lunes, 23 de junio de 2014

Harry Potter y la Cámara secreta- cap 17

Aclaracion: Bueno todos los personajes y los libros que leen pertenecen a Jo Rowling, yo solo lo traspaso a un blog para que puedan leerlo de una manera diferente con las intervenciones de ciertos personajes pertenecientes a ella.
Espero disfruten, recuerden que voy subiendo las partes del capítulo en la misma entrada.

Harry Potter y la cámara de los secretos.

Capitulo XVII:“El Heredero de Slytherin"



-¿Quién leerá este capitulo?- preguntó Minerva, Sirius agito la mano en el aire.
-Basta canuto, ya entendió, no me des vergüenza- Sirius miró mal a Remus, mientras tomaba el libro.
-El capitulo se llama “El heredero de la peor casa”
-SIRIUS BLACK.
-De acuerdo, “el heredero de Slytherin”, aunque a mi parecer es lo mismo que dije recién.
-Sirius mi hijo está en la jodida cámara de los secretos, ¿podrías leer antes de que me sienta en la obligación de meterte ese libro por el…?
-¡Señorita Evans!- corto McGonagall.
-Ya leo, ya leo- Sirius miró aterrado a la pelirroja.

Se hallaba en el extremo de una sala muy grande, apenas iluminada. Altísimas columnas de piedra talladas con serpientes enlazadas se elevaban para sostener un techo que se perdía en la oscuridad, proyectando largas sombras negras sobre la extraña penumbra  verdosa que reinaba en la estancia.

-Muy serpertonso- murmuró Tonks, como si fuera una deducción brillante.

Con el corazón latiéndole muy rápido, Harry escuchó aquel silencio de ultratumba. ¿Estaría el basilisco acechando en algún rincón oscuro, detrás de una columna? ¿Y dónde estaría Ginny?

-Oh mi niñita- Molly ya seguía preocupada desde el capitulo anterior, aunque su hija estuviese sana y salva frente a sus ojos.

Sacó su varita y avanzó por entre las columnas decoradas con serpientes. Sus pasos resonaban en los muros sombríos. Iba con los ojos entornados, dispuesto a cerrarlos completamente al menor indicio de movimiento. Le parecía que las serpientes de piedra  lo vigilaban desde las cuencas vacías de sus ojos.

-Tranquila Lily, él está aquí.
-James hay millones de personas en este mundo ¿Por qué él tenía que ir? Había cientos de magos más adultos, mas instruidos. ¿Por qué mi niño de doce años tiene que ir?
-Porque tenía que salvarla, ella es su otra mitad, era demasiado pequeño para entenderlo.

Ambos miraron a Harry que jugueteaba distraídamente con la mano de Ginny mientras la abrazaba.

Más de una vez, el corazón le dio un vuelco al creer que alguna se movía. Al llegar al último par de columnas, vio una estatua, tan alta como la misma cámara, que surgía imponente, adosada al muro del fondo.

Todos estaban demasiados  ensimismados en la lectura como para decir algo.

Harry tuvo que echar atrás la cabeza para poder ver el rostro gigantesco que la coronaba: era un rostro antiguo y simiesco, con una barba larga y fina que le llegaba casi hasta el final de la amplia túnica de mago, donde unos enormes pies de color gris se asentaban sobre el liso suelo.

-Salazar Slyhterin- murmuró Lucius admirado.

Y entre los pies, boca abajo, vio una pequeña figura con túnica negra y el cabello de un rojo encendido.

-¡Ginny!- todos, incluso los que no conocían a los Weasley, estaban preocupados por el destino de la pequeña pelirrojita.

—¡Ginny! —susurró Harry, corriendo hacia ella e hincándose de rodillas.

-Es sorprendentemente extraño el hecho de que te he visto de rodillas frente a Ginny en demasiadas ocasiones- bufó Ron.
-¿De rodillas?- Sirius movió las cejas.
-Callate, solo es porque Harry adora mimar a sus hijos desde antes que nazcan.

 — ¡Ginny! ¡No estés muerta! ¡Por favor, no estés muerta! —Dejó la varita a un lado, cogió a Ginny por los hombros y le dio la vuelta. Tenía la cara tan blanca y fría como el mármol, aunque los ojos estaban cerrados, así que no estaba petrificada.

-Tranquila pequeña- Harry le beso la frente, esto le dolía casi tanto como a ella.
-Maldita sea Ginevra- bufo Fred preocupado por lo que le paso a su hermana pequeña en esa cámara.

Pero entonces  tenía que estar...—. Ginny, por favor, despierta —susurró Harry sin esperanza, agitándola. La cabeza de Ginny se movió, inanimada, de un lado a otro.
—No despertará —dijo una voz suave.

-¿Quién…?-Alice palideció- El heredero.

Harry se enderezó de un salto.  Un muchacho alto, de pelo negro, estaba apoyado contra la columna más cercana, mirándole.

-¿Quién demonios es?- preguntó Marlenne impaciente por saber algo más.

Tenía los contornos borrosos, como Harry si lo estuviera mirando a través de un cristal empañado. Pero no había dudas sobre quién era.
—Tom... ¿Tom Ryddle?

-¿Qué?- la pregunta se extendió a lo largo del comedor.
-¿Cómo es posible?- Gideon, al igual que todos, se veía realmente confundido.
Ginny se estremeció ¿Qué pensarían los demás de ella, al saber que había sido, en cierta forma, la culpable de todo?

Ryddle asintió con la cabeza, sin apartar los ojos del rostro de Harry.
—¿Qué quieres decir? ¿Por qué no despertará? —dijo Harry desesperado—. ¿Ella no está... no está...?
—Todavía está viva —contestó Ryddle—, pero por muy poco tiempo.

-¿Por poco tiempo?- repitió Fabian pálido- ¿Por qué él querría…? ¡Tú eres sangre pura!
Todos querían saber la respuesta, pero ella solo miraba hacia abajo, con el cabello pelirrojo cubriéndole parte de la cara.

Harry lo miró detenidamente. Tom Ryddle había estudiado en Hogwarts hacía cincuenta años, y sin embargo allí, bajo aquella luz rara, neblinosa y brillante, aparentaba tener dieciséis años, ni un día más.

-¿Cómo es posible que este él ahí? Sin envejecer- James parecía confundido.
-Pudo haber muerto y ser un fantasma- sugirió Frank.

—¿Eres un fantasma? —preguntó Harry dubitativo.

-No creo que eso sea- respondió Remus- es algo mucho menos común que un fantasma.

—Soy un recuerdo —respondió Ryddle tranquilamente— guardado en un diario durante cincuenta años.

Todos se veían aun mas confundidos que antes. Incluso Severus, con su amplio conocimiento de la magia oscura, estaba completamente desconcertado.

Ryddle señaló hacia los gigantescos dedos de los pies de la estatua. Allí se encontraba, abierto, el pequeño diario negro que Harry había hallado en los aseos de Myrtle la Llorona. Durante un segundo, Harry se preguntó cómo habría llegado hasta allí. Pero tenía asuntos más importantes en los que pensar.

-Ese diario no es tan poco relevante como parece- aventuró Alastor convencido. Algo tenía aquel extraño diario que tenía que ver con todo eso.

—Tienes que ayudarme, Tom —dijo Harry, volviendo a levantar la cabeza de Ginny—. Tenemos que sacarla de aquí. Hay un basilisco... No sé dónde está, pero podría llegar en cualquier momento. Por favor, ayúdame...

-No creo que él vaya a ayudarlo- Lily palideció ante la voz seria y preocupada de James.

Ryddle no se movió. Harry, sudando, logró levantar a medias a Ginny del suelo, y se inclinó a recoger su varita. Pero la varita ya no estaba.

-No te distraigas- advirtió Gideon- ese intento de fantasma no es de fiar.

—¿Has visto...?
Levantó los ojos. Ryddle seguía mirándolo... y jugueteaba con la varita de Harry entre los dedos.
—Gracias —dijo Harry, tendiendo la mano para que el muchacho se la devolviera.  

