cada vez que termino :(

    Por otro lado me facina la trama que esta llevando. :)

    ResponderEliminar
  18. Tu historia es muy buena podrias actualizar mas seguido? Tengo ganas de ke vean el patronus de harry

    ResponderEliminar
  19. Me encanta tu historia, la amo en verdad, espero actualizes muy pronto

    ResponderEliminar
  20. Me encanta tu historia, la verdad la amo espero puedas actualizar pronto

    ResponderEliminar
  21. Me encanta tu historia, solo espero que puedas actualizar mas seguido estoy deseando leer cuando se enteren de colagusano

    ResponderEliminar
  22. Mulan también es mi peli favorita, y amo a Mushu, solo eso...

    ResponderEliminar
  23. amo este fic llegue aqui por caSUALIDAD Y DESPUES ME DI CUENTA QUE TAMBIEN ERES LA AUTORA DE CASI TODOS MIS FICS FAVORITOS EN POTTERFICS ...SOLO UNA COSA EN VARIAS OCACIONES QUE MENCIONAS A KRUM ESCRIBES -VICTOR- Y ES VIKTOR CON "k" DE RESTO NADA MAS QUE DECIR BUENO SI QUE ACTUALICES PRONTO ESTOY LEYENDO LO MAS LENTO POSIBLE PARA QUE NO SE ACABE PERO NO SE ME DA BIEN ...

    ResponderEliminar