Aclaración: Bueno todos los personajes y los libros que leen pertenecen a Jo Rowling, yo solo lo traspaso a un blog para que puedan leerlo de una manera diferente con las intervenciones de ciertos personajes pertenecientes a ella.
Espero disfruten, recuerden que voy subiendo las partes del capítulo en la misma entrada.
Harry Potter y el Prisionero de Azkaban
Capitulo III: "El autobús Noctámbulo"
POR FAVOR SIGANME EN FACEBOOK, no por hacerme crecer el ego, sino porque en mi pagina, ANUNCIO CUALQUIER CAMBIO EN LOS HORARIOS DE ACTUALIZACIÓN. Como por ejemplo esto de que me retiraba unos días, al costado del blog pueden encontrar la imagen que los lleva a mi página.
Abrazos a todos.
-¡A leer!- ordenó Lily. Sirius hizo un mohín cuando Lily le tendió el
libro.
Después de alejarse
varias calles, se dejó caer sobre un muro bajo de la calle Magnolia, jadeando a
causa del esfuerzo. Se quedó sentado, inmóvil, todavía furioso, escuchando los
latidos acelerados del corazón.
-Eres muy pequeño para estar solo a semejante hora en la
calle ¿Es que esos muggles no tienen
nada de sentido común?- se quejó Andromeda.
Pero después de estar
diez minutos solo en la oscura calle, le sobrecogió una nueva emoción: el
pánico. De cualquier manera que lo mirara, nunca se había encontrado en peor
apuro. Estaba abandonado a su suerte y totalmente solo en el sombrío mundo
muggle, sin ningún lugar al que ir.
-Entiendo la sensación- bufó Canuto, hacía pocos meses que
se había marchado de la ancestral casa Black. Sonrió al recordar que James le
había gritado que era un idiota cuando se entero que había estado pasando sus
noches en un hotel barato y prácticamente lo arrastro a la casa de los Potter. “Hola
mamá Dorea” “¿Quedo tarta de melaza? Oh, y canuto vivirá aquí ahora” “hay tarta
para ambos” “Hola papá Charlus” “Sirius muchacho, por fin tendré un hijo” “Eh ¿Qué
se supone que soy yo?” “Desde que conociste a la pelirroja, eres mi niñita
enamorada” “Charlus, no molestes a tu hijo” “Lo siento Do, ¿te dije que te amo?”
“Pollerudo”.
Y lo peor de todo era
que acababa de utilizar la magia de forma seria, lo que implicaba, con toda
seguridad, que sería expulsado de Hogwarts. Había infringido tan gravemente el
Decreto para la moderada del Ministerio de Magia no se hubieran presentado ya
para llevárselo.
-No tan grave como llevárselo, pero es extraño que no
recibiera una notificación- comentó Arthur.
Le dio un escalofrío.
Miró a ambos lados de la calle Magnolia. ¿Qué le sucedería? ¿Lo detendrían o lo
expulsarían del mundo mágico?
-Siempre tan optimista tú- lo molestó Ginny.
Pensó en Ron y Hermione, y aún se entristeció
más. Harry estaba seguro de que, delincuente o no, Ron y Hermione querrían
ayudarlo, pero ambos estaban en el extranjero, y como Hedwig se había ido, no
tenía forma de comunicarse con ellos.
-Eres tan malditamente dramático- se burló Fabian.
-No eres un criminal, ¿Cómo crees?- Hermione parecía
exasperada.
Tampoco tenía dinero
muggle. Le quedaba algo de oro mágico en el monedero, en el fondo del baúl,
pero el resto de la fortuna que le habían dejado sus padres estaba en una cámara
acorazada del banco mágico Gringotts, en Londres. Nunca podría llevar el baúl a
rastras hasta Londres. A menos que...
-Y ahora viene un plan descabellado muy a lo Potter- Remus
puso los ojos en blanco.
Miró la varita
mágica, que todavía tenía en la mano. Si ya lo habían expulsado (el corazón le
latía con dolorosa rapidez), un poco más de magia no empeoraría las cosas.