-¿En serio eres tan ingenuo?-  se mofó Lucius.
-¡No te metas en esto serpiente rastrera!- previno Sirius.
-¿Quién eres tú para detenerme, traidor?
-¿Traidor yo? ¡Mortífago de poca monta!
-¡Eres u…!
-¡Por mucho que deteste a Malfoy, mi hijo está en la cámara de los secretos! ¿Podrías seguir leyendo por el amor de Merlín?-  cortó James.

Una sonrisa curvó las comisuras de la boca de Ryddle. Siguió mirando a Harry, jugando indolente con la varita.
—Escucha —dijo Harry con impaciencia. Las rodillas se le doblaban bajo el peso muerto de Ginny.

-No es que fueses muy fortachon por aquella época, creo que hubiese sido más fácil que Ginny te cargara a ti- se burló George, intentando aligerar un poco el ambiente.

— ¡Tenemos que huir! Si aparece el basilisco...
—No vendrá si no es llamado —dijo Ryddle con toda tranquilidad.  Harry volvió a posar a Ginny en el suelo, incapaz de sostenerla.
—¿Qué quieres decir? —preguntó—. Mira, dame la varita, podría necesitarla.

-Va a dañarlos, Arthur, va a dañarlos- Molly sacudía a Arthur fuertemente.
-Ellos está aquí Molly, se que todo es horrible yo también estoy preocupado… pero quitarme el brazo no va a solucionar nada- intento calmarla con poco éxito.

La sonrisa de Ryddle se hizo más evidente.
—No la necesitarás —repuso.
Harry lo miró.
—¿A qué te refieres, yo no...?
—He esperado este momento durante mucho tiempo, Harry Potter —dijo Ryddle— . Quería verte. Y hablarte.

-¿Por qué esta tan malditamente interesado en ti?- preguntó Seammus confuso.

—Mira —dijo Harry, perdiendo la paciencia—, me parece que no lo has entendido: estamos en la Cámara de los Secretos. Ya tendremos tiempo de hablar luego.
—Vamos a hablar ahora —dijo Ryddle, sin dejar de sonreír, y se guardó en el bolsillo la varita de Harry.

Moody bufó, no había nada peor para un mago que perder su varita.

Harry lo miró. Allí sucedía algo muy raro.
—¿Cómo ha llegado Ginny a este estado? —preguntó, hablando despacio.
—Bueno, ésa es una cuestión interesante —dijo Ryddle, con agrado—. Es una larga historia.


-¿El conoce a Ginny?- poco a poco, la mente de Lily fue atando cabos y palideció.
-Ginny era quien tenía el diario- susurró para sí misma.

Supongo que el verdadero motivo por el que Ginny está así es que le abrió el corazón y le reveló todos sus secretos a un extraño invisible.
Todas las miradas se centraron en Ginny que dejaba caer silenciosas lagrimas.

—¿De qué hablas? —dijo Harry.
—Del diario —respondió Ryddle—. De mi diario. La pequeña Ginny ha estado escribiendo en él durante muchos meses, contándome todas sus penas y congojas: que  sus hermanos se burlaban de ella,

-Oh por Dios, Ginny nosotros… mierda, nunca creímos…- George, al igual que el resto de los Wealsey, se veía triste.
-Pequitas…- Bill la miró con pena, ella era la debilidad de su vida ¿Cómo no podría haber notado lo sola que se sentía?

que tenía que venir al colegio con túnica y libros de segunda mano, que... —A Ryddle le brillaron los ojos.

Molly sollozó.
-Cariño, si nosotros pudiéramos te daríamos todo lo mejor…

—... pensaba que el famoso, el bueno, el gran Harry Potter no llegaría nunca a quererla...

Harry sintió un nudo en la garganta. ¿Cuánto habría sufrido Ginny por él? Acarició con suavidad el anillo de matrimonio que unía su vida a la de ella.
-Te amo- susurró- más que a mi vida.

Mientras hablaba, Ryddle mantenía los ojos fijos en Harry. Había en ellos una mirada casi ávida.
—Es una lata tener que oír las tonterías de una niña de once años —siguió—. Pero me armé de paciencia. Le contesté por escrito. Fui comprensivo, fui bondadoso.

-Bastardo- Percy estaba furioso.

 Ginny, simplemente, me adoraba: Nadie me ha comprendido nunca como tú, Tom... Estoy tan contenta de poder confiar en este diario... Es como tener un amigo que se puede llevar en el bolsillo...

-Ginevra, nunca confíes en cosas extrañas como esa ¿Cómo pudiste olvidarte de eso?- la pelirroja seguía sin responder a nadie.

Ryddle se rió con una risa potente y fría que parecía ajena. A Harry se le erizaron los pelos de la nuca.
—Si es necesario que yo lo diga, Harry, la verdad es que siempre he fascinado a la gente que me ha convenido. Así que Ginny me abrió su alma, y era precisamente su alma lo que yo quería.

Ginny comenzó a sollozar sin poder evitarlo, Harry intentaba calmarla, mientras su camisa se humedecía con las lágrimas de ella.  

Me hice cada vez más fuerte alimentándome de sus temores y de sus profundos secretos. Me hice más poderoso, mucho más que la pequeña señorita  Weasley. Lo bastante poderoso para empezar a alimentar a la señorita Weasley con algunos de mis propios secretos, para empezar a darle un poco de mi alma...

-¿Eso quiere decir, que Ryddle poseyó a Ginny? ¿Cómo en las películas de exorcismos?- Ted palideció.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Harry, con la boca completamente seca.
—¿Todavía no lo adivinas, Harry Potter? —dijo sin inmutarse Ryddle—. Ginny  Weasley abrió la Cámara de los Secretos. Ella retorció el pescuezo a los gallos del colegio y pintarrajeó pavorosos mensajes en las paredes. Ella echó la serpiente de Slytherin contra los cuatro sangre sucia y el gato del squib.

-No es posible- Sirius paró de leer para dirigir una mirada preocupada a la pelirroja.
-Lo…siento…tanto- soltó Ginny entre sollozos- yo no sabía… No quería… Lo juro- todos la miraban con compasión y lastima.

-Nadie te creería culpable de semejante cosa Ginny- tranquilizó Lily- tu eres solo otra víctima.

—No —susurró Harry.
—Sí —dijo Ryddle con calma—. Por supuesto, al principio ella no sabía lo que hacía. Fue muy divertido.

-¿Cómo alguien puede gozar atormentando a una niña?- Astoria se veía asqueada.

Me gustaría que hubieras podido ver las anotaciones que escribía en el diario... Se volvieron mucho más interesantes... Querido Tom —recitó, contemplando la horrorizada cara de Harry—, creo que estoy perdiendo la memoria.

Charlie tronó sus dedos, sintiendo la ira recorrerlo.

He encontrado plumas de gallo en mi túnica y no sé por qué están ahí. Querido Tom, no recuerdo lo que hice la noche de Halloween, pero han atacado a un gato y yo tengo  manchas de pintura en la túnica. Querido Tom, Percy me sigue diciendo que estoy  pálida y que no parezco yo. Creo que sospecha de mí... Hoy ha habido otro ataque y no sé dónde me encontraba en aquel momento. ¿Qué voy a hacer, Tom? Creo que me estoy volviendo loca. ¡Me parece que soy yo la que ataca a todo el mundo, Tom!

-Hijo de perra- Arthur se veía furioso como pocas veces en su vida.
-¡Es una maldita escoria! ¡Eso es lo que es! ¡Meterse con una pequeña de doce años, jugar con sus sentimientos y su alma, burlarse de eso!- Minerva estaba repugnada de que un ser así existiera.

Harry tenía los puños apretados y se clavaba las uñas en las palmas.
—Le llevó mucho tiempo a esa tonta de Ginny dejar de confiar en su diario—explicó Ryddle—. pero al final sospechó e intentó deshacerse de él. Y entonces apareciste tú, Harry. Tú lo encontraste, y nada podría haberme hecho tan feliz.

-No termino de entender que es lo que quiere contigo.