Minerva se pellizcó el puente de la nariz.
Tenía la capa
invisible que había heredado de su padre. ¿Qué pasaría si hechizaba el baúl
para hacerlo ligero como una pluma, lo ataba a la escoba, se cubría con la capa
y se iba a Londres volando? Podría sacar el resto del dinero de la cámara y comenzar
su vida de marginado.
Harry se sonrojó cuando muchos se rieron a carcajadas.
Incluso algunos que reían por lo bajo, intentado contenerse por lastima al
pequeño y desesperado Harry.
-Eso es tan…- Fred parecía al borde de tirarse al piso a
rodar de risa.
-Lo sé…Lo sé…
Era un horrible
panorama, pero no podía quedarse allí sentado o tendría que explicarle a la
policía muggle por qué se hallaba allí a las tantas de la noche con una escoba
y un baúl lleno de libros de encantamientos.
-Boleto a psiquiatría.
Harry volvió a abrir
el baúl y lo fue vaciando en busca de la capa para hacerse invisible. Pero
antes de que la encontrara se incorporó y volvió a mirar a su alrededor.
-¿Qué pasa ahora? ¿Marge llegó volando?- Gideon hizo una
mueca ¿Cómo era posible que el pequeño Potter tuviera tanta mala suerte?
Un extraño cosquilleo
en la nuca le provocaba la sensación de que lo estaban vigilando, pero la calle
parecía desierta y no brillaba luz en ninguna casa. Volvió a inclinarse sobre
el baúl y casi inmediatamente se incorporó de nuevo, todavía con la varita en
la mano.
-Bien, alerta permanente-felicitó Alastor.
Más que oírlo, lo
intuyó: había alguien detrás de él, en el estrecho hueco que se abría entre el
garaje y la valla. Harry entornó los ojos mientras miraba el oscuro callejón.
Si se moviera, sabría si se trataba de un simple gato callejero o de otra cosa.
-O de un vagabundo ansioso por robarle cualquier cosa que un
niño de trece años pudiese tener en un maldito baúl, ¡Podrían hacerte Merlín
sabra que cosa!-Lily parecía bastante histérica.
—¡Lumos! —susurró Harry.
Una luz apareció en el extremo de la varita, casi deslumbrándole. La mantuvo en
alto, por encima de la cabeza, y las paredes del nº 2, recubiertas de
guijarros, brillaron de repente. La puerta del garaje se iluminó y Harry vio
allí, nítidamente, la silueta descomunal de algo que tenía ojos grandes y brillantes.
Remus y James miraron a Canuto de inmediato, mientras que
este miraba a Sirius, esperando una explicación. Pero él solo siguió leyendo.
Se echó hacia atrás.
Tropezó con el baúl. Alargó el brazo para impedir la caída, la varita salió
despedida de la mano y él aterrizó junto al bordillo de la acera. Sonó un
estruendo y Harry se tapó los ojos con las manos, para protegerlos de una repentina
luz cegadora...
-¿Por qué te pasa todo lo raro?- se quejó Tonks.
-No sé, si algún día te enteras me dices- respondió Harry encogiéndose
de hombros.
Dando un grito, se
apartó rodando de la calzada justo a tiempo. Un segundo más tarde, un vehículo
de ruedas enormes y grandes faros delanteros frenó con un chirrido exactamente
en el lugar en que había caído Harry. Era un autobús de dos plantas, pintado de
rojo vivo, que había salido de la nada.
-Odio ese maldito autobús- Marlene tenía el ceño fruncido.
En el parabrisas
llevaba la siguiente inscripción con letras doradas: AUTOBÚS NOCTÁMBULO Durante
una fracción de segundo, Harry pensó si no lo habría aturdido la caída. El
cobrador, de uniforme rojo salto del autobús y dijo en voz alta sin mirar a
nadie:
-Maleducado-criticó Astoria.
—Bienvenido al
autobús noctámbulo, transporte de emergencia para el brujo abandonado a su
suerte. Alargue la varita, suba a bordo y lo llevaremos a donde quiera. Me
llamo Stan Shunpike.
-¿Shunpike? ¿No había un chico con ese apellido en Hufflepuff
hace unos años? Creo que era hijo de muggles- Alice se encogió de hombros,
mientras Dorcas intentaba recordar.
-Estuvo en un curso sobre el mío, siempre decía mentiras
para impresionar a las chicas- recordó Charlie.
-Estaré a su
disposición esta no...
El cobrador se
interrumpió. Acababa de ver a Harry que seguía sentado en el suelo. Harry cogió
de nuevo la varita y se levantó de un brinco. Al verlo de cerca, se dio cuenta
de que Stan Shunpike era tan sólo unos años mayor que él: no tendría más de
dieciocho o diecinueve. Tenía las orejas grandes y salidas, y un montón de
granos.
-Agh- Narcissa frunció el ceño.
—¿Qué hacías ahí? —dijo
Stan, abandonando los buenos modales.
-¿Esos eran buenos modales?- preguntó Hermione- como serán
los malos.
—Me caí —contestó
Harry.
—¿Para qué? —preguntó
Stan con risa burlona.
-Para abrazar el piso, lo vio muy solitario.
—No me caí a propósito
—contestó Harry enfadado.
Se había hecho un
agujero en la rodillera de los vaqueros y le sangraba la mano con que había
amortiguado la caída.
-Pobrecito- Lily hizo un puchero.
De pronto recordó por qué se había caído y se
volvió para mirar en el callejón, entre el garaje y la valla. Los faros delanteros
del autobús noctámbulo lo iluminaban y era evidente que estaba vacío.
-Eso es demasiado extraño- Canuto se paso la mano por el
pelo negro azulado nerviosamente.
—¿Qué miras?
—preguntó Stan.
—Había algo grande y
negro —explicó Harry, señalando dubitativo—. Como un perro enorme...
Se volvió hacia Stan,
que tenía la boca ligeramente abierta. No le hizo gracia que se fijara en la
cicatriz de su frente.
-Y aquí comienza…-Bill hizo una mueca.
—¿Qué es lo que
tienes en la frente? —preguntó Stan.
—Nada —contestó
Harry, tapándose la cicatriz con el pelo. Si el Ministerio de Magia lo buscaba,
no quería ponerles las cosas demasiado fáciles.
Albus esbozó una pequeña sonrisa divertida.
—¿Cómo te llamas?
—insistió Stan.
—Neville Longbottom
—respondió Harry, dando el primer nombre que le vino a la cabeza.
Neville lo miró sorprendido.
—.Así que... así que
este autobús... —dijo con rapidez, esperando desviar la atención de Stan—. ¿Has
dicho que va a donde yo quiera?
—Sí —dijo Stan con
orgullo—. A donde quieras, siempre y cuando haya un camino por tierra. No
podemos ir por debajo del agua. Nos has dado el alto, ¿verdad? —dijo, volviendo a ponerse suspicaz—. Sacaste
la varita y... ¿verdad?
-Algo muy útil y práctico- felicitó Lily.
-¿Nunca te has subido, verdad?-la pelirroja negó- No sabes
nada del bamboleo y golpes y necesitan un hechizo para eso- se quejó Mary.
—Sí —respondió Harry
con prontitud—. Escucha, ¿cuánto costaría ir a Londres?
—Once sickles —dijo
Stan—. Pero por trece te damos además una taza de chocolate y por quince una
bolsa de agua caliente y un cepillo de dientes del color que elijas.
-No esta tan mal.
Harry rebuscó otra
vez en el baúl, sacó el monedero y entregó a Stan unas monedas de plata. Entre
los dos cogieron el baúl, con la jaula de Hedwig encima, y lo subieron al
autobús.
-Al menos ya no está solo en la calle- intento suavizar
Arthur.
No había asientos; en
su lugar; al lado de las ventanas con cortinas, había media docena de camas de
hierro. A los lados de cada una había velas encendidas que iluminaban las
paredes revestidas de madera.