De todos los que podrían haberlo cogido, fuiste tú, la persona a la que yo tenía más ganas de conocer...

-¿Y eso porque?- Remus miró a Harry esperando una respuesta, pero él no dijo nada.

—¿Y por qué querías conocerme? —preguntó Harry La ira lo embargaba y tenía que hacer un gran esfuerzo para mantener firme la voz.
—Bueno, verás, Ginny me lo contó todo sobre ti, Harry —dijo Ryddle—. Toda tu fascinante historia. —Sus ojos vagaron por la cicatriz en forma de rayo que Harry tenía en la frente, y su expresión se volvió más ávida.

-¿Por qué siento que todo esto tiene que ver con el bastardo de Voldemort?- preguntó James, haciendo que muchos se estremecieran ante el nombre.

—. Quería averiguar más sobre ti, hablar contigo, conocerte si era posible, así que decidí mostrarte mi famosa captura de ese  zopenco, Hagrid, para ganarme tu confianza.

-¡Hagrid no es ningun zopenco!- defendió Hermione.

—Hagrid es mi amigo —dijo Harry, con voz temblorosa—. Y tú lo acusaste, ¿no?  Creí que habías cometido un error, pero...
Ryddle volvió a reírse con su risa sonora.
—Era mi palabra contra la de Hagrid. Bueno, ya te puedes imaginar lo que pensaría el viejo Armando Dippet. Por un lado, Tom Ryddle, pobre pero muy inteligente, sin padres pero muy valeroso, prefecto del colegio, estudiante modelo; por el otro lado, el grandón e idiota de Hagrid, que tenía problemas cada dos por tres, que intentaba criar cachorros de hombre lobo debajo de la cama, que se escapaba al bosque prohibido para luchar con los trols.

-¿Culpo a un inocente? ¡Podrían haber mandado a Hagrid a Azkaban!
-Sabiendo lo que sabemos de este Ryddle, sé que es capaz de cualquier cosa- murmuró sombríamente Frank.

Pero admito que incluso yo me sorprendí de lo bien que funcionó mi plan. Creía que alguien al fin comprendería que Hagrid no podía ser el heredero de Slytherin. Me había llevado cinco años averiguarlo todo sobre la Cámara de los  Secretos y descubrir la entrada oculta...

Albus alzó una ceja con cierta sorpresa. Voldemort había tardado cinco años en lograr lo que Harry había hecho en unos pocos meses. Solo que él pequeño lo había hecho con el deseo de salvar a sus amigos, mientras que Ryddle solo deseaba el poder absoluto.

 ¡como si Hagrid tuviera la inteligencia o el  poder necesarios! Sólo el profesor de transformaciones, Dumbledore, creía en la inocencia de Hagrid. Convenció a Dippet para que retuviera a Hagrid y le enseñara el oficio de guarda. Sí, creo que Dumbledore podría haberlo adivinado. A Dumbledore nunca le gusté tanto como a los otros profesores...

-Porque sabía sus intenciones- susurró.

—Me apuesto algo a que Dumbledore descubrió tus intenciones —dijo Harry, rechinando los dientes.
—Bueno, es verdad que él me vigiló mucho más después de la expulsión de Hagrid, me fastidió bastante —dijo Ryddle sin darle importancia—. Me di cuenta de que no sería prudente volver a abrir la cámara mientras siguiera estudiando en el colegio.

-Cada vez el asunto se pone mas tétrico.

Pero no iba a desperdiciar todos los años que había pasado buscándola. Decidí dejar un diario, conservándome en sus páginas con mis dieciséis años de entonces, para que algún día, con un poco de suerte, sirviese de guía para que otro siguiera mis pasos y  completara la noble tarea de Salazar Slytherin.

-¿Qué magia es lo suficientemente poderosa y oscura como para retener el recuerdo y alma de alguien en un objeto?- una luz se encendió en el cerebro de Severus, como una chispa, al igual que en el de Dumbledore: Horrocrux.

—Bueno, pues no la has completado —dijo Harry en tono triunfante—. Nadie ha muerto esta vez, ni siquiera el gato. Dentro de unas pocas horas la pócima de mandrágora estará lista y todos los petrificados volverán a la normalidad.

-No creo que ese siga siendo su principal interés- Minerva se veía confusa y preocupada.

—¿No te he dicho todavía —dijo Ryddle con suavidad—que ya no me preocupa matar a los sangre sucia? Desde hace meses mi nuevo objetivo has sido... tú.

-¿Qué demonios quiere de Ryddle del cachorro?- cortó Sirius.
-Lo sabremos si sigues leyendo canuto.
Harry lo miró— Imagina mi disgusto cuando alguien volvió a abrir mi diario, y ya no eras tú quien me escribía, sino Ginny. Ella te vio con el diario y se puso muy nerviosa. ¿Y si averiguabas cómo funcionaba, y el diario te contaba todos sus secretos? ¿Y si, lo que aún era peor, te decía quién había retorcido el pescuezo a los pollos? Así que esa mocosa esperó a que tu dormitorio quedara vacío y te lo robó.

-¡No fue por eso!- cortó Ginny con lagrimas en los ojos- ¡yo sabía lo que le haría ese maldito diario! ¡Prefería que creyeran que yo era la que atacaba a todos, a que culparan a Harry! ¡Yo quise protegerlo pero no sabía cómo!- había expresiones variadas, desde la pena y la compasión, pasando por la furia hacía Ryddle, hasta la admiración por el amor que una pequeña de once años podía tener.

Pero yo ya sabía lo que  tenía que hacer. Era evidente que tú ibas detrás del heredero de Slytherin. Por todo lo que Ginny me había dicho sobre ti, yo sabía que irías al fin del mundo para resolver el misterio...

-Los Potter y su complejo de héroe- bufó Lily con preocupación por su hijo.

y más si atacaban a uno de tus mejores amigos. Y Ginny me había dicho que todo el colegio era un hervidero de rumores porque te habían oído hablar pársel...  

-Lo siento tanto Herms- la castaña le sonrió a Ginny quitándole importancia.

»Así que hice que Ginny escribiera en la pared su propia despedida y bajara a esperarte. Luchó y gritó y se puso muy pesada. Pero ya casi no le quedaba vida: había puesto demasiado en el diario, en mí.

-¿Cómo alguien puede hacerle eso a una niña de once años?- Marlene se veía asqueada.
-Me da igual como puede, lo único que se es que cuando sepa quién es el culpable de ese diario llegue a mi hermana, lo descuartizare- Charlie al igual que el resto de los pelirrojos se veía furioso.

Lo suficiente para que yo pudiera salir al fin de las páginas. He estado esperándote desde que llegamos. Sabía que vendrías. Tengo muchas preguntas que hacerte, Harry Potter.

-No termino de entender que quiere de ti- James frunció el ceño, detestaba no comprender.

—¿Como cuál? —soltó Harry, con los puños aún apretados.
—Bueno —dijo Ryddle, sonriendo—, ¿cómo es que un bebé sin un talento mágico extraordinario derrota al mago más grande de todos los tiempos? ¿Cómo escapaste sin más daño que una cicatriz, mientras que lord Voldemort perdió sus poderes?

-¡Sabía que tenía que ver con el enfermo de Voldemort!- muchos se estremecieron ante el nombre- ¡supérenlo, maldita sea!- Sirius los miró molesto- ¡mi ahijado se enfrento con él a los once años! ¡Deberían avergonzarse de ser tan jodidamente cobardes!
-Señor Black, el lenguaje- regaño Minerva sin demasiado entusiasmo, ella estaba de acuerdo con el ojigris.

En aquel momento apareció un extraño brillo rojo en su mirada.  
—¿Por qué te preocupa cómo me libré? —dijo Harry despacio—. Voldemort fue posterior a ti.
—Voldemort —dijo Ryddle imperturbable— es mi pasado, mi presente y mi futuro, Harry Potter...

-¿Qué demonios?- Gideon hizo una mueca sin comprender.

Sacó del bolsillo la varita de Harry y escribió en el aire con ella tres resplandecientes palabras: TOM SORVOLO RYDDLE

-Luego yo soy el egocéntrico- murmuró Sirius.

Luego volvió a agitar la varita, y las letras cambiaron de lugar: SOY LORD VOLDEMORT

-¿Qué él qué?- las caras de confusión se extendieron por todo el comedor.
-¿Entonces Ryddle es Voldemort?- Dumbledore asintió.
-Silencio por favor- acalló los murmuros que se escuchaban por el comedor- seguramente el libro les explicara, de no ser así yo lo hare.

—¿Ves? —susurró—. Es un nombre que yo ya usaba en Hogwarts, aunque sólo entre mis amigos más íntimos, claro. ¿Crees que iba a usar siempre mi sucio nombre muggle? ¿Yo, que soy descendiente del mismísimo Salazar Slytherin, por parte de madre?

-Esperen un segundo- cortó James- ¿Lord- matemos-impuros-Voldemort es mestizo?
-Eso no es posible- Lucius se veía contrariado, al igual que Narcissa.
-El padre de Voldemort era muggle y su madre una sangre pura repudiada por su familia- respondió Albus, sorprendiendo a todos los estudiantes.
-¿Pero si es mestizo, porque él…?
-Porque su historia, señorita Black, es mucho más compleja y triste de lo que él podría aceptar. Pero creo que hará falta bastante lectura para que comprendan toda su historia.  

¿Conservar yo el nombre de un vulgar muggle que me abandonó antes de que yo naciera, sólo porque se enteró de que su mujer era bruja? No, Harry.

-¿Qué clase de hombre abandona a su mujer embarazada?- Arthur se veía contrariado por sentir un leve sentimiento de pena hacía aquel monstruo.

 Me di un nuevo nombre, un nombre que sabía que un día temerían pronunciar todos los magos, ¡cuando yo llegara a ser el hechicero más grande del mundo!  

-¡Dumbledore es el mejor hechicero del mundo!- defendieron los merodeadores con fiereza, haciendo que Albus esbozara una triste sonrisa.

A Harry pareció bloqueársele el cerebro. Miraba como atontado a Ryddle, al  huérfano que se convirtió en el asesino de sus padres, y de otra mucha gente... Al final hizo un esfuerzo por hablar.

-Yo me hubiese quedado paralizado de por vida- susurró Seamus.

—No lo eres —dijo. Su voz aparentemente calmada estaba llena de odio.
—¿No soy qué? —preguntó Ryddle bruscamente.
—No eres el hechicero más grande del mundo —dijo Harry, con la respiración  agitada— Lamento decepcionarte pero el mejor mago del mundo es Albus Dumbledore.

James, Lily, Sirius, Remus, todos los estudiantes y profesores, salvo por los pocos Slytherin presentes, lo miraron orgullosos.

-Gracias Harry- Dumbledore lo miró con genuino agradecimiento, aquel chico de ojos verdes sabía toda su historia, sus errores y debilidades, y sin embargo seguía siéndole leal. 

Todos lo dicen. Ni siquiera cuando eras fuerte te atreviste a apoderarte de Hogwarts. Dumbledore te descubrió cuando estabas en el colegio y todavía le tienes miedo, te escondas donde te escondas.

Todos miraban con admiración a Harry, muchos adultos presenten sentían temor si quiera al pensar en Voldemort, y él, con solo doce años, le había plantado cara.
-Estoy muy orgullosa de ti Harry- ambas miradas esmeraldas se conectaron y Harry le sonrió a su madre.
-Ustedes habrían hecho lo mismo.

De la cara de Ryddle había desaparecido la sonrisa, y había ocupado su lugar una mirada de desprecio absoluto.
—¡A Dumbledore lo han echado del castillo gracias a mi simple recuerdo! —dijo Ryddle, irritado.

-Como si verdaderamente Albus fuera a abandonarlos a todos- ironizó Flitwick.

—No está tan lejos como crees —replicó Harry. Hablaba casi sin pensar, con la intención de asustar a Ryddle y deseando, más que creyendo, que lo que afirmaba fuese verdad.

-Nunca los hubiese abandonado, me alegra que creyeras en mi Harry- Albus sentía tal cariño por aquel jovencito, un amor paternal y un gran respeto hacia la valentía y los valores morales que tenía

Ryddle abrió la boca, pero no dijo nada.

-Logró callar al Señor Oscuro- murmuró Lucius perplejo.

Llegaba música de algún lugar. Ryddle se volvió para comprobar que en la cámara no había nadie más. Pero aquella música sonaba cada vez más y más fuerte.

-¿Música?- Frank se veía tan desorientado como el resto. Solo Albus y Harry esbozaron unas pequeñas sonrisas.

Era inquietante, estremecedora, sobrenatural. A Harry le puso los pelos de punta y le pareció que el corazón iba a salírsele del pecho. Luego, cuando la música alcanzó tal fuerza que Harry la sentía vibrar en su interior, surgieron llamas de la columna más cercana a él.

Harry sintió la calidez inundarlo al pensar en el bellísimo fénix.

 Apareció de repente un pájaro carmesí del tamaño de un cisne, que entonaba hacia el techo abovedado su rara música. Tenía una cola dorada y brillante, tan larga como la de un pavo real, y brillantes garras doradas, con las que sujetaba un fardo de harapos.

-¡El fénix de Dumbledore!- Lily fue la primera en darse cuenta y responder a la duda que todos tenían sobre que era ese pájaro.
-Suena hermoso- suspiró Alice.
-¿Puedo tener uno?- preguntaron a coro Sirius y Tonks.
-Felicidades Sirius, yo pensé que tenías el cerebro de un niño de cinco, pero parece que tienes el de una niña de siete- el ojigris iba a reprocharle a Remus, pero Minerva lo obligo a seguir leyendo.

El pájaro se encaminó derecho a Harry, dejó caer el fardo a sus pies y se le posó en  el hombro. Cuando plegó las grandes alas, Harry levantó la mirada y vio que tenía un pico dorado afilado y los ojos redondos y brillantes. El pájaro dejó de cantar y acercó su cuerpo cálido a la mejilla de Harry, sin dejar de mirar fijamente a Ryddle.

-Creo que le agradas- comentó Charlie extrañado- los fénix no suelen unirse a dos humanos, ya de por si es extraño que se apeguen a uno.

—Es un fénix —dijo Ryddle, devolviéndole una mirada perspicaz.
—¿Fawkes? —musitó Harry, sintiendo la suave presión de las garras doradas.

-Le debo bastante- suspiró Harry enigmáticamente, creando varias dudas.

—Y eso —dijo Ryddle, mirando el fardo que Fawkes había dejado caer—, eso no es más que el viejo Sombrero Seleccionador del colegio.
Así era. Remendado, deshilachado y sucio, el sombrero yacía inmóvil a los pies de Harry.

-¿un fénix y el sombrero?- Narcissa frunció el ceño- ¿de que podría servirle eso?
-No todo es lo que parece, señorita Black.

Ryddle volvió a reír. Rió tan fuerte que su risa se multiplicó en la oscura cámara, como si estuvieran riendo diez Ryddles al mismo tiempo.

Todos se estremecieron al pensar en diez Voldemorts.

—¡Eso es lo que Dumbledore envía a su defensor: un pájaro cantor y un sombrero  viejo! ¿Te sientes más seguro, Harry Potter? ¿Te sientes a salvo?
Harry no respondió. No veía la utilidad de Fawkes ni del viejo sombrero, pero ya  no se sentía solo, y aguardó con creciente valor a que Ryddle dejara de reír.

-No estabas solo- secundó Albus seriamente.

—A lo que íbamos, Harry —dijo Ryddle, sonriendo todavía con ganas—. En dos ocasiones, en tu pasado, en mi futuro, nos hemos encontrado. Han sido dos ocasiones en que no he logrado matarte. ¿Cómo sobreviviste? Cuéntamelo todo. Cuanto más hables —añadió con voz suave—, más tardarás en morir.