Un brujo pequeño con
gorro de dormir murmuró en la parte trasera:
—Ahora no, gracias:
estoy escabechando babosas. —Y se dio la vuelta, sin dejar de dormir.
-Adorable- ironizó Ginny.
—La tuya es ésta
—susurró Stan, metiendo el baúl de Harry bajo la cama que había detrás del
conductor; que estaba sentado ante el volante—. Éste es nuestro conductor;
Ernie Prang. Éste es Neville Longbottom, Ernie.
-¿Sigue vivo?- James se sorprendió ligeramente-tiene como
mil años.
-Solo tiene ochenta y cinco- informó Albus. (N/A: Pequeña refencia a Jimmy Gardner, el
actor que interpreto a Ernie y falleció a los 85).
Ernie Prang, un brujo
anciano que llevaba unas gafas muy gruesas, le hizo un ademán con la cabeza.
Harry volvió a taparse la cicatriz con el flequillo y se sentó en la cama.
—Vámonos, Ernie —dijo
Stan, sentándose en su asiento, al lado del conductor.
-Y ahí empieza el desastre.
Se oyó otro estruendo
y al momento Harry se encontró estirado en la cama, impelido hacia atrás por la
aceleración del autobús noctámbulo. Al incorporarse miró por la ventana y vio,
en medio de la oscuridad, que pasaban a velocidad tremenda por una calle
irreconocible. Stan observaba con gozo la cara de sorpresa de Harry.
—Aquí estábamos antes
de que nos dieras el alto —explicó—. ¿Dónde estamos, Ernie? ¿En Gales?
—Sí —respondió Ernie.
—¿Cómo es que los muggles
no oyen el autobús? —preguntó Harry.
Lucius bufó con desprecio. Si no fuera por los estúpidos Muggles
los magos podrían tener una vida mucho mas sencilla.
—¿Ésos? —respondió
Stan con desdén—. No saben escuchar; ¿a que no? Tampoco saben mirar. Nunca ven
nada.
—Vete a despertar a
la señora Marsh —ordenó Ernie a Stan—. Llegaremos a Abergavenny en un minuto.
-No me esta agradando Stan- comentó Lily, sintiéndose insultada
porque hablaran así de los muggles.
Stan pasó al lado de
la cama de Harry y subió por una escalera estrecha de madera. Harry seguía
mirando por la ventana, cada vez más nervioso. Ernie no parecía dominar el
volante. El autobús noctámbulo invadía continuamente la acera, pero no chocaba
contra nada. Cuando se aproximaba a ellos, los buzones, las farolas y las
papeleras se apartaban y volvían a su sitio en cuanto pasaba.
-¿Cómo funciona?- preguntó Tonks encantada.
-Magia.
-Wow.
Stan reapareció,
seguido por una bruja ligeramente verde arropada en una capa de viaje.
—Hemos llegado,
señora Marsh —dijo Stan con alegría, al mismo tiempo que Ernie pisaba a fondo
el freno, haciendo que las camas se deslizaran medio metro hacia delante.
-Estoy mareándome de solo leer eso- se quejó Alice.
La señora Marsh se
tapó la boca con un pañuelo y se bajó del autobús tambaleándose. Stan le arrojó
el equipaje y cerró las portezuelas con fuerza.
-Eso no suena muy caballeroso.
Hubo otro estruendo y volvieron a encontrarse
viajando a la velocidad del rayo, por un camino rural, entre árboles que se
apartaban.
Harry no habría
podido dormir aunque viajara en un autobús que no hiciera aquellos ruidos ni
fuera a tal velocidad.
-La velocidad es asombrosa, un día te dejaré mi moto y
sabrás lo genial que…- Lily miró enojada a Sirius- sería si lo hicieras, cosa
que no harás porque sería totalmente irresponsable de mi parte- corrigió sobre
marcha.