-No tenía mucho que decir, tarde años de mi vida en entender que paso esa noche- respondió ante todas las miradas curiosas dirigidas a él.

Harry pensó deprisa, sopesando sus posibilidades. Ryddle tenía la varita; él tenía a Fawkes y el Sombrero Seleccionador, que no resultarían de gran utilidad en un duelo. No prometían mucho, la verdad. Pero cuanto más tiempo permaneciera Ryddle allí, menos vida le quedaría a Ginny...

-Si intentabas alargar tu vida…- Bill palideció- estarías dejando morir a Gin.

Harry percibió algo de pronto: en el tiempo que llevaban en la cámara, los contornos de la imagen de Ryddle se habían vuelto más claros, más corpóreos. Si Ryddle y él tenían que luchar, mejor que fuera pronto.

-¿Cómo es posible que se enfrentara a él y no muriera? ¡Quién sabe cuántas veces!- Lucius murmuraba a Severus, quien estaba tan sorprendido como el rubio, pero lo disimulaba completamente.
-Suerte- siseó. Ningún hijo de Potter podría tener ni gota de talento.

—Nadie sabe por qué perdiste tus poderes al atacarme—dijo bruscamente Harry—. Yo tampoco. Pero sé por qué no pudiste matarme: porque mi madre murió para salvarme. Mi vulgar madre de origen muggle —añadió, temblando de rabia—; ella evitó que me mataras. Y yo te he visto de verdad, te vi el año pasado. Eres una ruina. Apenas estás vivo. A esto te ha llevado todo tu poder. Te ocultas. ¡Eres horrible, inmundo!

Uno a uno los alumnos se pusieron de pie para aplaudirlo con respeto. Los profesores y los invitados también. Harry sonrió tímidamente, aun no se acostumbraba a ser “el héroe” y no sabía cómo reaccionar. Lucius y Severus rodaron los ojos, pero Astoria se levanto a aplaudir también, mientras que Draco y Narcissa aplaudieron unas pocas veces mas discretamente. Lily tenía un brillo de emoción en sus ojos.
-Por favor, se que la actitud del joven Potter es admirable, pero prosigamos con la lectura.

Ryddle tenía el rostro contorsionado. Forzó una horrible sonrisa.
—O sea que tu madre murió para salvarte. Sí, ése es un potente contrahechizo. Tenía curiosidad, ¿sabes? Porque existe una extraña afinidad entre nosotros, Harry Potter.

-No hay nada parecido entre Harry y Ryddle- contradijo Ginny con fiereza.

Incluso tú lo habrás notado. Los dos somos de sangre mezclada, los dos huérfanos, los dos criados por muggles. Tal vez somos los dos únicos hablantes depársel que ha habido en Hogwarts después de Slytherin. Incluso nos parecemos físicamente...

-¿Fisicamente?- James parecía confundido. Harry no podía ser parecido a Ryddle, porque era igual a él.
-Ryddle exageraba- tranquilizó Harry.

 Pero, después de todo, sólo fue suerte lo que te salvó de mí. Eso es lo que quería saber.

-Fue amor, pero Voldemort se empeña en subestimarlo.

Harry permaneció quieto, tenso, aguardando que Ryddle levantara su varita. Pero Ryddle se limitaba a exagerar más su sonrisa contrahecha.

-Esto se esta poniendo feo- susurró Fabian.
-¿Alguien podría pensar en Ginny?- rogó Molly.

—Ahora, Harry, voy a darte una pequeña lección. Enfrentemos los poderes de lord Voldemort, heredero de Salazar Slytherin, contra el famoso Harry Potter, que tiene de su parte las mejores armas de Dumbledore.

-El niño de oro- Hermione sonrió- así solían decirte en el profeta, El niño de oro de Dumbledore.

Ryddle dirigió una mirada socarrona a Fawkes y al Sombrero Seleccionador, y luego anduvo unos pasos en dirección opuesta. Harry, notando que el miedo se le extendía por las entumecidas piernas, vio que Ryddle se detenía entre las altas columnas y dirigía la mirada al rostro de Slytherin, que se elevaba sobre él en la oscuridad.

-El basilisco- Ron tragó grueso. Y todos palidecieron.
-Oh Merlín.

 Ryddle abrió la boca y silbó... pero Harry comprendió lo que decía.
—Háblame, Slytherin, el más grande de los Cuatro de Hogwarts.

-Joder, hasta después de muerto Slytherin es una molestia- maldijo Sirius.

Harry se volvió hacia la estatua. Fawkes se balanceaba sobre su hombro. El gigantesco rostro de piedra de la estatua de Slytherin se movió y Harry vio, horrorizado, que abría la boca, más y más, hasta convertirla en un gran agujero.

-Mierda- James sentía las uñas de Lily clavarse en su brazo.


Algo se movía dentro de la boca de la estatua. Algo que salía de su interior.


Harry retrocedió hasta dar de espaldas contra la pared de la cámara y cerró fuertemente los ojos.

-Si claro, porque no verlo servirá de mucho… ¡Es una maldita lombriz de siete metros!- Lily miró amenazadoramente a Sirius, que se silenció y volvió a la lectura.

 Sintió que el ala de Fawkes le rozaba el rostro al emprender el vuelo. Harry quiso gritar: «¡No me dejes!» Pero ¿de qué le podía valer un fénix contra el rey de las serpientes?

-Más de lo que Ryddle pudo haberse imaginado- una leve mueca de satisfacción cruzó el rostro de Dumbledore.

Una gran mole golpeó contra el suelo de piedra de la cámara, y Harry notó que toda la estancia temblaba. Sabía lo que estaba ocurriendo, podía sentirlo, podía ver sin abrir los ojos la gran serpiente desenroscándose de la boca de Slytherin. Entonces oyó una voz silbante.
—Mátalo.

-Voy a torturar lentamente a ese sucio bastardo- James tenía la mandibula apretada y la mirada furiosa como pocas veces.

El basilisco se movía hacia Harry, éste podía oír su pesado cuerpo deslizándose lentamente por el polvoriento suelo. Con los ojos cerrados, Harry comenzó a moverse a ciegas hacia un lado, palpando con las manos el camino. Ryddle reía...

-Claro, porque ver a un niño de doce años luchar por su vida es una fiesta- ironizó Bill con asco.

Harry tropezó. Cayó contra la piedra y notó el sabor de la sangre.

-No me gusta la cantidad inhumana de veces que estoy oyendo Harry y sangre en la misma oración.

La serpiente se encontraba a un metro escaso de él, y Harry la oía acercarse. De repente oyó un ruido fuerte, como un estallido, justo encima de él, y algo pesado lo golpeó con tanta fuerza que lo tiró contra el muro.

-Oh dios- suspiros de preocupación se extendieron por el Gran Comedor.

Esperando que la serpiente le hincara los colmillos, oyó más silbidos enloquecidos y algo que azotaba las columnas. No pudo evitarlo. Abrió los ojos lo suficiente para vislumbrar qué sucedía.

-¡NO! ¡Mata con la mirada, por Merlín!- Hermione estaba pálida, ella nunca había sabido realmente con detalle lo que paso en la cámara. Harry, a pesar de contarles todo, había omitido muchos detalles por respeto a Ginny.

La serpiente, de un verde brillante y gruesa como el tronco de un roble, se había alzado en el aire y su gran cabeza roma zigzagueaba como borracha entre las columnas.

Harry apretó el cuerpo de Ginny contra él. Escuchar todo aquello no era fácil para ninguno de los dos.

Temblando, Harry se preparó a cerrar los ojos en cuanto el monstruo hiciera ademán de volverse, y entonces vio qué era lo que había enloquecido a la serpiente. Fawkes planeaba alrededor de su cabeza, y el basilisco le lanzaba furiosos mordiscos con sus colmillos largos y afilados como sables.

-¡Eso Fawkes!- Alentó Tonks- ¡Comete a la lombriz!
-Es escalofriante lo mucho que se parece a ti- murmuró Andromeda, mirando a Sirius.