Se le revolvía el
estómago al pensar en lo que podía ocurrirle, y en si los Dursley habrían
conseguido bajar del techo a tía Marge.
-Eso se lo merecía- tranquilizó Bill.
Stan había abierto un
ejemplar de El Profeta y lo leía con la lengua entre los dientes. En la primera
página, una gran fotografía de un hombre con rostro triste y pelo largo y
enmarañado le guiñaba a Harry un ojo, lentamente. A Harry le resultaba
extrañamente familiar.
Sirius se frotó los ojos cansinamente, con expresión triste.
—¡Ese hombre! —dijo Harry,
olvidando por unos momentos sus problemas—. ¡Salió en el telediario de los
muggles!
Stan volvió a la
primera página y rió entre dientes.
—Es Sirius Black
—asintió.
-¿Qué yo qué?- Canuto se debatía entre estar impactado o
furioso.
-¿Por qué Canuto escaparía de Azkaban?-preguntó James
desorientado.
-Es obvio porque demonios escape, lo que me preocupa es
porque llegue ahí en primer lugar- miró a Harry- cachorro, suelta todo ahora.
-Lo siento Sirius, no puede, no ahora- cortó Hermione
mirando a Harry quien ya parecía dudar si hablar o no- No puedes decirle, lo
sabes.
-Yo detestaba que me ocultaran cosas.
-¿Y como terminan las cosas cuando alguien no tiene
paciencia suficiente?
Harry miró en otra dirección. Mientras Canuto miraba a
Sirius seriamente.
—Por supuesto que ha
salido en el telediario muggle, Neville. ¿Dónde has estado este tiempo?
Volvió a sonreír con
aire de superioridad al ver la perplejidad de Harry.
-Es un niño- bufó Marlenne.
Desprendió la primera
página del diario y se la entregó a Harry.
—Deberías leer más el
periódico, Neville.
Harry acercó la
página a la vela y leyó:
Todos estaban muy intrigados por lo que había pasado con
Sirius, pero nadie estaba más tenso que James, Remus y el propio Canuto.
BLACK SIGUE SUELTO
El Ministerio de
Magia confirmó ayer que Sirius Black, tal vez el más malvado recluso que haya
albergado la fortaleza de Azkaban, aún no ha sido capturado.
-Merlín. En Azkaban están los más grandes monstruos de Inglaterra
¿Qué podría ser tan malo?- Lily estaba pálida.
«Estamos haciendo
todo lo que está en nuestra mano para volver a apresarlo, y rogamos a la comunidad
mágica que mantenga la calma», ha declarado esta misma mañana el ministro de
Magia Cornelius Fudge. Fudge ha sido criticado por miembros de la Federación
Internacional de Brujos por haber informado del problema al Primer Ministro
muggle.
-Esto solo empeora- Canuto estaba cada vez mas nervioso y
Sirius se hundía cada vez mas en su asiento.
«No he tenido más
remedio que hacerlo», ha replicado Fudge, visiblemente enojado. «Black está
loco, y supone un serio peligro para cualquiera que se tropiece con él, ya sea
mago o muggle.
-Loco, si. Peligroso, definitivamente no.- defendió Fabian,
intentando quitar un poco de peso al ambiente tenso.
He obtenido del
Primer Ministro la promesa de que no revelará a nadie la verdadera identidad de
Black. Y seamos realistas, ¿quién lo creería si lo hiciera?»
Mientras que a los
muggles se les ha dicho que Black va armado con un revólver (una especie de varita
de metal que los muggles utilizan para matarse entre ellos), la comunidad mágica
vive con miedo de que se repita la matanza que se produjo hace doce años,
cuando Black mató a trece personas con un solo hechizo.
Todos parecían querer pedir que se repitiera el último párrafo,
nadie estaba seguro de haber oído realmente aquello.
-¿Cómo puede ser que yo matara…?- Canuto parecía a punto de
derrumbar el castillo a patadas.
-Asesino.
Ese murmuro le crispo la nuca al ojigris.