Entonces Fawkes descendió. Su largo pico de oro se hundió en la carne del monstruo y un chorro de sangre negruzca salpicó el suelo. La cola de la serpiente golpeaba muy cerca de Harry, y antes de que pudiera cerrar los párpados, el basilisco se volvió.

-Mierda.

 Harry miró de frente a su cabeza y se dio cuenta de que el fénix lo había picado en los ojos, aquellos grandes y prominentes ojos amarillos. La sangre resbalaba hasta el suelo y la serpiente escupía agonizando.

-¡Cegó al basilisco! ¡Brillante!- festejó Seamus.
-Claro, si omitimos el hecho de que la serpiente aun vive, aun mide siete metros y aun es venenosa.

—¡No! —oyó Harry gritar a Ryddle—. ¡Deja al pájaro! ¡Deja al pájaro! ¡El chico está detrás de ti! ¡Puedes olerlo! ¡Mátalo!

-No termino de entender como saliste de esa sin varita- Ojoloco se veía más curioso que preocupado, aunque si algo tenso.
-Hay que leer- respondió simplemente Harry.

La serpiente ciega se balanceaba desorientada, herida de muerte. Fawkes describía círculos alrededor de su cabeza, silbando su inquietante canción, picando aquí y allá en el morro lleno de escamas del basilisco, mientras brotaba la sangre de sus ojos heridos.
—¡Ayuda, ayuda! —pedía Harry enloquecido—. ¡Que alguien me ayude!

-Nosotros tendríamos que estar ahí, Albus. No él, ni ningún otro alumno- Minerva se veía molesta.

 La cola de la serpiente volvió a golpear contra el suelo. Harry se agachó. Un objeto blando le golpeó en la cara.

-¿Objeto blanco?- preguntó Tonks.
-Blando- corrigió Sirius.
-Dijiste Blanco.
-Dije Blando.
-Blanco.
-Blando.
-Blanco.
-Blando.
-¡SIRIUS BLACK, SIGUE LEYENDO O ME OCUPARE DE USAR UN CUERNO DE UNICORNIO PARA CORTAR TU…!-Gritó Lily.
-Ya leo- cortó pálido.

El basilisco había lanzado en su furia el Sombrero Seleccionador sobre Harry, y éste lo cogió. Era cuanto le quedaba, su última oportunidad. Se lo caló en la cabeza y se echó al suelo antes de que la serpiente sacudiera la cola de nuevo.
—Ayúdame..., ayúdame... —pensó Harry, apretando los ojos bajo el sombrero— ¡ayúdame, por favor!

-Así que, así fue- suspiró Ron. Harry asintió, dejando con curiosidad a todos.

No hubo una voz que le respondiera. En su lugar, el sombrero encogió, como si una mano invisible lo estrujara. Algo muy duro y pesado golpeó a Harry en lo alto de la cabeza, dejándolo casi sin sentido.

-¿Es una ayuda o el sombrero también quiere matar a mi hijo?- se molesto James.

Viendo todavía parpadear estrellas en los ojos, cogió el sombrero para quitárselo y notó que debajo había algo largo y duro. Se trataba de una espada plateada y brillante, con la empuñadura llena de fulgurantes rubíes del tamaño de huevos.

-No es posible…
-¿Esa es…?
-La espada de Gryffindor- respondió Harry, sacando algunos exclamaciones de sorpresa.

—¡Mata al chico! ¡Deja al pájaro! ¡El chico está detrás de ti! Olfatea... ¡Huélelo!
Harry empuñó la espada, dispuesto a defenderse. El basilisco bajó la cabeza, retorció el cuerpo, golpeando contra las columnas, y se volvió para enfrentarse a Harry.

-¿Piensas matar un basilisco con una espada?
-No se puede decir que haya tenido demasiadas opciones.

Pudo verle las cuencas de los ojos llenas de sangre, y la boca que se abría. Una boca lo bastante grande para tragarlo entero, bordeada de colmillos tan largos como su espada, delgados, brillantes, venenosos...

-Escalofriante.

La bestia arremetió a ciegas. Harry, al esquivarla, dio contra la pared de la cámara. El monstruo arremetió de nuevo, y su lengua bífida azotó un costado de Harry. Entonces levantó la espada con ambas manos.

La tensión en el comedor era extrema.

El basilisco atacó de nuevo, pero esta vez fue directo a Harry, que hincó la espada con todas sus fuerzas, hundiéndola hasta la empuñadura en el velo del paladar de la serpiente.

-¡impresionante!-  exclamó Ojoloco admirado.
-Eso fue increíble-Charlie se veía impactado, al igual que todos.
-¡Ese es mi cachorro!- Sirius festejó, mientras Remus sonreía orgulloso.

Pero mientras la cálida sangre le empapaba los brazos, sintió un agudo dolor  encima del codo. Un colmillo largo y venenoso se le estaba hundiendo más y más en el brazo, y se partió cuando el monstruo volvió la cabeza a un lado y con un estremecimiento se desplomó en el suelo.

- veneno de basilisco- James palideció, pero Lily parecía mas tranquila.
-Fawkes está con él.
-¿Qué tiene que ver un paj...? Oh, lagrimas de fénix- susurró sorprendido.

Harry; apoyado en la pared, se dejó resbalar hasta quedar sentado en el suelo.  Agarró el colmillo envenenado y se lo arrancó.

-Auch.

Pero sabía que ya era demasiado tarde. El veneno había penetrado. La herida le producía un dolor candente que se le extendía lenta pero regularmente por todo el cuerpo. Al extraer el colmillo y ver su propia sangre que le empapaba la túnica, se le nubló la vista.

-Mi bebé- Lily lo miró con pena, haría cualquier cosa porque su hijo no sufriera.

La cámara se disolvió en un remolino de colores apagados. Una mancha roja pasó a su lado y Harry oyó un ruido de garras.
—Fawkes —dijo con dificultad—. Eres estupendo, Fawkes... —Sintió que el pájaro posaba su hermosa cabeza en el brazo, donde la serpiente lo había herido.

-El pajarito te quiere- comentó Tonks con tristeza.

Oyó unos pasos que resonaban en la cámara, y luego vio una negra sombra delante de él.
—Estás muerto, Harry Potter —dijo sobre él la voz de Ryddle—. Muerto. Hasta el pájaro de Dumbledore lo sabe. ¿Ves lo que hace, Potter? Está llorando.

-Ignorancia- murmuró Severus sin poder evitarlo.  ¿Cómo era que el mismísimo señor tenebroso cometiera tales errores por ignorante?

Harry parpadeó. Sólo un instante vio con claridad la cabeza de Fawkes. Por las brillantes plumas le corrían unas lágrimas gruesas como perlas.
—Me voy a sentar aquí a esperar que mueras, Harry Potter. Tómate todo el tiempo que quieras. No tengo prisa.

-Siempre subestimando a todo el mundo- murmuró Albus con molestia.

Harry cayó en un profundo sopor. Todo le daba vueltas.
—Éste es el fin del famoso Harry Potter —dijo la voz distante de Ryddle—. Solo en la Cámara de los Secretos,

-Yo estaba con él- corrigió Ginny enfurecida.

abandonado por sus amigos,

-Yo estaba intentado llegar a él y Ginny- defendió Ron.

derrotado al fin por el Señor Tenebroso al que él tan imprudentemente se enfrentó. Volverás con tu querida madre sangre sucia, Harry...


-Sangre sucia y con orgullo- Lily alzó la cara con arrogancia. Haciendo que a muchos se les escaparan sonrisas de admiración.

Ella compró con su vida doce años de tiempo para ti...

-Si fuera mi elección, daría cientos de veces mi vida por la tuya- le sonrió con ternura a su hijo.

pero al final te ha vencido lord  Voldemort. Sabías que sucedería.

-La soberbia que tiene terminara por acabarlo- sentenció Remus.

Si aquello era morirse, pensó Harry, no era tan desagradable. Incluso el dolor se iba... Pero ¿de verdad era aquello la muerte? En lugar de oscurecerse, la cámara se volvía  más clara.