-¡LAS UNICAS VECES QUE HE ATACADO A ALGUIEN A SIDO PARA
PROTEGER A JAMES, LILY Y HARRY!- Sirius se pasó las manos por el pelo
desesperado- la primera vez que mate a un mortífago fue por querer matar a la
pelirroja cuando estaba embarazada, y ni siquiera fue apropósito, hubo una
explosión en una pared. Y en la guerra… mierda,
en la guerra todos hacíamos lo que podíamos para sobrevivir, pero nunca mate a
alguien por…- escondió la cara entre las manos.
Canuto parecía tan deprimido como su yo adulto.
-Canuto…Sirius, yo te creo- le susurró Lily.
-Todos te creemos-apoyó James fervientemente- te confiaría
mi vida.
-Eres incapaz de ser un asesino- secundó Remus.
Harry observó los
ojos ensombrecidos de Black, la única parte de su cara demacrada que parecía
poseer algo de vida. Harry no había visto nunca a un vampiro, pero había visto
fotos en sus clases de Defensa Contra las Artes Oscuras, y Black, con su piel
blanca como la cera, parecía uno.
Canuto recorrió con la mirada a Sirius, su mirada triste y melancólica,
las arrugas de cansancio alrededor de los ojos, las cicatrices en sus manos…
—Da miedo mirarlo,
¿verdad? —dijo Stan, que mientras leía el artículo se había estado fijando en
Harry.
—¿Mató a trece personas
—preguntó Harry, devolviéndole a Stan la página— con un hechizo?
—Sí —respondió Stan—.
Delante de testigos y a plena luz del día. Causó conmoción, ¿no es verdad,
Ernie?
—Sí —confirmó Ernie
sombríamente.
-¿Cómo es malditamente posible que todos me hayan visto hacerlo…
que no lo haya hecho? ¿CÓMO ES POSIBLE?- gritó Canuto, enfadado.
-Tienes que esperar Sirius- intentó calmar Ginny.
Para ver mejor a
Harry, Stan se volvió en el asiento, con las manos en el respaldo.
—Black era un gran
partidario de Quien Tú Sabes —dijo.
—¿Quién? ¿Voldemort?
—dijo Harry sin pensar.
-¡Eso es imposible! ¡Primero muerto antes que mortífago!-
volvió a gritar, Ginny rodó los ojos.
-Sirius, mirame, eres inocente, deja de pensar que lo
hiciste, te inculparon y el libro trata sobre eso- Hermione miró feo a la
pelirroja- ¿Qué? No voy a dejarlo pensar que es un asesino, yo me sentí así cuando
Riddle me manejaba y es horrendo.
Todos se relajaron visiblemente ante esto, al menos Sirius
no era un asesino.
Stan palideció hasta
los granos. Ernie dio un giro tan brusco con el volante que tuvo que quitarse
del camino una granja entera para esquivar el autobús.
—¿Te has vuelto loco?
—gritó Stan—. ¿Por qué has mencionado su nombre?
—Lo siento —dijo
Harry con prontitud—. Lo siento, se... se me olvidó.
Lucius puso los ojos en blanco, ese chico era tan inútil para
pasar desapercibido como la sobrina mestiza de Narcissa con el pelo mitad rosa
y mitad anaranjado.
—¡Que se te olvidó!
—exclamó Stan con voz exánime—. ¡Caramba, el corazón me late a cien por hora!
—Entonces...
entonces, ¿Black era seguidor de Quien Tú Sabes? —soltó Harry como disculpa.
—Sí —confirmó Stan,
frotándose todavía el pecho—. Sí, exactamente. Muy próximo a Quien Tú Sabes,
según dicen... De cualquier manera, cuando el pequeño Harry Potter acabó con
Quien Tú Sabes (Harry volvió a aplastarse el pelo contra la cicatriz), todos
los seguidores de Quien Tú Sabes fueron descubiertos,
-No todos, aparentemente- comentó Arthur, mirando con enojo
a Lucius.
¿verdad, Ernie? Casi
todos sabían que la historia había terminado una vez vencido Quien Tú Sabes, y
se volvieron muy prudentes. Pero no Sirius Black. Según he oído, pensaba ser el
lugarteniente de Quien Tú Sabes cuando llegara al poder.
-No me interesa el poder, y menos que menos con el bastardo
de Voldemort.
El caso es que arrinconaron a Black en una
calle llena de muggles, Black sacó la varita y de esa manera hizo saltar por
los aires la mitad de la calle. Pilló a un mago y a doce muggles que pasaban
por allí.
-¿Quién podría querer hacer que creyeran que Canuto hizo
semejante cosa?- la apariencia usualmente tranquila de Remus se veía cortada
por su ceño fuertemente fruncido.
Horrible, ¿no? ¿Y
sabes lo que hizo Black entonces? —prosiguió Stan con un susurro teatral.
—¿Qué? —preguntó
Harry
—Reírse —explicó
Stan—. Se quedó allí riéndose. Y cuando llegaron los refuerzos del Ministerio
de Magia, dejó que se lo llevaran como si tal cosa, sin parar de reír a
mandíbula batiente. Porque está loco, ¿verdad, Ernie? ¿Verdad que está loco?
-Eso si lo hice- razonó Sirius- fue unas pocas horas después
de la muerte de los Potter, me sentía bastante desquiciado.
—Si no lo estaba
cuando lo llevaron a Azkaban, lo estará ahora —dijo Ernie con voz pausada—. Yo
me maldeciría a mí mismo si tuviera que pisar ese lugar, pero después de lo que
hizo le estuvo bien empleado.
—Les dio mucho
trabajo encubrirlo todo, ¿verdad, Ernie? —dijo Stan—. Toda la calle destruida y
todos aquellos muggles muertos. ¿Cuál fue la versión oficial, Ernie?
—Una explosión de gas
—gruñó Ernie.
-No se que otra cosa podrían haber dicho- susurró Dorcas.
—Y ahora está libre
—dijo Stan volviendo a examinar la cara demacrada de Black, en la fotografía
del periódico—. Es la primera vez que alguien se fuga de Azkaban, ¿verdad,
Ernie? No entiendo cómo lo ha hecho. Da miedo, ¿no? No creo que los guardias de
Azkaban se lo pusieran fácil, ¿verdad, Ernie?
Ernie se estremeció
de repente.
-Bueno, si te sirve de algo, al menos hiciste historia-
comentó Gideon con voz ronca, intentando que sonara divertido.
—Sé buen chico y
cambia de conversación. Los guardias de Azkaban me ponen los pelos de punta.
Stan retiró el
periódico a regañadientes, y Harry se reclinó contra la ventana del autobús
noctámbulo, sintiéndose peor que nunca. No podía dejar de imaginarse lo que
Stan contaría a los pasajeros noches más tarde: «¿Has oído lo de ese Harry
Potter? Hinchó a su tía como si fuera un globo. Lo tuvimos aquí, en el autobús
noctámbulo, ¿verdad, Ernie? Trataba de huir...»
-Eres tan exagerado- criticó Ron.
-Mira quien lo dice- refutó con una mueca.
Harry había
infringido las leyes mágicas, exactamente igual que Sirius Black. ¿Inflar a tía
Marge sería considerado lo bastante grave para ir a Azkaban? Harry no sabía
nada acerca de la prisión de los magos, aunque todos a cuantos había oído
hablar sobre ella empleaban el mismo tono aterrador.
-Oh por dios, no vas a ir a Azkaban por inflar a tu tía-
bufó Fred entre la risa y la exasperación.
Hagrid, el guardabosques de Hogwarts, había
pasado allí dos meses el curso anterior. Tardaría en olvidar la expresión de
terror que puso cuando le dijeron adónde lo llevaban, y Hagrid era una de las
personas más valientes que conocía.
Hagrid se estremeció, pero miro agradecido a Harry por lo de
valiente.