-Fawkes te curo- exclamó Hermione sonriente.

Harry movió un poco la cabeza, y allí estaba Fawkes, apoyándole todavía la suya en el brazo. Un charquito de lágrimas brillaba en torno a la herida... Sólo que ya no había herida.

-Maravilloso- suspiros de admiración recorrieron el Gran Comedor.

—Márchate, pájaro —dijo de pronto la voz de Ryddle—. Sepárate de él. ¡He dicho que te vayas!
Harry levantó la cabeza. Ryddle apuntaba a Fawkes con la varita de Harry. Sonó como un disparo y Fawkes emprendió el vuelo en un remolino de rojo y oro.

-¡No le hagas daño al pajarito!- grito Tonks con el cabello encendido por la molestia.

—Lágrimas de fénix... —dijo Ryddle en voz baja, contemplando el brazo de Harry—Naturalmente... Poderes curativos..., me había olvidado.... —miró a Harry a la cara—. Pero igual da. De hecho, lo prefiero así. Solos tú y yo, Harry Potter..., tú y yo...

Levantó la varita.

-Bastardo.
James fulminaba el libro con la mirada, como si así dañara a Ryddle.

 Entonces, con un batir de alas, Fawkes pasó de nuevo por encima de sus cabezas y dejó caer algo en el regazo de Harry: el diario.

-Esa ave es sorprendentemente brillante- exclamó Charlie asombrado.

Lo miraron los dos durante una fracción de segundo, Ryddle con la varita levantada. Luego, sin pensar, sin meditar, como si todo aquel tiempo hubiera esperado para hacerlo, Harry cogió el colmillo de basilisco del suelo y lo clavó en el cuaderno.

-Excelente- murmuró Albus. No llegaba a comprender que era ese instinto impulsivo y sabio de Harry, pero si sabía algo: era muy poderoso.

Se oyó un grito largo, horrible, desgarrado. La tinta salió a chorros del diario, vertiéndose sobre las manos de Harry e inundando el suelo. Ryddle se retorcía, gritando, y entonces... Desapareció.

-¿Solo así?
-¿Qué esperabas? Era un recuerdo en un  diario, al destruir el diario, destruyes el recuerdo.

Se oyó caer al suelo la varita de Harry y luego se hizo el silencio, sólo roto por el goteo de la tinta que aún manaba del diario. El veneno del basilisco había abierto un agujero incandescente en el cuaderno.

Albus se tensó levemente, entonces aquello si era un horrocrux.

Harry se levantó temblando. La cabeza le daba vueltas, como si hubiera recorrido kilómetros con los polvos flu. Recogió la varita y el sombrero y, de un fuerte tirón, extrajo la brillante espada del paladar del basilisco.

-Acabas de casi ser asesinado y piensas en la espada- bufó Ron.

Le llegó un débil gemido del fondo de la cámara. Ginny se movía.

-¡Oh Merlín!- Molly suspiró aliviada como no lo estuvo en todo el libro.

Mientras Harry corría hacia ella,

Fred y George carraspearon divertidos.

La muchacha se sentó, y sus ojos desconcertados pasaron del inmenso cuerpo del basilisco a Harry, con la túnica empapada de sangre, y luego al cuaderno que éste llevaba en la mano. Profirió un grito estremecido y se echó a llorar.

Algunas restos de lagrimas fueron secados por Harry de las mejillas de la pelirroja.
-Ya paso todo- la dio un pequeño beso y ella se acurruco en su pecho.

—Harry..., ah, Harry, intenté decíroslo en el desayuno, pero delante de Percy no fui capaz. Era yo, Harry, pero te juro que no quería... Ryddle me obligaba a hacerlo, se apoderó de mí y... ¿cómo lo has matado? ¿Dónde está Ryddle? Lo último que recuerdo es que salió del diario.

-Que trauma para la pobre niña- suspiró Minerva.

—Ha terminado todo bien —dijo Harry, cogiendo el diario para enseñarle a Ginny el agujero hecho por el colmillo—. Ryddle ya no existe. ¡Mira! Ni él ni el basilisco. Vamos, Ginny, salgamos...

-Tan pequeñito y tan enamorado- se burló Fabian. Secundado por Gideon, Fred y George.
-Basta ustedes, tarde hasta los dieciséis en darme cuenta.
-Y después de la guerra tardaste solo tres meses en casarte- se quejó Ron.
-¡supéralo! ¡Ambos éramos mayores de edad!
-¡Oh dios!- Ginny miro mal a su hermano- Harry y yo somos perfectos juntos ¿Por qué habríamos de esperar?

—¡Me van a expulsar! —se lamentó Ginny, incorporándose torpemente con la ayuda de Harry— Siempre quise estudiar en Hogwarts, desde que vino Bill, y ahora tendré que irme y.. ¿qué pensarán mis padres?

-Pensaremos que fuiste una jovencita realmente valiente- tranquilizó Arthur cariñosamente.

Fawkes los estaba esperando, revoloteando en la entrada de la cámara. Harry apremió a Ginny. Dejaron atrás el cuerpo retorcido e inanimado del basilisco, y a través de la penumbra resonante regresaron al túnel. Harry oyó cerrarse las puertas tras ellos con un suave silbido.

-Al fin, todo termino.

Tras unos minutos de andar por el oscuro túnel, a los oídos de Harry llegó un distante ruido de piedras.
—¡Ron! —gritó Harry, apresurándose—. ¡Ginny está bien! ¡La traigo conmigo!
Oyó que Ron daba un grito ahogado de alegría,

-Gracias Ron- Ginny le dirigió una mirada agradecida a su hermano.

 y al doblar la última curva vieron su cara angustiada que asomaba por el agujero que había logrado abrir en el montón de piedras.
—¡Ginny! —Ron sacó un brazo por el agujero para ayudarla a pasar—. ¡Estás viva! ¡No me lo puedo creer! ¿Qué ocurrió?
Intentó abrazarla, pero Ginny se apartó, sollozando.

-Aprecio el cariño, ginevra.
-¡No me llames Ginevra, Bilius!
-¡No me llames Bilius, Ginevra!
-Me alegra saber el nivel de madurez de nuestros hijos- suspiró Molly.

—Pero estás bien, Ginny —dijo Ron, sonriéndole—. Todo ha pasado. ¿De dónde ha salido ese pájaro?
Fawkes había pasado por el agujero después de Ginny.

-¿Cómo es posible que Ron no lo viera?- Harry se encogió de hombros ante la pregunta de Marlenne.

—Es de Dumbledore —dijo Harry, encogiéndose para pasar.
—¿Y cómo has conseguido esa espada? —dijo Ron, mirando con la boca abierta el arma que brillaba en la mano de Harry.
—Te lo explicaré cuando salgamos —dijo Harry, mirando a Ginny de soslayo.

-Gracias, nunca podre agradecerte todo eso- susurró la pelirroja.
-Lo hiciste, eligiéndome a mi para compartir tu vida y también dándonos a nuestros hijos.
-Pero…
-Pero nada, yo te debo demasiado a ti.

—Pero...
—Más tarde —insistió Harry. No creía que fuera buena idea decirle en aquel momento quién había abierto la cámara, y menos delante de Ginny—. ¿Dónde está Lockhart?

-¿Sigue existiendo?- bufó Alice con aburrimiento.

—Volvió atrás —dijo Ron, sonriendo y señalando con la cabeza hacia el principio del túnel—. No está bien. Ya veréis.
Guiados por Fawkes, cuyas alas rojas emitían en la oscuridad reflejos dorados, desanduvieron el camino hasta la tubería. Gilderoy Lockhart estaba allí sentado, tarareando plácidamente.

-Me alegra saber que lo pasa bien- ironizó Sirius.

—Ha perdido la memoria —dijo Ron—. El embrujo desmemorizante le salió por la culata. Le dio a él. No tiene ni idea de quién es, ni de dónde está, ni de quiénes somos. Le dije que se quedara aquí y nos esperara. Es un peligro para sí mismo.

Nadie pudo contener la risa.

Lockhart los miró a todos afablemente.
—Hola —dijo—. Qué sitio tan curioso, ¿verdad? ¿Vivís aquí?
—No —respondió Ron, mirando a Harry y arqueando las cejas. Harry se inclinó y miró la larga y oscura tubería.
—¿Has pensado cómo vamos a subir? —preguntó a Ron.

-¿El pajarito?- varios miraron sorprendidos a Tonks que se encogió de hombros- él- señalo a Dumbledore- dijo que el pajarito era fuerte.

Ron negó con la cabeza, pero Fawkes ya había pasado delante de Harry y se hallaba revoloteando delante de él. Los ojos redondos del ave brillaban en la oscuridad mientras agitaba sus alas doradas. Harry lo miró, dubitativo.
—Parece como si quisiera que te cogieras a él... —dijo Ron, perplejo—. Pero pesas demasiado para que un pájaro te suba.

-Ronnie, hasta una paloma desnutrida podría haber levantado a Harry. Flaquito y chiquito como era.- se mofó Fred.

—Fawkes —aclaró Harry— no es un pájaro normal—Se volvió inmediatamente a los otros—. Vamos a darnos la mano. Ginny, coge la de Ron. Profesor Lockhart...
—Se refiere a usted —aclaró Ron a Lockhart.

Sirius paró la lectura para soltar una risa perruna.

—Coja la otra mano de Ginny.
Harry se metió la espada y el Sombrero Seleccionador en el cinto. Ron se agarró a los bajos de la túnica de Harry, y Harry, a las plumas de la cola de Fawkes, que resultaban curiosamente cálidas al tacto.

-Que criatura hermosa- suspiró Mary.

Una extraordinaria luminosidad pareció extenderse por todo el cuerpo del ave, y en un segundo se encontraron subiendo por la tubería a toda velocidad. Harry podía oír a Lockhart que decía:
—¡Asombroso, asombroso! ¡Parece cosa de magia!

-Idiota.

El aire helado azotaba el pelo de Harry, y cuando empezaba a disfrutar del paseo, el viaje por la tubería terminó. Los cuatro fueron saltando al suelo mojado junto a Myrtle la Llorona, y mientras Lockhart se arreglaba el sombrero, el lavabo que ocultaba la tubería volvió a su lugar cerrando la abertura.

-Bien, todo está en orden- Lily sonrió tranquila.

Myrtle los miraba con ojos desorbitados.
—Estás vivo —dijo a Harry sin comprender.
—Pareces muy decepcionada —respondió serio, limpiándose las motas de sangre y de barro que tenía en las gafas.
—No, es que... había estado pensando. Si hubieras muerto, aquí serías bienvenido. Te dejaría compartir mi retrete —le dijo Myrtle, ruborizándose de color plata.

Las carcajadas inundaron el comedor.
-De…todos…los que se…podrían…haber…enamorado- Sirius poco podía respirar de la risa.

—¡Uf! —dijo Ron, cuando salieron de los aseos al corredor oscuro y desierto—¡Harry, creo que le gustas a Myrtle! ¡Ginny, tienes una rival!

-Ey, nadie es rival para mí.
-No entiendo cómo te enamoraste de ella- bufó Ron con burla.
-Su humildad seguro no fue.

Pero por el rostro de Ginny seguían resbalando unas lágrimas silenciosas.
—¿Adónde vamos? —preguntó Ron, mirando a Ginny con impaciencia. Harry señaló hacia delante. Fawkes iluminaba el camino por el corredor, con su destello de oro. Lo siguieron a grandes zancadas, y en un instante se hallaron ante el despacho de la profesora McGonagall.

McGonagall asintió conforme.

Harry llamó y abrió la puerta.
-Capitulo terminado- anunció Sirius- quedan pocas hojas, creo que solo un capitulo.
-Yo leo el final- pidió Charlie.

-¿Listos?

47 comentarios:

  1. una cosa es que subas pedasitos otra cosa es que lo hagas para dejarnos con toda la emocion eso es muy pocoloe lei como en tres minutos

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    1. Ya lo se, el asunto es que había gente que pensaba que no estaba actualizando por eso abri la entrada. Voy a subir bastante mañana. Esa era la idea, no dejarlos con la emoción.

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  2. Hola
    Me gusto mucho lo poquitito que leí que fue como en menos se un minuto pero me gusto.
    Saludos

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    1. Si, es que abrí la entrada, pero al otro día ya subi la actualización. Saludos:3

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  3. Ouch es muy pocoo, porfa mas y rapido .e estoy comiendo mi unas.
    Gracias

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    1. Voy subiendo del cap, actualizo bastante seguido en comparación con otros que hacen de estos fics.

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  4. AY NO PARES JUSTO AHIIIIIII
    Animo que ya casi lo terminas y empezas con el Gran Libro de Sirius!
    Saludos
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    1. ¡SI! Por fin el prisionero de Azkaban, estoy demasiado ansiosa por llegar a ese libro:D Abrazos^^

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  5. ¡Me encanta tu historia! Por favor actualiza pronto, está muy interesante. ¡Ya tengo ganas de que empieces el Prisionero de Azkaban (es mi favorito XP)!
    Saludos

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    1. ¡Gracias! Si estoy actualizando lo mas seguido que puedo. ¡Yo también! Es mi favorito junto con la orden, ejem...Sirius..ejem.

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  6. hola esta super porfis actualiza si que muero por seguir leyendo :) gracias

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  7. hola Por favor actualiza pronto que muero por seguir leyendo si plisssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss te lo suplico

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  8. NO PARES!
    realmente me encanta tu historia, no nos dejes con la emoción, es mejor que los subas enteros, pero ánimos, falta poco para la entrada triunfal de sirius

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    1. ¡No pienso parar! Gracias, ya dentro de un rato actualizo el nuevo capitulo. Es un tema, o subo un capitulo entero y tardo mas o subo de a pedazos y actualizo seguido. Ya pronto se viene el sexy Canutin<3

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  9. hay por favor segui me encanta

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  10. siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.... me ha gustado muchisimo esta parte que has subido, espero que pronto pongas mas :D

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  11. Porqueeeeee haces eso yo nesecito mas porfa.
    Gracias

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    1. Cada actualizacion tiene mil quinientas palabras y actualizo todas las semanas (:

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  12. Cool todo es genial, espero que actualizes pronto

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  13. Hola! que bueno que no nos has olvidado... pero porfavor sigue... me estoy muriendo de la curiosidad por saber que pasará... espero desesperada el tercer libro... espero que los Weasley maten a Lucius por haberle dado el diario a Ginny... gracias por seguir... Alexz...

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    1. ¡Nunca olvido a mis lectores! pero tengo muchas cosas que hacer y voy turnando los fics para actualizar todos. Yo también estoy ansiosa por el libro tres:3 Abrazos^^

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  14. Hola me a encantado la actualizacion, saludos :D

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  15. Me muero de curiosidad para saber de mass porfa actualize pronto
    Gracias

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  16. Estoy muriendo por la intriga!!! Porfavor, actualiza pronto...

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  17. Deberías de poner una linea donde lo dejas.. luego es un lío...

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  18. sube el otro porfa ya no aguanto la emocion nos dejas emocionados

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  19. Cool al fin el final, todo esta genial actualiza pronto porfasss.

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    1. Ya empiezo el ultimo cap y despues viene el libro tres :D

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  20. Hola!! Adoro la historia, ¡solo queda un capitulo y luego Harry Potter y el prisionero de Azkaban, que es mi favorito junto con las reliquias! Actualiza pronto, por favor.

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    1. ¡Gracias! Si, ya empiezo el ultimo cap de este y después viene el libro tres que tambien es mi favorito:3 abrazos^^

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  21. Hola todo lo que escribis es genial!!
    se encuentran muy pocos fanfics buenos y dejame decirte que el tuyo esta increible, el mejor que e leido.
    Espero que actualises pronto estoy muy anciosa.
    Saludos :)

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  22. Como dije antes, te aplaudo por el magnifico fic

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