El autobús noctámbulo
circulaba en la oscuridad echando a un lado los arbustos, las balizas, las
cabinas de teléfono, los árboles, mientras Harry permanecía acostado en el
colchón de plumas, deprimido. Después de un rato, Stan recordó que Harry había pagado
una taza de chocolate caliente, pero lo derramó todo sobre la almohada de Harry
con el brusco movimiento del autobús entre Anglesea y Aberdeen.
-Que te den otra- explicó Percy como si fuera lo mas obvio.
Brujos y brujas en
camisón y zapatillas descendieron uno por uno del piso superior; para abandonar
el autobús. Todos parecían encantados de bajarse. Al final sólo quedó Harry.
—Bien, Neville —dijo
Stan, dando palmadas—, ¿a que parte de Londres?
—Al callejón Diagon
—respondió Harry.
-Bien, algo sensato al menos- suspiró Molly.
—De acuerdo —dijo
Stan—, agárrate fuerte...
PRUMMMMBBB.
Circularon por
Charing Cross como un rayo. Harry se incorporó en la cama, y vio edificios y
bancos apretujándose para evitar al autobús. El cielo aclaraba. Reposaría un
par de horas, llegaría a Gringotts a la hora de abrir y se iría, no sabía
dónde.
-Y al diablo lo sensato- cortó George.
Ernie pisó el freno,
y el autobús noctámbulo derrapó hasta detenerse delante de una taberna vieja y
algo sucia, el Caldero Chorreante, tras la cual estaba la entrada mágica al
callejón Diagon.
—Gracias —le dijo a
Ernie. Bajó de un salto y con la ayuda de Stan dejó en la acera el baúl y la
jaula de Hedwig—. Bueno —dijo Harry—, entonces, ¡adiós!
Pero Stan no le
prestaba atención. Todavía en la puerta del autobús, miraba con los ojos
abiertos de par en par la entrada enigmática del Caldero Chorreante.
—Conque estás aquí,
Harry —dijo una voz.
-Por el pantalón floreado de Merlín ¿Qué te paso ahora?
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Abrazos a todos.
Hola
ResponderEliminarVaya hermoso el capítulo anterior y algo me dice que este también lo sera, saludos y no te preocupes por la actualización, yo ya te sigo en tu pagina.
Saludos.
Hola,creo que hablo por todos los que leemos tus historias que no te preocupes,algunas personas se toman su tiempo aveces para inspirarse y escribir,entiendo que tengas estres,muchisimas personas leen tus fics y queres que les gusten a todos,tomate tu tiempo (pero no tanto jaja xd) porque se que nos lo vas a recompensar con tus increibles y adictivas historias :D
ResponderEliminarAbrazossss ^-^
Ohhh cual es tu face ? Yo no lo tengo, donde lo encuentro?
ResponderEliminarGracias por avisar
Bsos
https://www.facebook.com/MerodeadoraSB
EliminarGenial no me esperaba qe actualizaras tan pronto!! Ay muero de la ansiedad por ver la reaccion de todos cuando lean la nota de El Profeta de Sirius :P Espero qe estes bien, saludos!!!
ResponderEliminar¡Esto es geniaaaal!
ResponderEliminarhermoso, hermoso :')
ResponderEliminarSiiii lindo , me encanta
ResponderEliminarBsos
Hola! Me encantó, me puedes dar tu face? Podrías poner más intervenciones de tonks y lupin? Es que amo a esta pareja :3
ResponderEliminarbesos *3*
https://www.facebook.com/MerodeadoraSB
EliminarMe encantas. Tu no eres como otros que escriben fanfics como quien hace un trabajo de Historia de la Magia. Referencias, cosas divertidas...MARAVILLOSO. Todo. Y este es mi libro favorito.
ResponderEliminarPerfecto
ResponderEliminarAMO!!! NO HAY OTRA PALABRA PARA ESTO!!! NO PUEDO PARAR DE LEER ESTO!!! ES INCREÍBLE!!!!
ResponderEliminarNo sé porqué, pero me encanta que Sirius adolescente le diga: "Cachorro, suelta todo ahora"
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